jueves, 14 de agosto de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 7

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 Comienzo del relato

Pasó más tiempo, el despacho de abogados de Aitor iba bien pero su matrimonio iba mal, el amor conyugal pareció acabarse con la “parejita”, en cuanto hubo niño y niña en el hogar, el amor mutuo se esfumó y ninguno de los dos hizo nada para volver a encender el fuego, así que más o menos de mutuo acuerdo, ella se quedó con el patrimonio y Aitor se fue a vivir a un “loft” del barrio de Gros.

Lo del “loft” era en realidad la parte trasera de un antiguo taller de coches desaparecido como tal, ahora un  bazar oriental se ubicaba en la delantera y aquella especie de gran alcoba había sido convertida en vivienda sin ningún tipo de permiso legal por un familiar de Aitor que se la vendió a precio de primo. Aitor continuaba empadronado en lo que fue la vivienda común del matrimonio y los fines de semana y vacaciones que le tocaba estar con sus hijos o los pasaba en la habitación de invitados de lo que fue su casa, su ex se iba, o en casa de los abuelos de los niños, se llevaba bien con sus padres y con sus suegros, incluso mejor que su ex, o se llevaba a los niños a esquiar en invierno y a una playa francesa en verano, lo que le permitiera su economía, resentida por la quiebra de la sociedad matrimonial.

 Aitor ligaba a veces, no mucho, no encontraba una relación duradera, muchas de sus relaciones eran de una noche. De noche el apartamento de Aitor, desprovisto prácticamente de luz natural, un ventanuco a patio por toda ventilación, podía pasar por una suite de buen hotel, al amanecer, cuando el alcohol se ha evaporado y el aliento de dragón del compañero de lecho nos vuelve a la realidad y a la luz natural, que no se percibía desde aquel zulo, el estudio era deprimente sin ninguna duda. Pero Aitor no se daba cuenta, le gustaba la luz artificial constante, la tranquilidad del sitio le resultaba confortable, una mujer de limpieza pasaba una vez a la semana, manteniendo el nivel de suciedad a una altura soportable… alguna de sus relaciones, más duradera, intentó darle un aire de hogar pero renunció inmediatamente - allí se marchitaban hasta las flores de plástico -,  tampoco ninguna consiguió que él llevase su cepillo de dientes a otro sitio, otro sitio en el que poder compartir una vida.

A Aitor le gustaba ir andando al Palacio de Justicia de la calle San Martín en Donostia, donde reside la Audiencia Provincial, iba por la Avenida, la Avenida de la Libertad, calle principal de la ciudad hasta la barandilla que fija el límite entre la ciudad y la playa de La Concha, luego seguía el paseo unos cien metros hacia la izquierda, babor solía pensar, y nuevamente se introducía entre calles, cruzaba la calle Zubieta y luego la propia calle San Martín, ambas con tráfico muchas veces atascado y conductores enfadados con la vida, para llegar al edificio de la Audiencia. Pocas veces atajaba por la calle Urbieta, solo cuando iba retrasado a algún acto procesal que, a su vez, se iba a retrasar, los abogados corren para esperar en las salas de pasos perdidos de los tribunales, es uno de sus deberes fundamentales.

Habían pasado unos años, quizá diez, quizá quince, una mañana de primavera avanzada, Aitor caminaba a una vista en una de las salas de la Audiencia y se detuvo en el último paso de peatones de la acera derecha de la Avenida, un coche se detuvo al borde del paso cebra a pesar de tener luz verde y ámbar, sin importarle el claxon del que le seguía. Quien conducía el vehículo, asomó medio cuerpo por la ventanilla:

-¡Pasa poeta, que no te voy a atropellar!

Era Miren, con un pelo distinto, algún peluquero loco le había metido la cabeza en una centrifugadora de pintura blanca, y una risa franca. 

- Me ahogo en la resaca de tus ojos de sirena… -empezó el abogado, como retomando una conversación interrumpida brevemente -.

- ¿A dónde vas? Que te llevo – El coche de detrás maniobró, soltando improperios a los dos, y avanzó en cuanto el semáforo se puso en verde -. 

- A la Audiencia, voy más rápido andando, pero dame tu teléfono que te llamo.

- Prefiero llamarte yo, pero no tengo aquí para apuntarlo.

- Los abogados siempre llevamos tarjetas – Una tarjeta de visita apareció en su mano para pasársela inmediatamente a Miren por la ventanilla -..

Los coches de detrás se impacientaban y Miren tuvo que arrancar e irse, mientras Aitor se echaba a correr para no llegar tarde al juicio que empezaba en breve teóricamente. La vista se supendió por causas de fuerza mayor, obligando a los citados, alguno había venido de Madrid y otro de Oviedo, a perder su tiempo y dinero porque el Magistrado Ponente se había ausentado a un curso de formación en nuevas tecnologías, previsto desde hace tiempo pero que nadie había tenido ocasión de darse cuenta que coincidía con aquella vista señalada.


 

viernes, 8 de agosto de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 6


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Este relato comienza en

 El calendario siguió su curso - tiene esa costumbre, el calendario -. Aitor se inscribió en el Colegio de Abogados y se incorporó a un despacho, un gran despacho con buenas instalaciones en pleno cogollo del centro de Donostia, donde pasó rápidamente de ocupar el pequeño despacho junto a la puerta a ver su nombre puesto en la placa con letras del mismo tamaño que las del nombre del fundador que quedaba vivo y a ocupar el despacho dejado libre por el fundador fallecido. Hernani RT había prescindido de los servicios del entrenador irlandés y Miren no estaba en las descencijadas gradas cuando Aitor visitó por última vez como jugador en activo el viejo campo de rugby de Landare Toki, justo la semana anterior de su boda con una donostiarra, hija de un industrial armero reconvertido en banquero y bodeguero, a nivel de consejos de administración, - en Euskadi se llama industrial armero a los traficantes de armas, las armas se fabrican por estos industriales para venderlas -. La siguiente ocasión en la que se encontró a Miren habían pasado quizá tres años y algún bautizo de la descendencia que tuvo en esa boda. Su suegro ya era presidente de un montón de entidades y aspiraba a ser presidente de la Real Sociedad de Fútbol de San Sebastián  aunque no se apellidase Aperribay. 

En lo que fue Hospital Militar prácticamente adosado al campo de fútbol de Atocha y cuando éste se demolió, se instaló el conjunto de los tribunales de la ciudad, salvo la Audiencia Provincial que continúa en el viejo Palacio de Justicia en la calle San Martín. El Juzgado de Guardia del actual Palacio de Justicia de San Sebastián,  se encuentra debajo de la Sala de Bodas, para evitar situaciones jocosas, los detenidos entran y salen por un aparcamiento subterráneo y los asistentes a las ceremonias por una escalera que forma el pórtico de la puerta del juzgado de guardia. Después de asistir a unas declaraciones de unos detenidos, pasadas las 12 del mediodía, Aitor y un colega abogado salían por la puerta del Juzgado de Guardia con sus respectivos portafolios cuando un grupo folclórico iniciaba un aurresku en honor de una pareja que salía entre lanzamientos de arroces y gritos de invitados, el baile les impedía el paso en su camino y Aitor descubrió que la contrayente que salía alborozada era Miren y el flamante marido era un colorado y rollizo Albert.

- Tenme esto que tengo que besar a la novia.

Dice Aitor en cuanto la vé, pasando el portafolios al otro abogado y se abre paso entre los invitados, algunos le reconocen, jugadores de rugby entre ellos, hasta que Miren y Albert le descubren simultáneamente con reacciones bien distintas, una se ríe y el otro no.

- ¿Pero tu qué haces aquí?

- De librar de la cadena perpetua a un cliente, como la que te ha caído a ti.

Esto lo dice Aitor en un susurro al oído de Miren, mientras algunos invitados le molestan en su acercamiento pero Miren consigue susurrarle antes de que queden separados.

- La cadena perpetua no existe, poeta.

Los amigos posiblemente del novio le apartan a Aitor que no ha podido besar a la novia y la boda se aleja hacia los coches. Sin pensarlo mucho, Aitor le dice a su acompañante:

- La cadena perpetua no existe y el partido no acaba hasta que el arbitro no pita.

viernes, 1 de agosto de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 5

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Comienzo de esta historia

 - Baita ere, Lapurdi, ta Nafarran.  Guztiok gara euskaldun, guztiok anaiak gara, Nahiz eta hitz ezberdinez, Bat bera dugu hizkera… Los donostiarras sois capaces de destrozar cualquier cosa.

Miren, vestida con un maillot del equipo de rugby de Hernani y unos pantalones de chándal se acercó cantando entonadamente a Aitor por la espalda, algo más joven que él, llevaba también un vaso de plástico en la mano pero vacío, los ojos le brillaban acuosos, posiblemente porque ya había bebido suficiente como para empezar a tambalearse pero las ganas de encontrar a Aitor, en el que se llevaba fijando toda la jornada, y la música le permitían guardar un equilibrio inestable.

Aitor llenó con su vaso el vaso de Miren, para quitárselo a continuación y beberlo de un trago, luego metió un vaso en el otro y los tiró a un grupo de los que cantaban y saltaban un poco más lejos, como si lo esperasen dos de ellos levantan a un tercero que recoge el paquete en el aire como un balón en una touche de rugby. Aitor se vuelve, coge a Miren adecuadamente, la pone a bailar y siguen cantando ambos, cada uno a su modo.

- Guziok gara eskualdun, guziok anaiak gara, Nahiz eta hitz ezberdinez, Bat bera dugu hizkera.

Se iban formando parejas que bailaban, aunque la mayoría de los jóvenes seguía la música con ciertos movimientos más o menos acompasados, Aitor y Miren eran la pareja que más giraba, saltaba, haciendo pasos inapropiados, a veces parece que se va a caer, a veces llegan a tropezar con otras, hay quien protesta y gesticula enfadado hacia ellos.

- Estos franceses son unos sosos -le grita Miren al oido.

Aitor le coge una mano y bailando se la lleva al otro lado de la pared del frontón, desapareciendo así de la fiesta, allí hay un pequeño prado que pudo ser antes un parque, algunos descuidados macizos de hortensias así lo indican, hay indicios en el suelo de que hubo mesas y bancos, parece que un arroyo limita el terreno un poco más allá, la carretera que rodea el frontón también forma otro límite, pero Aitor y Miren ahora se están besando, boca contra boca, cuerpo contra cuerpo, mientras bailan, Miren necesita ponerse de puntillas para acariciar el cuello y las orejas de Aitor, las manos de Aitor se introducen por la espalda en la ropa de ella, palpando y acariciando, mientras se van acercando hacia el muro en busca de un punto de apoyo. Miren está disfrutando con las caricias, bastante torpes y le deja hacer sin ninguna resistencia, aunque no tiene intención de dejarle pasar de un calentón. Aitor está arrepintiéndose de no haber metido condones en la cartera porque la chica, en la que se había fijado por la mañana, cuando llegó el autobús de Hernani, pero alguien había comentado que era la novia del entrenador irlandés del club, así que la situación actual le resultaba un poco extraña.

- ¿Y tu novio, Albert?

- Ése está durmiendo en el autobús y me ha dejado descuidada todo el día y yo necesito marcha ¿Te pasa algo con él?

- Nada, princesa de Landare Toki, nada, me gustan todas las marchas.

Ha caído la noche, Aitor le pone una mano en un pecho y juega con el pezón, luego acerca la erección al pubis de ella y continúa explorando su cuello con su lengua.  Miren se estremece un momento y se da cuenta que la música se acababa en la fiesta. Ahora las dos manos de Aitor están en sus muslos y  ella ya había perdido el control de si la verga de él estaba aún dentro de su bragueta o podía empezara buscar destinos más profundos, una vez que la alzase…Aitor ha evaluado en su interior la situación, el alcohol no ha eliminado todas sus barreras y sigue con la bragueta cerrada, mientras acaricia los muslos de Miren.

- Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme. ¡Ah los vasos del pecho! ¡Ah los ojos de ausencia! ¡Ah las rosas del pubis!

Aitor le empieza a recitar poemas de Neruda  pero Albert, un tipo grande, más mayor de edad que ellos y con acento irlandés, va vestido con un chándal de Hernani RT ha aparecido por la carretera.

- ¡¡¡Tortolitos, dejad de enrollaros que los autobuses se van y os quedáis aquí, que esto es el culo del mundo!!!

Aitor saca las manos precisamente del calor del culo de Miren y se arregla la ropa, divertido.

- Yo me llamo Aitor ¿Tú como te llamas?

Miren ya lo sabía pero se da cuenta que ni siquiera se han presentado, hábilmente se coloca el sujetador en su sitio y se lo abrocha, se ajusta los pantalones, oculta de Albert por el corpachón de Aitor.

- Miren... a ver si vienes por Hernani, que esto se estaba poniendo interesante, poeta.

Ambos se besan, más de lo necesario para despedirse.

- ¡Pero hostias, dejarlo de una puta vez, que ya tendréis ocasión!

Albert riñe como quien riñe a unos niños, Aitor, por si acaso, se aleja hacia el otro lado del frontón y Miren, sin embargo, avanza resuelta a la carretera.

- ¿Y tú? ¿Qué? ¿Te has despertado con mal genio de la siesta?

Esto sigue

viernes, 25 de julio de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 4

Imagen generada por IA a partir de una sencilla canción: Bagare.


 A comienzos de los años 80, se escindió la sección de rugby del Atlético de San Sebastián, que era el club deportivo más importante de la provincia de Gipuzkoa después de la Real Sociedad de Fútbol. El nuevo club, Bera Bera, pasó a ser el referente del rugby en Gipuzkoa, mientras que los esfuerzos del viejo club para mantener una sección de rugby rozaban la inutilidad, así que en los 90 el Atlético de San Sebastián tenía campo de rugby en la avenida de Bera Bera por cierto y un equipo de rugby que sufría en categorías inferiores siempre buscando jugadores. Aitor había jugado a rugby en el equipo universitario de la Facultad de Derecho, anteriormente jugaba a pelota mano en un club del barrio de Intxaurrondo sin destacar en forma alguna. En el verano de 1990, había aprobado la última asignatura de la carrera en julio, alguien le dijo de apuntarse al equipo de rugby del Atlético para poder seguir disfrutando del buen ambiente de los partidos universitarios y así lo hizo. Una de las cosas que tenía el Atlético es que se iba al lado francés de los Pirineos a jugar con equipos del otro lado, se decía que el contacto con un rugby superior mejoraba a los equipos del sur pero esto nunca se ha demostrado que sea cierto.

Debió ser en uno de estos viajes deportivos al otro lado, a Iparralde en el lenguaje habitual del club, cuando encontró por primera vez a Miren. Había un festival en el que participaban equipos de diversas regiones y de diversas categorías, también había una participación de Hernani. Era un pueblo de los que salen poco en el mapa, quizá Navarrenx, quizá una aldea próxima. Los encuentros habían empezado al amanecer prácticamente y cuando acabaron, la organización había montado un fin de fiesta, el tercer tiempo, para todos los participantes en un frontón francés sin pared izquierda, un poco apartado del núcleo del pueblo, había mesas con comidas y bebidas, unas pancartas anunciaban algo del “tournoi amicale rugby, un pequeño escenario estaba ocupado por un grupo de cuatro que cantaban canciones populares en vasco, acompañándose de guitarra, acordeón y pandereta. Los asistentes, jóvenes de ambos sexos pero muchos más chicos que chicas comían, bebían, cantaban… Aitor y los del Atlético estaban eufóricos, habían perdido el partido disputado pero con un resultado digno y el entrenador les había felicitado, así que se lanzaron sobre la sangría o sucedáneo de sangría que habían preparado los voluntarios de la localidad como si hubieran atravesado un desierto sin bebida, Aitor había acabado enfrente del escenario con un vaso de vino en la mano y cantando, es una manera de decirlo porque Aitor es incapaz de dar una nota en su sitio en cualquier canción, por muy popular que sea. Pero el alcohol en vena le había quitado el pudor que, casi siempre, le hacía estar en un último plano cuando los demás cantaban, así que gritaba, siguiendo apenas la música.

- Araban bagare, Gipuzkun bagera, Xiberun bagire, Ta Bizkaian bagara… Araban bagare, Gipuzkun bagera, Xiberun bagire, Ta Bizkaian bagara… Baita ere, Lapurdi, ta Nafarran.

Esta sencilla canción ensalza la unión de los vascos, a pesar de todas las variantes del idioma vasco, entre cinco e incontables, que se siguen hablando conviviendo con la unificación alcanzada al final de los años 60 del siglo XX en el “euskara batua”, por ello se puede decir que un idioma milenario apenas tiene 50 años. El grupo labortano de cantantes, acostumbrado a actuar en botellones multitudinarios, no reparaba en los desafinados gritos de Aitor y otros.

El relato continúa


viernes, 18 de julio de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 3

 

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Aitor saca un yogur del frigorífico, lo prepara con un poco de miel y se lo va comiendo, después sigue hablando afectuosamente. 

- No te cabrees. Tengo tu currículum encima de la mesa y seguiré insistiendo. ¿Hace un poco de siesta en el cuarto en vez de delante de la tele?

-  ¿Encima querrás follar? Y ayer a la noche nada de nada, como todas las putas noches de la semana.

Miren ya está otra vez en la gama alta de reproches pero Aitor los deja pasar.

- Ayer estabas un poco cargada después de la vuelta con la cuadrilla por el pueblo y además cuando llegaste a casa me mordiste en la nariz hasta hacerme daño, así se me quitan las ganas de hacerte el amor. Pero yo te quiero ¡Anda, como en los viejos tiempos!

Ahora es Miren la que está buscando algo en una alacena, saca otra botella de vino, la pone junto a la vacía, retira ésta al lado del cubo de la basura, coge un sacacorchos de un cajón, abre rápidamente la nueva botella y rellena el vaso.

- Solo se te pone dura por las mañanas y bien que me la pones en el muslo, que parece que crees que hay allí un agujero o que me da placer que me pasen un tronco por la pierna.

La descarga ha afectado a Aitor que reacciona herido.

- Es que solo hacemos el amor ya las mañanas de los domingos y algún festivo y eso, si no montas una de esas excursiones con la cuadrilla, que hay que dormir en un albergue, todos juntos y bien mamados.

La réplica de Aitor ha sonado ridícula, es una gacela reprochando a la leona hambrienta que se la vaya a comer.

- Si le llamas hacer el amor a descargar tus putos huevos en mi interior después de cascártela dentro de mi coño, yo no, yo lo que quiero es follar cuando me apetece y si te pongo las tetas en la boca y te doy mordisquitos en la nariz es para que me folles de verdad y como lo hacías al principio, que donde me atrapabas me la clavabas, cacho cabrón; ahora todo te parece mal; siempre crees que estoy borracha y además me dejas sola, como ayer, con los amigos, a la menor excusa.

No ha gritado, en ningún momento lo ha hecho, es cuestión de tono y no de volumen pero la bronca es dura, si hubiera espectadores, que no los hay, podrían pensar que la violencia física va a estallar de un momento al otro.

- Tenia que levantarme temprano y no tenia sentido beber por beber. Y no te pareció mal. Me diste tu permiso. Y luego llegas a casa, te desnudas, me saltas encima y me muerdes la nariz hasta que me saltan las lagrimas. Una noche me la vas a arrancar.

La gacela sabe que ha perdido, que la leona le puede devorar cuando quiera, solo le cabe esperar que todo pase pronto.

- Mariconazo, nena, quejica. Vete a tomar el café al bar de abajo.

El triunfo se disfruta en soledad, los restos de la gacela deben desaparecer de la vista.

- Procuraré volver en el cercanías de las 7 ¿Donde esperarás?

- En el bar de costumbre.

Aitor le da un beso de despedida, otra vez en el pelo y apresuradamente recoge su chaqueta, pasa por el baño brevemente y sale del piso en silencio, sus pensamientos retroceden en el tiempo, no siempre las cosas fueron así...

Continúa

viernes, 11 de julio de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 2

Inicio de la historia 

A las 13,55 horas, en la estación de tren del barrio de La Florida en Hernani, ha llegado un tren de cercanías, el que va de Irún hacia Brínkola, de un límite al nordeste de la provincia a un límite al sudoeste. Se han bajado tres viajeros, uno de ellos es Aitor, 45 o 50 años de edad, viste traje y corbata,  es un “chicarrón del norte” que decían las abuelas. Después de que el tren ha arrancado y se ha perdido hacia la parada inmediata en el apeadero, Aitor cruza las vías apresuradamente hacia la salida, directa a una avenida que gira a la derecha, rodeando la colina. Continúa por las aceras hacia unas viviendas modernas al fondo, más allá de la explanada del estadio, a veces corre incluso, pero siempre su paso es acelerado, no se desvía, solo entra en una panadería del camino y sale con un pan. Llega, por fin, a un portal de un edificio que no tiene 10 años de construcción, abre la puerta con unas llaves que saca del bolsillo y sube corriendo hasta el segundo piso por las escaleras. Abre la puerta de la vivienda y se dirige a la cocina que está inmediata a la entrada.

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Es una cocina alargada del pasillo hacia la luz de una ventana en la fachada, en el lado derecho están los fuegos, el frigorífico, el lavaplatos y el fregadero, al otro lado una mesa con dos sillas, un horno microondas en una estantería encima de la mesa, hay otras estanterías y armarios por las paredes. Los muebles y aparatos son buenos, de los que salen en las revistas especializadas en decoración. Hay luz, toda la luz que puede entrar en un día despejado.

Sobre la mesa de la cocina hay una fuente con la mitad de una tortilla de pimientos y tomates, hay una botella bordelesa de vino tinto mediada, el vino es un crianza rioja, también están puestos cubiertos completos para dos personas. Una mujer de la misma edad que Aitor está sentada en el lado de la ventana, con su plato usado enfrente, el vaso de vino en una mano y un cigarrillo en la otra. Es Miren. Miren no es guapa, tiene unos ojos que taladran pero, sin ellos, su rostro pasaría desapercibido en cualquier evento social. Acaba el cigarrillo y aplasta la colilla en el plato junto a un par de colillas más que se pringan con los restos de comida. Mira hacia la puerta sin decir nada, acaba el vino, deja el vaso y coge la botella para servirse más.

- Hola cariño. ¿No me has esperado para comer?

Aitor deja el bollo de pan y las llaves junto al plato, la chaqueta en el respaldo de la silla y se lava las manos en el fregadero, manteniéndose alejado de Miren un tanto artificialmente. Su voz ha sido suplicatoria, a pesar de la evidente inutilidad de su pregunta.

- ¡Haber llamado! He creído que no vendrías.

El reproche no ha cogido por sorpresa a Aitor que sigue limitando sus movimientos a la parte de la cocina más alejada de la ventana y de Miren hasta que ésta ha acabado su frase, ha bebido otro vaso de tinto y ha dejado el vaso vacío para rellenarlo de nuevo, entonces se acerca a ella y le da un beso en el pelo.

- He llamado y no has cogido. Se me ha escapado el cercanías anterior.

Hay un tono de inutilidad en la voz de Aitor, puede que ya esté resignado a una condena por un delito para el que no hay atenuantes y, mucho menos, eximentes.

- ¡No te he oído, estaba preparando la comida para “el señor” y no he oído el puto teléfono, podías haber insistido, para eso están los móviles, para avisar, y no digas que la cobertura en el tren es mala, manda un mensaje, hostias! ¡Tú y tu cabeza ocupada con el juicio de hoy o con las pruebas que tienes que presentar mañana, cojones! Las demás no importan nada.

Miren ha disparado sus palabras sin ninguna ironía, una mezcla de constatación y de decepción en un guiso de enfado.

- He insistido y te he dejado un mensaje en el contestador automático. Esperaba que miraras el teléfono si tardaba.

La última frase es una mentira evidente. Aitor no esperaba otra cosa que lo que está pasando, por eso ha corrido desde el tren, como para justificarse ante sí mismo que hacía todo lo posible por evitar lo inevitable. Aitor se sirve agua del grifo en su vaso sin sentarse. Sabía que Miren habría dejado el teléfono en el fondo del bolso y el bolso en el dormitorio al otro lado del piso cuando había ido al baño al regresar de la compra y que no lo habría buscado hasta que ya era tarde, el siguiente tren ya estaba llegando a la estación y Aitor iba a llegar sudoroso corriendo.

- Pues tenias que haber insistido más. Hay tortilla de piperrada pero ya estará fría.

Aitor se sirve la tortilla de la bandeja en su plato, abre el microondas y mete el plato sin cerrar la puerta, busca por encima de los muebles y por debajo, se agacha y debajo de la mesa coge la tapa de plástico para el microondas, la pone encima del plato, regula y pone en marcha el horno, con gestos rutinarios.

- Muchas gracias. Ya lo siento, cariño. Seguro que estará riquísima.

Busca con su mirada la de ella para que Miren capte la sinceridad de sus palabras. Aitor saca el plato del microondas con la ayuda de un trapo de cocina, deja la tapa protectora dentro, cierra la puerta del horno y empieza a comer con apetito.

- Toda la puta mañana limpiando la casa donde vive el señor, lavando la ropa del señor, el señor tiene que ir elegante a su trabajo, haciendo la comida para el señor… ¡A ver si me consigues un puto trabajo de verdad de una puta vez entre esos «amigos tan importantes» que tienes!

La voz de ella ha expresado una rabia apenas contenida, una rabia dirigida más al mundo que a Aitor, aunque es Aitor el que recibe la agresión sin inmutarse, como si asistiera a una comedia que no tiene nada que ver con él.

- Cariño, te conseguí un trabajo de oficina, bien pagado, con José y le dejaste plantado sin explicaciones a las dos semanas.

Aitor lo ha dicho con el mismo tono de afecto, quizá un poco demasiado paternal, la irritación de ella vuelve a subir un grado mientras el nivel del vino sigue bajando en la botella.

- Tenia que ir a aquel puto pueblo todos los días y aguantar las ordenes del gilipollas de su socio. Eso no era un trabajo, era hacer de niñera de dos subnormales.

Se nota que no es la primera vez que ella ha dado esta explicación a Aitor que, después de acabar de comer, deja plato y cubiertos en el fregaplatos.

- Tendrías que mover un poco más el culo, tú. Tu también conoces gente por aquí, por Hernani, eres muy popular…

Ella corta el tímido reproche y acaba de vaciar la botella en el vaso.

- Aquí solo me coge mi hermana de niñera para sus hijos. Y no me digas lo de popular, que ya sé lo que quieres insinuar.

- No quiero insinuar nada. Tienes amigas y amigos que te aprecian, puedes decirles que quieres trabajar de lo que sea.

Hay un silencio mientras Aitor ha permanecido con la puerta del frigorífico abierta, buscando algo con la mirada y Miren ha dejado vacío el vaso lentamente y lo hace bailar en torno a la botella también vacía, luego empieza a hablar con calma, mostrando que sabe ser cariñosa.

- Te crees que no se lo he dicho mil veces pero todos dicen que no tienen puestos como para mi y que «tu novio, que es muy importante en Donostia, te lo puede conseguir más fácil» ¡Hasta las tetas me tenéis todos, putos imbéciles!

Continúa

lunes, 7 de julio de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 1

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Mientras en un mercado de una ciudad china de cuyo nombre no quiero acordarme pero que es fácil de encontrar en Internet, alguien decidió comprar el bicho necesario para hacerse una sopa de murciélago, ignorando que el animalico era portador de un virus, en Hernani, el viento sur había propiciado un día caluroso y soleado.

Hay días en que Hernani está hosco, está hosco desde la mañana temprano. Aunque no sé por qué digo hosco en realidad, si puedo decir desagradable o cerrado o con ganas de soltarte una hostia por pasar por ahí.

La estación de tren de Hernani no está en el centro del pueblo, está en el barrio de La Florida, el centro del pueblo cuenta con un apeadero y, por lo general, la mayor parte de los viajeros de los trenes de cercanías utilizan el apeadero, así que se puede decir que la estación, primera parada viniendo de San Sebastián, es el apeadero de Hernani en realidad.

El núcleo de Hernani está en una colina, hay que coger un ascensor o subir unas interminables escaleras y rampas desde el apeadero hasta esa parte vieja de la villa. Más abajo, el barrio de La Florida era un caos de fábricas y talleres con casas populares desde los años 40 hasta finales de los 70. La crisis de los 70 y la especulación inmobiliaria fueron cerrando fábricas y creando urbanizaciones a lo largo de ejes urbanos que le dieron el aspecto de un ensanche de San Sebastián a esta parte llana de Hernani, antiguas marismas, que incluso cuenta con un pequeño estadio de atletismo como una especie de plaza central de la barriada, a la que se asoman viviendas soleadas, chalets adosados, caseríos desde las colinas que cierran el horizonte, viviendas de protección social…

Aitor tiene que recorrer andando, desde la estación hasta el inicio de la Cuesta de la Muerte, el par de kilómetros que separan la estación del piso de Miren, dos kilómetros bajo la lluvia, los días de lluvia, dos kilómetros al sol los días de viento sur. Miren vive en una de las salidas de Hernani hacia Donostia, a su casa se llega bajando de Hernani – los habitantes del barrio hablan de que suben a Hernani cuando se acercan al centro del pueblo -, pero luego hay que volver a ascender para salir del término municipal hacia la capital o hacia la antigua carretera nacional I.

-  Hay mañanas en que pongo un pie en la calle o en la plaza y  ya está, ya noto que el pueblo está hosco, especialmente hosco para ser Hernani, porque sé que para muchas gentes de fuera de Hernani les cuesta diferenciar esos días de los demás, de los días “normales” pero sé que esas gentes son de las que dicen “¿A Hernani? Ni para heredar” y luego te los encuentras en “sanjuanes” como si tal cosa  -por cierto ya están los “sanjuanes” a la vuelta de la esquina-. Pero ahora que vivo en Hernani, es que lo veo, hay mañanas en que el pueblo está hosco, muy hosco.

Aitor ha explicado a un procurador de los tribunales en una cafetería de Atocha, cercana al Palacio de Justicia, cómo es su vida de donostiarra en Hernani. Aitor es abogado, abogado con más de veinticinco años de ejercicio de la profesión en Donostia.

 Los días de viento sur no son mejores que los días de lluvia para hacer los dos kilómetros entre la estación y el portal de la vivienda de Miren a casi las 2 de la tarde, el sol busca cómo aplastarte contra el suelo y los arquitectos rifaron los soportales entre los edificios, así que las fachadas de ladrillo cara vista reflejan los rayos del sol sobre el cogote de Aitor que corre más que camina desde que se bajó del tren.

¿Por qué está hosco Hernani? No es un día de finales de noviembre o de inicio de diciembre de 2010, un día en que fuentes de ésas, que se dicen generalmente bien informadas, habían afirmado rotundamente que “estamos en el comienzo del principio del inicio del prólogo de la salida del introito del arranque de la partida del origen del primer paso del proceso del camino del fin de ETA, pero que no se puede asegurar, así que prometen seguir informando”. Aquel día para la esperanza de mucha gente en Euskadi. Sin embargo, quizá porque, como todos los días, la humedad industrial del río Urumea se pega a los pirulos de la recogida de basuras “puerta a puerta” que vino para quedarse y se ha quedado y ya está y sigue funcionando o quizá porque es un día en que ya ni se percibe el olor a orinas permanentes petrificadas en lajas y paredes sobre los detergentes esfuerzos municipales o quizá porque los fantasmas del síndrome de Hernani que se petrificaron también en todos los años de plomo siguen ahí, en los restos de pintadas y pancartas de interés arqueológico, que los fotógrafos y camarógrafos siguen documentando en todas las televisiones y publicaciones. Pero Hernani sería Santander, sin esa protesta gráfica petrificada de quienes dictaron su agenda diaria durante tanto tiempo, Santander o así, por eso tiene que quedar ese resto de nostalgia del telón de acero gris, ese telón que separaba Hernani de la “normalidad” y de la caricatura.

viernes, 4 de julio de 2025

¡¡LAVAL, EL TOUR ES UNA SIESTA !!




Laval es final de etapa del Tour el sábado 12 de julio. Laval es Francia y Francia existe para hacer bonito en las retransmisiones ciclistas mientras dormimos la siesta, como ya hemos dicho.

Llevo tres años viviendo en Laval, mi exilio « lavallois » se acaba el mes que viene y regreso al pequeño país, a la eurociudad « donostibiarrota », el gran balneario de la Costa Vasca pero me apetece escribir hoy de Laval aprovechando que el Tour la ha puesto en el mapa.

Para situarnos, si se abre el álbum de Asterix por la página en que se sitúa la aldea gala irredenta, Laval está a la altura del campamento romano Babaorum y hoy en día está en un punto central entre Le Mans, Rennes y Angers, un poco al sudoeste de París y a 1 hora y cuarto en TGV de la estación de Montparnasse y a poco más de 100 kilómetros de la costa bretona o sea que tiene escapatorias atractivas.

Laval en sí se visita andando en un paseo mañanero y poco más. Hay cosas para hacer turismo y con voluntad se puede llenar incluso la tarde y parte de la noche, me explico a continuación.

El MANAS, museo de arte naïf, en el viejo castillo, en la colina. Es un museo cruel, al que voy mucho, es gratis. Reúne los cuadros que, si te  regalan uno, te dan un disgusto porque tienes que romper tu amistad con el que te ha hecho el obsequio. La fealdad expuesta en casa ajena, muy buen exhibida en este museo, tiene su atractivo y además cambian a menudo porque tienen abundante fondo lógicamente y las exposiciones temporales son muy buenas dentro de ese tipo horrendo de arte. Ahora tienen un cuadro de Rousseau en préstamo, la encantadora de serpientes, pero normalmente solo tienen uno pequeño, bastante birria, de este pintor nacido en Laval, a escasos metros del museo. Nadie de los que he llevado ha salido decepcionado, merece ser la primera visita. Además el castillo viejo, su jardín, la terraza con la vista sobre la ciudad y el río y el castillo nuevo forman un conjunto de indudable encanto y con rincones que hay que fotografiar o pintar.

El jardín de la Perrine no está lejos del Manas y es un gran parque con una bonita rosaleda, darse una vuelta por él estos días, abstenerse alérgicos, es agradable. Para llegar a la Perrine se pasa por la parte vieja de Laval un poco y a la vuelta se pueden visitar sus calles con sus casas medievales donde han cerrado hasta los bares aunque en la parte baja hay una zona de pubs y discotecas que se mantiene viva incluso por la noche los viernes y sábados, Laval es una ciudad universitaria y los estudiantes necesitan beber de las fuentes del saber que, como todo el mundo sabe, se destila produciendo alcohol en todas sus variedades. Inevitablemente se ven restos de lienzos de las murallas, puertas y torres que conformaban el primitivo casco alrededor de la colina donde se encuentran el castillo y el jardín.

El río Mayenne invita a navegar tranquilamente por él, se alquilan embarcaciones de todo tipo en pleno centro, cerca del viaducto del tren, hay esclusas para bajar y subir en la excursión fluvial. La tentación de bañarse dura poco, el agua del río es veneno de pesticidas y abonos, así que hay que ducharse después del esfuerzo en el alojamiento. El paseo por el camino de sirga en cualquiera de las orillas y en cualquiera de las direcciones es también muy agradable, hay chiringuitos varios para reponer líquidos y el paisaje seduce al artista que todos llevamos dentro, algunos muy dentro.

Se pasa delante del ayuntamiento sin querer, acaban de arreglar la gran plaza y explanada de delante donde han instalado un mercado cubierto. En un rincón, junto al tiovivo permanente, está la estatua de Ambroise Paré, primer gran cirujano militar, nativo de Laval.

Se pueden visitar algunas iglesias, es un país muy católico, la de Avesnieres no está mal, la catedral es fea en mi opinión, pero tiene el detalle morboso de recordar que se guillotinaron a 14 curas allí al lado y que el tribunal revolucionario estaba compuesto de otros curas. En la gran plaza que se forma entre la catedral y el castillo nuevo hay mercado de productores locales el sábado, gran animación, y el martes, en esta plaza, en su parte baja hay una buena panadería, la Maison du Pain, que tiene una plaza en su fachada donde se recuerda a los guillotinados.

En otra colina, se encuentra el Pequeño Teatro de la rue Jean Maçé, no es monumental pero es el teatro en el que he vivido artísticamente estos años. Es un teatro patera, se puede consultar la programación en « Bouger en Mayenne », revista de promoción de las actividades culturales del departamento, pero si está anunciada « Ubu en Afrique », la pieza estrella de la compañía residente.  llevamos tres años con ella,  merece la pena verla, una versión africana del texto de Alfred Jarry, nacido en Laval, con dos docenas de actores inmigrantes, sin papeles muchos, representada en 17 idiomas…

Hay que coger el coche, a 17 kilómetros está el Museo Robert Tatin en Cossé Le Vivien. Museo al aire libre con las esculturas – y pinturas en unas salas -,  de este personaje, pintor y escultor, indescriptible. No es precisamente un  cerebral escultor vasco de los que conocemos. Su casa y su parque están llenos de alegría y de esperanza, espectacular. No hay que irse de Laval sin verlo. 

Y, para mí, esto es Laval. Se me escaparán cosas inevitablemente pero no soy una guía.





martes, 1 de julio de 2025

EL REGRESO DE ANTXÓN ¡NO TE LO PIERDAS! A PARTIR DEL 1 DE SEPTIEMBRE

Imagen generada por IA


EXT. CASA DE ANTXÓN MASSÉ - DÍA


Una cálida luz del sol ilumina la entrada de una casa neovasca sita en Biarritz no muy lejos de la pequeña playa del « Port Vieux ». La cámara se acerca lentamente, revelando un cartel en la puerta que dice: "¡He vuelto!"


[ANTXÓN] (OFF) (Con tono entusiasta) Hola.


CORTE A:


INT. ESTUDIO DE CINE - DÍA


ANTXÓN se sienta frente a una cámara, con una gran sonrisa.


[ANTXÓN] Han pasado tres largos años desde que empecé mi aventura en Laval, allá donde el druida Panoramix perdió el caldero, la verde y brumosa Francia del norte. He vivido experiencias increíbles, conocido a personas maravillosas y aprendido lecciones inolvidables. Pero, al final, siempre supe que volvería a casa.


CORTE A:


EXT. AEROPUERTO DE LAVAL - DÍA


Una multitud pequeña se despide mientras ANTXÓN aborda un pequeño avión que apenas cabe en el reducido « aeropuerto ».


[ANTXÓN] (OFF) Ahora, estoy emocionado de compartir que he regresado a mi hogar, en el pequeño país, en Euskalherria. Y no puedo esperar para reencontrarme con todos ustedes, mis queridos amigos y colegas del audiovisual.


CORTE A:


INT. ESTUDIO DE CINE - DÍA


[ANTXÓN] Tengo tantas historias que contar y tantas cosas que compartir. Desde momentos divertidos hasta desafíos inesperados, ha sido un viaje inolvidable. Y ahora, estoy listo para continuar nuestra aventura juntos.


CORTE A:


EXT. CASA DE ANTXÓN MASSÉ - DÍA


ANTXÓN abre la puerta, invitando a sus amigos a entrar.


[ANTXÓN] Espero verlos pronto para ponernos al día y crear nuevos recuerdos juntos. ¡Hasta pronto!


FIN.


Antes del genérico se ven los rótulos siguientes :


ANTXÓN MASSÉ

Teléfono : 636491556 (Movistar)

Correo : antxonmasse@gmail.com


CV




domingo, 29 de junio de 2025

VÍBORAS

 

Imagen generada por IA

El pequeño zorro de piel dorada, casi albina, sale corriendo con una salchicha en la boca, un cocinero que tiene pinta de boliviano se ríe en la puerta de la cocina del Hotel de Llanos del Hospital. Jon y Coro, los Galtzagorri, se desperezan mientras se ajustan las botas en el amanecer, el sol está oculto en las cimas del este, hay rocío más que escarcha en los matojos, están llegando coches y algún autobús al aparcamiento pero la pareja ya está cruzando el arroyo buscando el sendero que remonta hacia el oeste por la cara sur de la colina, a sus espaldas las Maladetas y el padre Aneto aún no asoman, las estribaciones del macizo que empiezan a iluminarse los ocultan, se prevé un día soleado y caluroso.

La senda está bien marcada y se adentra en el Barranco de Literola, no hay remontes, los michelines y las posaderas se notan más que las mochilas « de ataque » que ambos llevan, al atravesar el bosque ya están sudando, el sonido del agua invita a mear y a beber con frecuencia. Los jóvenes acelerados de una excursión les saludan en euskera mientras les adelantan pero enseguida se los encuentran reposando un instante junto a unas rocas, dos de las chicas de la excursión han desaparecido para satisfacer una íntima necesidad y los demás les esperan charlando en castellano. Aunque saben que a escasos minutos les adelantarán, Coro prefiere seguir valle arriba sin detenerse, siguiendo el río, el sendero es claro y los hitos de piedra los « caïrns » abundan, parecen cagadas petrificadas de algún animal jurásico, la pendiente se vuelve cada vez más pronunciada y el sol no tiene piedad de los montañeros, los insectos tampoco, el sudor, las cremas, los rododendros… ponen el ambiente olfativo, las marmotas silban y un par de rapaces parecen responderles desde su planeo en el cielo azul. Jon Galtzagorri que miraba en el bosque donde ponía los pies por no pisar alguna víbora distraída, ahora observa las rocas con detenimiento por si acaso hay alguna víbora bronceándose. Coro lee en su mirada lo que está pensando.

Pasan una cabaña, del Forcallo dice el mapa, y continúan subiendo, apenas son las 10 de la mañana y parece que caminan por encima de grandes palomitas de maíz buscando con la mirada el hito siguiente, hay alguna marca de pintura roja también, los tipos que las hicieron y los que las repasan de vez en cuando son admirables aunque lo hagan por adicción, no lo pueden evitar. El barranco señala el rumbo y llegan a un charco, el Ibonet de Literola según el mapa, la pendiente obliga a los dos montañeros a convertirse a la tracción a cuatro extremidades, los bastones percuten en las rocas, lo que seguro que aleja a las víboras, se tranquiliza Jon,  pero llegan a un lago más grande, llamado por el dibujante Ibón Blanco de Literola, el circo que lo rodea invita a quedarse disfrutando de la panorámica pero todos los excursionistas, medio centenar o más, que les han sobrepasado, ya serpentean por el canchal que baja desde la cima. Coro recuerda en voz alta que la guía dice que aquí comienza « el tramo más exigente y empinado de la ascensión ». Ya no va a haber agua, hay que cargar con las cantimploras llenas para subir y bajar.

El camino es evidente, los precedentes lo han dejado señalado y además provocan inevitablemente que algunas piedras rueden ladera abajo hacia ellos, la grava, las piedras sueltas y el cansancio acumulado hacen la pendiente más fuerte y el terreno más incómodo, se intuye que la cima está cerca, como siempre en montaña es un espejismo porque, incluso cuando se llega a la cresta cimera y se ve la vertiente norte vertiginosa a los pies, hay que trepar una joroba, "falsa cima"  dice la guía, antes de alcanzar la cumbre principal donde no hay sitio apenas entre los bloques de granito; la feria de ikurriñas, autorretratos e irrintzis parece inacabable a estas alturas, 3.222 metros sobre el nivel del mar Mediterráneo y más de 6 horas desde el primer paso de la ruta.

La vista de 360 grados de los Pirineos, el Macizo de las Maladetas con el Aneto hacia el sudeste, el Macizo de Posets hacia el sudoeste, el Valle de Estós a nuestros pies por el sur, el Circo de Lliterola aquí al lado como quien dice y un sinfín de valles, lagos, y cumbres al norte hacia la estribaciones francesas de la cadena por donde el Tour pasará uno de estos días – Francia existe para hacer bonito en las retransmisiones ciclistas mientras dormimos la siesta -.

Al parecer el grueso de los montañeros opta por el descenso desde el Pico Perdiguero hacia el Refugio del Portillon d'Oo en el « autre côté » y la cumbre se va quedando vacía, aunque no parece que pueda estallar tormenta, más vale ir bajando tranquilamente, haciendo algunas fotos y respetando las rodillas con la ayuda de los bastones, sin embargo, la bajada se hace en la mitad de tiempo, dejar los trastos en el coche, quitarse las botas, una primera cerveza en el bar del hotel y una segunda mientras Coro comenta la jornada :

- No hemos visto ninguna víbora en todo el día, deben estar todas en Madrid preparándose para los programas de la semana...


miércoles, 25 de junio de 2025

LETIZIA HILTON Y EL NIÑO POLLA

Santa Letizia en imagen generada por IA


La comisión judicial hace una diligencia judicial en un domicilio particular de un investigado y normalmente solo las partes personadas en la causa, sujetas a ciertos deberes legales, conocen del contenido y desarrollo de la misma. Claro que, desde que la extrema derecha está de vuelta – si alguna vez se fue -, en el poder del tercer y del cuarto poder del juego de poderes en España, la normalidad es que se publique y se publicite cuanto el Servicio de Propaganda del Movimiento Nacional juzgue conveniente a la formación del espíritu nacional acosado por rojos y separatistas ; así hemos sabido que la coprotagonista de algunos cortometrajes pornográficos de guion clásico – los guiones pornográficos son canónicos -, esta joven ha sido también protagonista de una diligencia judicial, alguien dio su identidad inmediatamente por los altavoces del recinto. El otro coprotagonista de las películas en cuestión, conocido por su nombre artístico  El Niño Polla, no estaba presente en la diligencia judicial, quizás ocupado en curarse alguna de las enfermedades profesionales no tabuladas que los trabajadores de la industria pornográfica padecen habitualmente.

Se ignora por el momento si ambos artistas han estado en nómina de algún ministerio o de alguna sociedad pública ligada a la administración pero, como la realización de material audiovisual para comunicar las tareas que se realizan en todo tipo de organismos a la sociedad es algo habitual, no sería de extrañar que Letizia Hilton y ENP hayan realizado sus actividades profesionales en Paradores Nacionales o en Bienes Inmuebles del Patrimonio Nacional, al menos. 

En tiempos pasados, años de plomo en Euskadi, jueces castigados, unos por borrachos, otros por progresistas y algunos por borrachos progresistas, pasaban por destinos en las tierras vascas, lo que nos permitió compartir algunas actividades, más o menos culturales con ellos y ellas… no sé por qué me parece recordar alguna estantería repleta de vídeos propicios a la excitación sexual en una residencia oficial… la soledad de la función pública es mala consejera y la pornografía es adictiva pero supongo que será mi tendencia a confundir recuerdos con relatos de dudosa procedencia la que juega con mi memoria.




jueves, 19 de junio de 2025

QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA


Junio no tiene r pero hay ostras en la terraza que da a la bahía, la marea está baja, muy baja, de los hilos de agua que buscan la orilla sube cierto olor de corrupción, quizá las conchas de ostra que algunos lanzan desde el bistró al agua se pudren antes de volver a convertirse en arena por el trabajo del agua sobre ellas, las gaviotas las desprecian y buscan alimento entre las mesas. Galtzagorri y Majors no han encontrado sitio en la sombra para dejar las motos, no tienen prisa, se han quitado los monos de protección y degustan los frutos de mar en camiseta y bermudas… Majors comenta que solo comía ostras por navidades porque un cliente, traficante de angulas, se las regala.

- « Si un cliente te hace un regalo por Navidad es que te equivocaste al pasarle la minuta por tu trabajo » es una frase que me dijo un magistral abogado fallecido en un desplazamiento que hicimos juntos en mi coche a un tribunal en otra ciudad hace cuatro o cinco décadas.

- Yo también quería mucho a Artemio Zarco.

- Teníamos un asunto entre manos, diferente del que nos obligaba a viajar, en el que se mezclaban caros regalos de Navidad a una funcionaria, comisiones a director de compras de una prestigiosa empresa, sobornos a director de una agencia bancaria y pago de factura de hotel de lujo con señorita incluida a un perito judicial… nuestros clientes, a mi parecer, tenían negro el porvenir con aquellas prácticas « comerciales » que no habían evitado la bancarrota de su sociedad y que ellos decían que eran habituales en el sector. Pero el ilustre togado estaba convencido de que no iba a producirse ninguna consecuencia de todo ello para su responsabilidad civil y menos penal. Los dos teníamos razón, hubo cierta responsabilidad a pagar en una cuantía mínima y que los clientes, declarados insolventes, pagaron sin problemas así como nuestros honorarios y nada más, pero ni Juez ni Fiscal vieron indicios de delito alguno.

- “Si te quiero condenar, te condeno, si quiero absolverte, te absuelvo” es otra frase que yo aprendí de mis mayores al comienzo de mi carrera profesional.

- Desde niño he conocido regalos navideños en dinero a vistas de aduana en Irún, comisiones a responsables de compras en fábricas guipuzcoanas, periódicos con billetes de alto importe entregados en oficinas ministeriales al recoger licencias administrativas, pagos simultáneos a amigos de quien preside la mesa que decide un concurso… como abogado se me ha pedido, indicado, amenazado, chantajeado etc varias veces por personas dotadas de poder en cualquiera de sus facetas. La corrupción existe y la he tocado, espero que sin mancharme, al menos, lo quiero creer. No puedo contar lo que conozco de algún cliente que me ha estafado mis honorarios a pesar de mi convicción de que sería la única forma de reparar el daño que me ha causado. La vida es así, una mierda, el nivel de la ética en los negocios es el mismo que existe en los demás aspectos de la sociedad española – conozco personalmente algunos sórdidos aspectos del pasado de plumillas que firman columnas moralizantes hoy en día -, y por recordar otra de las frases del difunto letrado que contribuyó a mi formación : « Es tenue la línea que separa un excelente negocio de una estafa en la economía general, en la del fútbol se olvidaron de pintar la línea ».

- ¿Prefieres venir a Gujan-Mestras o ir a Cancale?

- A pesar del atasco, esto está más cerca.




miércoles, 18 de junio de 2025

LA NIÑA BARRO À LA HAYE



 Émotion poétique : La Niña Barro captive le Théâtre de Vaillant


Les 7 et 8 juin, le Théâtre de Vaillant de La Haye a présenté La Niña Barro, une œuvre de théâtre visuel inspirée d'un recueil de poésie de l'auteure Marta Massé. Ces performances ont marqué le public par leur puissance émotionnelle et leur esthétique saisissante.


Une production de Fronteiras Theatre Lab et La Sogorb Artes Escénicas, interprétée par Elizabeth Sogorb et Alexandra Rodes, avec des lumières de Pedro Vera et une mise en scène de Flavia D’Avila.


Dans une production où le langage des corps et des images prime sur les mots, La Niña Barro transporte le public dans un voyage intime et sensoriel. Chaque instant sur scène, presque comme des peintures à l'huile exécutées avec une minutie remarquable (citation d'un spectateur), évoque un monde où la poésie se matérialise sous nos yeux, brisant le silence pour atteindre le cœur.


Les réactions du public témoignent de l'impact de cette œuvre : de nombreux spectateurs sont restés à l'extérieur du théâtre pour remercier l'équipe d'avoir amené l'œuvre à La Haye. Ils ont été submergés par la puissance des émotions exprimées et la présence captivante des deux femmes sur scène. L'alliance de la lumière, du mouvement, de la musique d'inspiration zimbabwéenne et d'une scénographie captivante donne vie aux textes d'une manière unique, rendant hommage à la poésie sans la limiter à une narration linéaire.


Par sa sensibilité et son audace esthétique, La Niña Barrp confirme la puissance du théâtre visuel et l'immense talent de son équipe artistique. Une expérience qui résonne bien au-delà des murs du Théâtre de Vaillant et reste gravée dans les mémoires de tous les spectateurs enthousiastes.


LA NIÑA BARRO EN LA HAYA

 


Emoción poética: La Niña Barro cautiva al Théâtre de Vaillant


Los días 7 y 8 de junio, el Théâtre de Vaillant de La Haya presentó La Niña Barro, una obra de teatro visual inspirada en una antología poética de la autora Marta Massé. Estas representaciones dejaron una huella imborrable en el público por su fuerza emocional y su impactante estética.


Una producción de Fronteiras Theatre Lab y La Sogorb Artes Escénicas, interpretada por Elizabeth Sogorb y Alexandra Rodes, con iluminación de Pedro Vera y bajo dirección de Flavia D’Avila.


En una producción donde el lenguaje de los cuerpos y las imágenes prima sobre las palabras, La Niña Barro transporta al espectador a un viaje íntimo y sensorial. Cada momento en el escenario, que casi parecen cuadros realizados al óleo con notable meticulosidad (cita textual de una espectadora), evoca un mundo donde la poesía se materializa ante nuestros ojos, rompiendo el silencio para llegar al corazón.


Las reacciones del público dan testimonio del impacto de esta obra: muchos espectadores se quedaron a la salida esperando al equipo para agradecerles haber traído la obra a La Haya, se mostraron abrumados por la fuerza de las emociones desplegadas y la cautivadora presencia de ambas mujeres en escena. La combinación de luz, movimiento, música de inspiración zimbabuense y una escenografía cautivadora da vida a los textos de una manera única, rindiendo homenaje a la poesía sin limitarla a una narrativa lineal.


Con su sensibilidad y audacia estética, La Niña Barro confirma el poder del teatro visual y el inmenso talento de su equipo artístico. Una experiencia que resuena mucho más allá de las paredes del Théâtre de Vaillant y que queda grabada en la memoria de todos los emocionados asistentes.

miércoles, 11 de junio de 2025

LA CRUZADA CONTRA LOS CÁTAROS

Imagen generada por IA


Estoy leyendo una novela de cátaros, había comenzado una novela sobe libros de horas que me aburría y he cambiado a esta novela, también « histórica », en la que se describen los asedios, las batallas, las matanzas… que tuvieron lugar en el Languedoc hacia 1200 y que eliminaron físicamente a los seguidores de una corriente religiosa que no era apreciada por la católica iglesia. Los cátaros tienen buena prensa últimamente y la literatura escrita y dibujada está llena de obras que no ocultan su simpatía por los perdedores de aquella persecución « religiocida », se trataba de eliminar una herejía por la muerte de todos sus seguidores.

Es descorazonador que una creencia religiosa sin fundamento y basada en unos textos literarios mal interpretados justificara la eliminación de otra creencia religiosa sin fundamento y basada en esos mismos textos literarios mal interpretados de otra manera. Pero este fenómeno irracional, absurdo, se reproduce continuamente en la historia de la humanidad hasta nuestros días y, si no nos extinguimos pronto, se repetirá en el futuro. Los ateos, los agnósticos, salvo los que creemos que Cervantes es el verdadero profeta… también han efectuado masacres parecidas – las dictaduras rusas y chinas y sus imitadores tiránicos nos dan ejemplos contemporáneos -, lo que me lleva a pensar que el ser humano es inevitablemente asesino de diferentes, sobre todo si son más débiles, que la guerra está, hoy como ayer, para quedarse, sobre todo si se va ganando.

Para cambiar mis pesimistas pensamientos me paseo por las noticias de las españas nuestras, allá en el lejano sur, al otro lado de los Pirineos y es… inútil. La cruzada dogmática de las mesnadas al servicio de los putos amos contra el tal Sánchez - nunca me ha gustado pero reconozco que es un señor y un gigante acosado por los enanos malvados de todas las pesadillas españolas -, arrecia ridícula y triste, las nauseas que provoca me hacen volver con gusto a las torturas, las hogueras, las mutilaciones, las evisceraciones… que el autor describe con precisión en la novela de cátaros que, como he dicho, estoy leyendo, al menos, son hechos lejanos en el tiempo y en el espacio, aunque haya un hilo conductor ideológico entre aquellos verdugos eclesiásticos y los jueces opusianos, los periodistas que nunca aprobaron la asignatura de ética, los títeres políticos del poder económico especulativo… de nuestros días y de nuestras hispanidades.


jueves, 5 de junio de 2025

RECUPERAR EL YETI



Me llamaban Antontxo, todo el mundo me llamaba Antontxo y yo respondía por ese nombre – mis dos hermanos mayores me llamaban Antoine pero eran la excepción -, nombre que me diferenciaba de mi padrino el tío Antonio, Antxón entre sus hermanos, hermano pequeño de mi madre. 

El padre Labaca era profesor de Historia del Arte en el colegio de los jesuitas y un día de mi adolescencia, tendría yo 14 años o así, me dijo algo así « Un tipo como tú, con toda la barba ya, no puede seguirse llamando « antoñito » ¿Qué es eso de Antontxo ? O te llamas Antonio o Antxón, si prefieres pero ya no eres un niño y, si te dejas seguir llamando Antontxo en este país, vas a tener 70 años y te seguirán llamando Antontxo ». Así que empecé a identificarme a mí mismo como Antxón.

Por la misma época de juventud iba los veranos al campamento del Colegio en el Valle de Oza y en el Valle de Belabarce, donde me hice amigo de los hermanos Fernando y Enrique Martínez Stinus, muy montañeros, con los cuales iba alguna vez a otras excursiones durante el curso, pequeñas cimas guipuzcoanas y grutas de los alrededores. Enrique comentó un día que los compañeros de curso nos llamaban los yetis a nuestras espaldas.


Un día me lo dijeron a la cara en el vestuario del colegio después de gimnasia o de algún entrenamiento – jugaba en el equipo de hockey-sala del colegio -, alguien exclamó, al verme desnudo, « Pareces el yeti ». Me pareció bien, el yeti era un personaje simpático, se asomaba los veranos en los periódicos junto al monstruo del lago Ness para rellenar las páginas carentes de noticias, aparecía a menudo en las historietas dibujadas como un personaje secundario, incluso había un tebeo inglés, difícil pero no imposible de comprar en Donostia, donde protagonizaba sus propias aventuras… me puse a escribir cuentos con el yeti de protagonista. Mis compañeros de la sección de letras del colegio me llamaban el yeti y no me molestaba, el apodo se extendió a la cuadrilla con la que perseguíamos a las primeras chicas los domingos después del fútbol, los festivos y las vacaciones, era un apodo cariñoso, íntimo, no se me llamaba así en público. También me siguió en el equipo de hockey sobre hierba. Incluso mi madre me decía « Dejas la ducha llena de pelos, como un yeti ».


Luego vinieron la universidad, el rugby, el teatro, las chicas… a éstas, cuando me decían que parecía un oso de peluche, les tenía que corregir « un oso no, el yeti ». La vasca aprovechaba para hablarme del basajaun, personaje con el que siempre he tenido una buena conexión.



Sé que, junto a otros motes, mis alumnos también me han llamado el yeti durante mi carrera de profesor universitario. Y alguno de mis socios abogados, cuando he reaccionado de una forma inesperada ante alguna conducta de él, me ha espetado « Ya está el yeti, el solitario de la montaña salvaje ».



Mi paso por el hospital ha recuperado al yeti que hay en mi. Ponerme electrodos y arrancarlos, los esparadrapos, las perfusiones… me arrancan pelos y alaridos, las sanitarias – el sanitario sigue siendo excepción-,  me volvían a comparar con el oso y yo volvía a hablarles del yeti durante esas sesiones de sufrimiento necesario en las habitaciones hospitalarias.  He tenido que pasar la máquina de afeitar a fondo por la zona de la operación y alrededores antes de pasar por el quirófano la semana pasada. Unos días después, el yeti va recuperando su pelaje. 

Y además la IA produce unas imágenes del yeti que me gustan, como ésta del yeti en Gipuzkoa:




sábado, 31 de mayo de 2025

EXCRETAR


Imagen de Marta Massé.

El egoísmo que los problemas de salud han generado en mí no me causa sorpresa aunque me desagrada. Me ocupa la cabeza más el retraso de la aparición de las heces en la taza del retrete que las terribles injusticias que todos los días, todas las horas, se exhiben obscenamente en el mundo. Necesito, después de que el pedo liberador apareciera ya hace más de 24 horas, que mi cuerpo recupere el ritmo excretador para volver a ser persona, a pesar de que soy consciente de que en Palestina o en Ucrania yo hubiera muerto entre atroces dolores hace unas semanas, he arrinconado en mi cabeza los textos que los palestinos consiguen enviarnos todos los días y no me conmuevo en absoluto o creo no conmoverme, tampoco el rostro del diablo ruso, se llame Putin o Trump, desencadena mi ira. Las continuas visitas a las letrinas me causan conmoción y la impotencia ante los jinetes del Apocalipsis que dominan ya el mundo está ahí pero sin consecuencias.

El personal sanitario es humano, su trato es balsámico en mi egoísta sufrimiento, estas jóvenes no se merecen el mundo que les estamos dejando y no podemos hacer nada para remediarlo, quizá solo hacer bien lo fácil, hacer lo que nos corresponde en cada momento, cumplir nuestro deber hasta que volvamos a la nada de la que surgimos, no sé cultivar tomates, así que pongo frases una detrás de otra porque estúpidamente pienso que es lo que tengo que hacer mientras mis vísceras reconstruyen mis arcanos, sean los que sean.

jueves, 29 de mayo de 2025

CASADO DEL ALISAL


Imagen generada por IA

El pintor Casado del Alisal tiene una calle en Madrid, detrás del Museo del Prado, pegada a los Jerónimos, sube hacia el Retiro. En el número 4, entresuelo derecha, he vivido en mi infancia un breve tiempo. Cuando tenía 6 años edad tuve una pulmonía, me trataron con un antibiótico, al que resulté alérgico. Yo estaba en el Colegio de la Pureza en Ategorrieta, debía ser primeros de marzo, y tengo unos vagos recuerdos de aquel proceso, un cura que me vendaba piernas y brazos en mi cama, mi madre no estaba en Donostia, estaba en Madrid, mi abuelo Gustavo y mi padre que estaban desconcertados, por fin me llevaron a Madrid, a Casado del Alisal número 4. Un piso enorme, oficina de Gustavo Massé y Compañía Sociedad en Comandita y vivienda. El clima de Madrid en primavera me iba a ir mejor que el de Donostia, dijo el médico, y me dormí en mi cama del Garaje Massé, José Mª Soroa, 25, y me desperté viendo el muro de los Jerónimos mientras mi madre me daba ponches y sopas hirvientes. Nos quedamos hasta finales del mes de julio. Alguien sugirió que yo debería ir a algún colegio pero mi madre con la ayuda de la Tía Socorro, una amiga suya de toda la vida, falangista, cuadro de la Sección Femenina y profesora en algunos colegios, remplazó a las monjas y de una manera bastante relajada, íbamos al cine, sesión doble, muchos días y yo tenía cuadernos y lápices de colores como deberes, algunos libros de aventuras para que no molestase el resto del tiempo. Mucha cafetería California para merendar y cenar y visitas continuas al Museo del Prado que era un plan barato, incluso iba solo y los porteros me reconocían… también fuimos al Museo del Ejército una vez y vimos algún desfile militar y pasar a Franco con la Guardia Mora por la Gran Vía. Sobre todo recuerdo que en el edificio vivían los Pirinolli, uno de ellos estaba casado con mi prima Alicia y hacía maquetas de trenes, vivían muchas mujeres y chicas Pirinolli en la casa para los cuales yo era un juguete, su entretenimiento favorito, así que aquellos meses fueron posiblemente las mejores vacaciones de mi vida infantil. Teníamos jardines para jugar, la propia calle, no había mucha circulación, se convertía en cancha de juegos de chicas en los que yo participaba, un paraíso. También vivía el General Vigón en uno de los pisos, no me acuerdo de su familia, tenía un pelotón de soldados a su servicio que le hacían guardia de honor en sus entradas y salidas, sólo años más tarde supe de su responsabilidad en el bombardeo de Gernika. Micha el rumano vivía en otro de los pisos, su padre también era militar y habían huido de los rojos que ocupaban su país – eso decía -, era un chaval de mi edad pero jugábamos poco porque le hacían estudiar mucho en su casa.

Volví varias veces a pasar temporadas en Casado del Alisal en los años siguientes. En una de las periódicas crisis del negocio, mi padre vendió inmuebles para tapar agujeros y liquidó este piso, tengo la idea de que la quiebra de un cliente, Nazar de Zaragoza, se comió el precio obtenido.

domingo, 25 de mayo de 2025

MUERTOS POR LA PATRIA

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- Las guerras dejan secuelas terribles, por ejemplo esos monumentos a los muertos por la patria que nos asolan en cualquier pueblo – dice Imanol Hiruntchiverry después de acabar la copa de blanco Irouleguy que le habían servido en la barra -, todos de un gusto malo y que nos educan en la mentira de que aquellos jóvenes caídos en la picadora de carne cuando comenzaban a vivir la vida están en la gloria eterna porque han muerto por la patria y morir por la patria es dulce en vez de ser una catástrofe asquerosa…

- Deberías comer algo antes de empezar a beber los domingos – le interrumpe Aristide Labarthe pasando la ración de patatas fritas hacia el biarrota -, y hablar en voz más baja, ahora que la política europea nos prepara para la guerra tus palabras pueden causar mal efecto en algunos que, como no les tocará ir, se entusiasman con la idea de que nuestros hijos se hagan despanzurrar por un dron norcoreano.

- Ni siquiera eso, de un momento a otro nos caerá un bombazo atómico y desapareceremos todos – afirma Jon Galtzagorri recuperando las patatas y el platillo de mojo vasco para su lado de la mesa -, ahora que el tirano del Kremlin controla también el botón rojo de la White House cuando quiera acabar con la decadente Europa, que quiere pero aún no ha decidido cuándo, pulsará uno u otro o los dos y el marco incomparable se quedará sin ñoñostiarras que aplaudan al final de esa tanda de fuegos artificiales.

- Me voy a regar mis plantas de la terraza – dice el Barón de la Florida y se separa del grupo para dirigirse al aparcamiento -.

- ¿Las hortensias te reclaman ahora ? – el Marqués de Altamira ha descorchado otra botella y se dispone a llenar de nuevo las copas -.

- Cuando la democracia está en peligro, tenemos que ocuparnos de hacer lo que podemos hacer y no de lo que no podemos hacer, así que quiero tener flores este verano al anochecer mientras veo los fuegos allá en el horizonte y espero que otros se encarguen de cultivar tomates, no solo de chuleta vive el hombre.

Y con el maillot del Ampo sobre los hombros camina rápidamente hasta desaparecer al doblar una esquina.

 

miércoles, 21 de mayo de 2025

LLÉVATELA

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Jon Galtzagorri pasa caminando por las calles desanimadas de la ciudad camino de la panadería y de los periódicos cotidianos en papel. Está ensimismado en sus pensamientos y le tienen que tocar el claxon desde un autobús de línea en el semáforo para que atraviese cuando llega la luz verde a los peatones. Si pudiera leerle sus pensamientos, que como soy su autor, puedo escribirlos antes de leerlos, me parece que sé lo que piensa, con su sonrisa triste, el pan y la prensa bajo el brazo, el aire de la Zurriola le sorprende frío en el cruce de calles entre Zabaleta y Bermingham.

- Un bolero de Armando Manzanero « Llévatela » es una de mis canciones favoritas desde hace muchos años. Creo que la primera vez la escuché a Moncho en una televisión y la letra se sincronizaba perfectamente con mi situación sentimental del momento, yo debía de tener casi 50 años. Mi situación atribulada duró lo que tarda en subir la marea en la playa de la Zurriola en una luna con bajo coeficiente pero la canción con su música pegadiza y su letra descriptiva, un poco machista inevitablemente, se ha quedado adherida a mis células grises… Azares de la vida, al acabar una novela recomendable « El anarquista que se llamaba como yo » que me regaló un amigo navarro me ha dado por rebuscar información sobre los convulsos años de la dictadura de Alfonso XIII, no sé cómo me ha surgido un nombre que me ha recordado a aquella especie de relación sentimental de mi encuentro con el bolero y no he resistido la tentación de chismorrear en la red sobre ella y su vida actual, parece que está viva aunque se parece poco a su madre a su edad – siempre pensé que iba a ser una mujer madura hermosa pero es quizás una víctima de la nefasta cirugía rejuvenecedora -, y no sé si parece a sí misma cuando tenía 42 años, tanto por fuera como por dentro. Vive… no sé. 

Una ambulancia circula por el Paseo de Colón y hace sonar su sirena brevemente, interrumpiendo los pensamientos de Galtzagorri.

- Es duro leer las esquelas, muy duro a veces, pero leer y ver la vida zombi de un amor que pudo ser pero no fue, resulta doloroso. Así que... llévatela.

- ¿Qué dices ? – pregunta « cara despejada » desde el otro lado del mostrador, poniendo un café expreso al alcance de Galtzagorri - ¿Me llevo la taza ? ¿Quieres otra cosa, hoy ?

Jon Galtzagorri ni siquiera ha advertido de que ha entrado en el bar de costumbre, como todas las mañanas. No había gaviotas buscando tesoros en la puerta de entrada.


lunes, 19 de mayo de 2025

BUENOS PROFESIONALES DEL DELITO



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Hace un tiempo escribí uno de estos posts titulado « Odia el delito, no compadezcas al delincuente » (el artículo). El artículo provocó alguna reacción de alguno de mis escasos lectores, un jurista de prestigio y de sabiduría pero más centrado en la enseñanza que en el ejercicio me lo reprochó.

La vida me ha hecho conocer a muchos delincuentes, por mi dedicación la mayoría de los que he conocido eran « de cuello blanco » o « sin violencia », tanto clientes como contrarios, pero también he conocido muchos de los que utilizan la herramienta de la fuerza, de la superioridad buscada, para obtener el beneficio que buscan… lo que menos he conocido son gente que comete un delito sin ser delincuente, los del delito único. La inmensa mayoría de los que he tratado eran y son profesionales del delito, su modo de vida es delinquir, aprovechar las oportunidades que se dan, ya fueran delincuentes económicos o delincuentes sexuales, se puede decir que el resto de sus ocupaciones es un entremés para estar preparado para el delito.

Supongo que sicólogos, criminólogos y demás tendrán su explicación sobre esta visión mía subjetiva pero jamás he visto arrepentimiento en estos señores o señoras -porque también hay mujeres vocacionales del delito -, sobre todo, si como es lo habitual no son castigados o lo son en las raras ocasiones en que los mecanismos institucionales represivos funcionan, los preventivos no son institucionales o no existen o no funcionan.

Sirva esta larga introducción para comentar la delincuencia sexual en los ámbitos institucionales de protección a la infancia y a la juventud, todos los días leemos noticias de explotación sexual de menores tutelados por las administraciones. Estos delitos se han producido desde la primera vez que en el siglo XIX a un pederasta se le ocurrió crear un orfanato para recoger a los niños de la calle, quizá no fue pederasta el primero pero el segundo sí que lo fue seguro ¿Dónde conseguir víctimas mejor que reuniéndolas bajo la coartada del bien público ? Llevamos cientos de año sabiéndolo pero saberlo no ha servido ni sirve de nada porque el pederasta vocacional es un buen profesional de lo suyo y siempre burla y burlará las medidas de prevención que se coloquen porque bien  es quien se encarga de esos controles bien está situado en una posición permanente de llegar a las víctimas y la burocracia es incapaz de esa permanencia todo el tiempo – un vocacional solo necesita unos minutos de descuido para poner el pie que impide cerrarse la puerta, mucho más si la puerta está en una red social -. 

Ya que sois inútiles, queridos especialistas en la protección de la infancia y de la juventud, no seáis proveedores de carne fresca de caperucitas rojas para lobos feroces, al menos, no lo seáis los que no seáis lobos.


viernes, 16 de mayo de 2025

FUENTE YMBRO



Hace un año, por estas fechas, pasamos unos días de vacaciones en Chiclana de la Frontera en casa de unos amigos. Uno de ellos es veterinario y ejerce como tal en algunas plazas de toros francesas, lo cual siempre me ha chocado, me recuerda a aquellos médicos que en comisaría comprobaban si el interrogado podía seguir siendo interrogado por la policía o el que certifica que el reo está en estado de salud como para ser ejecutado en algunos países. Pero no voy a reproducir mis conversaciones con él sobre las corridas y su trabajo.

Un día mi mujer y yo acompañamos a nuestros amigos a visitar dos ganaderías en San José del Valle, la Dehesa Fuente Ymbro una de ellas. Alfonso el mayoral nos hizo visitar diversas corridas que estaban ya separadas en función de su destino en distintos festejoss y ferias. Aunque el toro de lidia es un ganado bovino de la misma especie que la vaca lechera - « las vacas lecheras dan más cornadas mortales al año que los toros bravos, según las estadísticas » me dijo hace tiempo un taurino, por cierto -, la verdad es que los toros dan respeto y cuando sus defensas, enfundadas para que no se dañen hasta que no les hagan salir al ruedo, enormes defensas en el caso de los Fuente Ymbro, apuntan hacia uno pues dan miedo, aunque se esté en un Land Rover que forma parte de su paisaje habitual.

Llevo días pensando en los cuernos de los Fuente Ymbro, no soporto las corridas de toros, a diferencia de Ortega y Gasset, yo prohibiría esa fiesta humana de sadismo absoluto pero además, mientras sigan existiendo, no voy, sin embargo soy una especie de « supporter » de esa ganadería, sigo las noticias de sus apariciones por las plazas y, en el fondo, me alegro cuando Alfonso tiene que salir a saludar al público al final, ese público al que Serafín Baroja ya le dedicó un merecido homenaje. Llevo días pensando en esos cuernos por otro motivo, dentro de poco me operan, me van a sacar los higadillos, los chorizos, las salchichas y las morcillas sobre una mesa quirúrgica y luego me los van a meter dentro de la tripa con algunos cambios en su orden y conexiones. La cirujana me ha explicado la intervención con la ayuda de dibujos y láminas de anatomía, esas láminas que tienen algo de decoración de carnicería tradicional, le he entendido perfectamente que va a ser una cornada enorme de varias trayectorias, como de un Fuente Ymbro.

Espero que yo pueda ir a comer garbanzos a la Venta de San José del Valle con Alfonso y demás buena compañía dentro de un año, decorado mi cuerpo de glotón vasco con una cicatriz que no se la salta un torero u otra absurda expresión de las nuestras.

lunes, 5 de mayo de 2025

LA TERRAZA DE LA CAFETERÍA


- Hace fresco para tomar el aperitivo en la terraza – dice Aristide Labarthe, frotándose las manos -, además puede que vaya a llover.

- No hay sitio dentro y esperemos que aguante un rato sin caer – responde Imanol Hiruntchiverry cogiendo una loncha fina de jamón de Bayona de la bandeja que un cordial camarero ha dejado sobre la mesa -, te conviene estar en la terraza para observar a los y a las paseantes por el pueblo.

- ¿Quién es ese de cabeza rapada que nos mira desde hace un rato ? – El Barón de la Florida sirve una ronda de un blanco « cru classé des Graves » de Pessac-Léognan en los vasos -. Parece más interesado en nosotros que en su mesa.

- ¿No lo reconoces ? – Jon Galtzagorri saborea el excelente vino francés -. Hace unos años salió bastante en la tele y en los periódicos durante un tiempo e inició una carrera de youtuber pero últimamente ha desaparecido de los medios, tuvo su cuarto de hora de fama…

- No me dice nada su cara, pero es verdad que su mirada refleja esa angustia que algunas figuras públicas experimentan cuando pierden relevancia o dejan de recibir la atención que solían tener – el Barón se esfuerza un poco por recordar al individuo pero prefiere concentrarse en pelear por las rabas que han llegado al centro de la mesa -. Es el síndrome de la celebridad olvidada que suelen tener los que una vez participaron en un concurso de la tele y así.

- Se relaciona con la identidad, la autoestima y la necesidad de validación externa – Labarthe tiene algo de sicólogo, quizá por su vida en la enseñanza tratando adolescentes -, algunos adolescentes que han sido famosos pueden sentir una profunda frustración al ver que su influencia disminuye, lo que puede llevarles a buscar desesperadamente reconocimiento o a experimentar ansiedad y depresión.

- No solo adolescentes, hay adultos que no tienen otra vida que no sea bajo los focos – Galtzagorri pide otra botella del excelente vino al patrón que está en la puerta de la elegante taberna -, sobre todo si el « famosete » montó un chiringuito para vivir de aquel cuento y el montaje va agonizando y dejándole sin ingresos.

- En ciertos casos – Labarthe, que se ha quemado los labios con una gamba a la gabardina, articula difícilmente-, esta situación personal puede derivar en comportamientos extremos para recuperar notoriedad e, incluso, en delitos. Muchos y muchas que padecen este síndrome se ven envueltos en sucesos patéticos.

- ¿Imanol conoces a los que estaban en aquella mesa ? – el bigote del patrón baila al ritmo de la furia de su voz-.

Todos miran hacia donde estaba el sujeto pasivo de sus comentarios hasta hace un instante, la mesa está vacía de comensales y llena de conchas de ostras de Arcachon. El enfadado hostelero concluye con una evidencia :

- ¡Se han escapado sin pagar !