martes, 4 de noviembre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 34

Imagen generada por IA
Esta crónica de Hernani es, en principio, un guion que no ha sido rodado y que he transformado en una especie de novelilla.
El relato comienza en un capítulo primero que está AQUÍ


Maddi es profesora de euskera, trabaja en una academia subvencionada o concertada por los presupuestos públicos de alguna de las administraciones de Euskadi, posiblemente por todas desde la municipal hasta la autonómica. El viejo idioma, que se dotó de reglas pasada ya la mitad del siglo XX, es objeto de una devoción lógica del sentimiento nacionalista que, con el proclamado objetivo de velar porque siga vivo, lo hace necesario para los ciudadanos vascos a los que se lo exige para ocupar puestos en esas administraciones, a pesar de estos esfuerzos y, en parte, quizá por estos esfuerzos, el idoma vasco sigue sirviendo más como bandera identitaria que como medio de comunicación entre personas pero es y seguirá siendo una fuente de empleo, cientos de vascos viven de la industria de la lengua como Maddi, los centros de estudios del idioma vasco proliferan sin parangón alguno con los de los otros idiomas que se hablan en Euskadi, ni el español ni el francés cuentan con los mismos apoyos institucionales, a pesar de ser usados corrientemente por la ciudadanía, que los apoyos que sostienen nuestro monumento neolítico.

Aquella tarde lluviosa, en un local lleno de luz y de pintura inmaculada, Maddi, profesora junto a una pizarra donde están escritas frases en euskera:  “Duela hiru egun ere bero egin du; gaur duela hiru egun bezain bero egin du” “Joan den astean ere bero izan da: gaur joan den astean bezain bero da”, hay también una mesa de reuniones, sillas con alumnos, libros y apuntes sobre la mesa, entre los alumnos sentados están caras conocidas de la localidad como Miren o Lola y otros adultos, a los que es fácil encontrar por las tabernas de Hernani.

- ¿Por qué usas bezain en vez de berdin? Yo uso berdin, hostias, y todo el mundo me entiende – le dice con cierto hartazgo Miren -.

- Porque todo el mundo habla mal, aquí estáis para practicar la lengua correctamente… eta beti euskeraz ikasgelan..

Maddi nació en una familia que hablaba euskera, estudió filología por militancia en el idioma pero también domina el español, el francés y el inglés, y tiene algunos conocimientos del árabe y del ruso, lo que puede ser la causa de su depresión por estar perdida en lo más profundo de Euskadi en vez de estar de traductora o intérprete en algún centro de decisión europeo.

- ¿Por qué razón es correcto bezain? - Lola interviene en apoyo de Miren, Lola es la peor alumna que Maddi ha tenido nunca -.

- Euskeraz, kontxo, euskeraz!!! Nahitaez, potrogatik, por cojones, porque es lo correcto. Bukatu dago eta ikusi arte! 

Ya es la hora de acabar la clase, muchos días las clases acaban con el “protogatik”, el “porque sí” de las reglas del idioma, en el vasco, como en otros lenguajes en que existen academias oficiales, las reglas impuestas se escapan a la explicación algunas veces, hay que pensar que se ha elegido la opción más votada por el cuerpo rector del organismo encargado de normalizar la lengua y las razones se escapan incluso a los estudiosos de esa lengua.

La despedida de los alumnos, menos Miren que se queda, se realizan en las fórmulas habituales del vascuence hablado en Hernani.

- ¿Tienes más clases hoy o te da tiempo de tomar algo?

- Tengo media hora libre – contesta Maddi -, vamos a tomar algo aquí abajo.

Debajo de la academia hay otra taberna típica de pueblo vasco con su decoración “abertzale”, unos pocos hombres y muy pocas mujeres están bebiendo, predominan los cafés con leche, en la barra y en mesas, hay niños que juegan y corren saliendo a la calle. Miren se ha sentado en una mesa con un vaso de vino tinto que, sin preguntarle, le ha servido la dueña qu está detrás de la barra. Maddi con un té humeante de pura ebullición pues la hostelería española disfruta haciendo llorar de dolor a los aficionados al té y, por ello, hace la infusión al vapor, no pone un recipiente con hielo al lado u otra taza y mira con mala cara cuando se pide alguna cosa que impida abrasarse el paladar “Además de enferma, esta tía rara es una pija” había pensado la patrona.

- Si tú hablas bastante euskera Miren, no sé para qué coño vienes a clase, ni que fueras a ponerte a trabajar en el Gobierno Vasco…

- Es que quiero coger nivel y luego ir convalidando para poder trabajar en lo que sea, en lo que salga y ahora en todos los sitios piden euskera y con mi jatorrena ¿Dónde hostias me van a coger?

La lengua milenaria había ido evolucionando, como todas las lenguas, a la vez que nacían y morían variantes, a finales de los años 50 del siglo XX, un ingeniero vago, que lo había aprendido por su cuenta con una voluntad de hierro para este único esfuerzo de su vida, devino lingüista de referencia en el mundo del euskera y, con la complicidad de la Real (Del rey) Academia de la Lengua Vasca que el régimen tiránico había resucitado ya en la década anterior, estableció una lengua oficial a partir del dialecto más oscuro y apenas hablado y la variante guipuzcoana rural, prescindiendo de la más hablada, vizcaína, y de las aportaciones industriales que habían dado un vascuence -nombre con el que era conocido el idioma -, popular, jatorrena en euskera. Con la recuperación de la Autonomía del País Vasco esta neolengua devino el idioma oficial de la administración vasca y, lo que es más importante, de la educación en Euskadi.

- Pero… que no vas a hacer oposiciones, que para trabajar en una tienda, no necesitas un título.

- Si hasta el inútil de Aitor se sacó el Ega 2 por qué yo no voy a sacarme un título y pasárselo por las narices.

El Ega o “certificado de competencia en lengua vasca” es un medidor del conocimiento de la lengua, nivel en función del cual se puede aspirar o no a plazas en el entramado del empleo que depende de las finanzas públicas en el pequeño país, aunque la exigencia del nivel desaparece si el aspirante a vivir de los impuestos tiene la afiliación política adecuada o el parentesco o contactos adecuados, como es aceptado por la sociedad vasca. 

-Porque tú ya hablas y Aitor tiene el título para calzar la pata de una mesa porque jamás habla en euskera.

- Porque el mamón de él no lo necesita pero yo sí, hostias, yo sí…- con cierta desesperación, sintiéndose incomprendida, Miren acaba el vino -.

- Pues yo voy a ver si desconecto un poco de este mundillo del euskera, me voy un par de semanas a Londres, gastos pagados por la empresa, a reverdecer mi inglés y a un seminario sobre técnicas de enseñanza de idiomas, nos vamos otra y yo, sin maridos ni niños ni nada…

- Eso sí que es una desconexión y no la de otra que sé yo…

- No creas que yo huyo del marido, que yo le he dicho a Lánder que venga conmigo, que solo tiene que pagar lo suyo y no ha querido, que si él quiere viajar, me ha dicho, que si quiere viajar que nos vamos a cenar a una sidrería de Astigarraga o así y ya está, no te jode, es que a veces parece tonto…

(Continuará)

viernes, 31 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 33

Deliciosa imagen creada por IA para ilustrar esta secuencia.
Este relato forma parte, la 33, de un texto escrito a partir de un guion que no ha sido rodado.
La crónica de Hernani comienza en Primer capítulo


Aitor se dirige al bar de costumbre, son las 8 de la noche, quizá llueve, pero Miren y sus amigos, ahora también amigos de Aitor, acogido en la cuadrilla como uno más, aunque sin olvidar nunca que él no es de Hernani y que hay que recordárselo a menudo por si acaso. El bar es la taberna típica de pueblo vasco con decoración “abertzale”, esto es, fotos de grupos en el monte con un ikurriña, fotos de pelotaris en frontones con ikurriña en los muros, fotos de bertsoalris actuando en escenarios con ikurriña, fotos de no importa que actividad vasca en el que aparezca una o varias ikurriñas como elemento decorativo o atrezo, por lo demás, hombres y mujeres de todas las edades beben en la barra y en las mesas. Hay niños que juegan en el interior y corren saliendo a la calle y entrando de nuevo. Siempre hay un tipo con cara de funcionario soviético leyendo prensa en un rincón. En el exterior, cerca de la puerta y bajo los aleros de los tejados, se percibe que hay gente similar, con vasos y cigarrillos en la mano. Miren está sentada en una mesa del interior con Paulina y Maddi,  Lánder y Bernat están de pie, dejando los vasos vacíos en la barra y el pago de la consumición, todos con vestimenta informal de salida de trabajo industrial, Aitor llega con traje sin corbata, se la ha metido en un bolsillo interior de la chaqueta durante el camino del apeadero hasta el bar, besa a Miren. Lánder se dirige al recién llegado.

- Ya nos íbamos a otra iglesia que en ésta la misa está dicha y ya nos han visto bastante.

Aitor no tiene ganas de comenzar a beber y accede a la propuesta sin dudar. 

- Pues vamos

Las mujeres se levantan y todos se dirigen a la puerta, apartando y saludando a los otros clientes, siendo atropellados por los niños que se persiguen infatigables. Miren va la primera y, al llegar a la puerta, se oye el sonido fúnebre de un txistu, Miren se detiene y para las que vienen detrás.

- ¡Que llegan los tristes!

Aitor, sumando la música y la frase en su mente, mira por encima de las cabezas de los que están en la puerta del bar. Un cortejo de hombres y mujeres, la mayoría de edad avanzada, incluso muy avanzada, una veintena, con pancartas con fotos en blanco y negro de jóvenes, arrastra los pies al son sin ritmo de la melodía del txistu que toca una adolescente cerrando la marcha, la primera fila de los desfilantes  lleva desplegada una pancarta con el lema  “presoak etxera”, la procesión deja indiferentes a los del exterior pero callan y miran hacia el suelo con expresión de luto hasta que acaba de pasar delante de la puerta del bar para dirigirse a la calle principal. La cuadrilla, en vez de salir,  regresa hacia la barra, Bernat hace seña de una ronda al camarero, Aitor indica por señas que le ponga un zurito de cerveza y paga. Todos beben en silencio hasta que se apaga el sonido del txistu.

- Vamos a una de las tabernas de abajo, que calle arriba no se puede pasar – Miren ordena a los demás -.

Dejan los vasos vacíos en la barra y salen a la calle, las mujeres encienden sus cigarrillos y marchan delante, los hombres se quedan atrás, a escasa distancia pero atrás.

- Hoy hay ópera en el Kursaal ¿Por qué no habéis ido? Antes no os perdíais ni una… -Paulina comenta a Miren -.

- Se ha dado de baja en el abono, no sé por qué pero parece que a Aitor no le apetece ir ya a Donostia.

- Es verdad, cuando vino a vivir contigo, haciáis vida de pijos – Maddi interviene -, todos los días conciertos, teatro, cenas con la crema de la intelectualidad.

- Que se ha hecho de pueblo – Miren prosigue mientras llegan a una nueva taberna -, no me extraña, sus amigos son de un snob insoportable, que si has leído el último libro de tal, que si has visto la exposición de fulanito… y siempre mirándome de arriba abajo, como si yo fuera un bicho raro ¡Que les den! En Hernani se vive de puta madre sin tanta tontería.

Aitor ha oído todo el intercambio de frases. Parece que va a decir algo a Miren, se calla, se queda un poco atrás, mira calle arriba, hacia la plaza del Ayuntamiento de Hernani por donde ha debido de irse la manifestación, mira hacia el interior del bar donde todos han entrado y dice, sin que nadie le pueda oir, algo así como “Optar es dejar cosas, hay que aprender a dejar cosas, que además son incompatibles, una u otra, pero no se pueden tener las dos a la vez”. 

(Continuación AQUÍ)

martes, 28 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA ·32

Imagen generada por IA para ilustrar este capítulo.
Esta secuencia forma parte de la versión literaria de un guion cinematográfico que no ha sido rodado.
Esta crónica de Hernani comienza Primera secuencia


Unos días más tarde, la rutina del trabajo, del ir y venir en el tren de cercanías entre Hernani y Donostia un par de veces por jornada laboral, leyendo un libro, a veces en formato electrónico, o prestando oído a las conversaciones ajenas. Aitor busca inconscientemente la proximidad de quienes se bajan en Hernani en su regreso de la tarde, normalmente las dos jóvenes dependientas de boutique que visten bien y huelen mejor, cuya charla le tiene informado de la vida de personas que no espera conocer. Hoy está sentado, lado ventanilla, leyendo un libro electrónico, una obra en francés de una novelista de moda, sonríe de vez en cuando siguiendo la lectura. A su lado está sentada una de las dos dependientas, la que tiene la voz más aguda, que habla velozmente con la otra joven de su misma edad, las dos habituales de la misma hora, mientras hablan de lo que han padecido con la clientela durante la jornada laboral, inclinándose ambas hacia delante, las dos escriben en sus móviles sin parar ¿A quién irán esos mensajes que son respondidos inmediatamente? ¿Será que además de oralmente se están comunicando por escrito simultáneamente?

- ¿Quieres saber un secreto? Júrame que no se lo vas a decir a nadie – dice la morena con su voz de tiple -.

- Te juro que de mi boca no saldrá nada, que me lo guardo para mi.

- Pues a mi prima Yolanda le han echado del trabajo y además ha tenido que ir a urgencias porque le han partido la cara.

- ¿Al cubano se le ha ido la mano? No me gustaba nada, esos pequeñitos y morenos son unos matones, muy zalameros, muy bailones, pero unos matones – un poco racista le parece a Aitor el comentario de la castaña -.

- No, el novio no, sigue con él y muy bien. Ha sido la mujer de su jefe la que le ha dado un par de hostias, sin venir a cuento además.

- No fastidies ¿Qué le ha pasado a la pobre?

- Pues que la “madonna” que es como llaman a la patrona que es una señora de armas tomar, metiendo los calzoncillos del señor en la lavadora se encontró con rastros de pintalabios en la bragueta del calzoncillo y de la misma, se presentó en la oficina con ellos en la mano, entró por la puerta de atrás sin que nadie le viera, le echó los calzoncillos al marido en la cara y le pegó un directo a la mandíbula a Yolanda que estaba junto a un archivo y se abrió la ceja con una esquina, todo como en una película…

- ¡Pobrecita! ¡Pobre Yolanda! ¿Y el pintalabios era suyo?

- ¡Que no! ¡Que ella no usa! El caso es que el jefe le ha dado un montón de dinero pero que no vuelve a trabajar allí, claro. Y ahora se va Cuba con el novio a conocer a la familia, que se van a casar y todo, dice, si él arregla sus papeles de divorcio allí, porque al parecer él está casado en la isla y tiene algunos hijos… todo muy oscuro, un lío ¡Vamos! Pero, por ahora, todo es secreto, tú no lo cuentes a nadie, que ella no quiere que en el pueblo se sepa.

- ¿Yo? Callada y punto en boca, aunque lo de que Yolanda no usa pintalabios no me lo creo, porque yo la he visto ir a trabajar, y no hace muchos días, más pintada que la fábrica de pinturas...

Aitor, que ha tomado nota mental de que tiene que conocer a la tal Yolanda, les pide paso y cuando el tren se detiene y abre las puertas en el apeadero del centro de Hernani, los tres descienden.

(Siguiente secuencia del film)

domingo, 26 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 31

Imagen generada por IA
Esto es parte de una historia basada en un guion que aún no ha sido rodado.
La novela comienza AQUÏ CAPÏTULO PRIMERO


De vez en cuando los colegios profesionales organizan actos en los que las juntas directivas reúnen a los asociados para darse coba unos a otros. Uno de los objetivos principales de los colegios profesionales es precisamente que el ego de esos profesionales esté en buena forma, así que, por lo menos, una vez al año los colegiados se ven las caras en torno a un banquete, comida y bebida a cargo de los fondos del colegio y de los patrocinadores del colegio, en resumen los costes de estas ceremonias vanidosas los acaban pagando los clientes o los pacientes o los pacientes clientes en las facturas que les pasan los colegiados para poder pagar las cuotas y los libros o lo que sea que les compren a los patrocinadores. El colegio de la abogacía que agrupa a los abogados y abogadas guipuzcoanos no escapa a esta regla y suele acumular homenajes a sus propios colegiados con motivo de que lleven 25 años colegiados o 50 años o 75 años – ignoro si esto se ha dado alguna vez porque la abogacía quema bastante y la edad de fallecimiento, entorno a los 65 años mal contados, lo evita, aunque los abogados para percibir una pensión digna de su mutualidad deberán trabajar hasta los 100 años -. El caso es que en el Hotel María Cristina, un palacio a orillas del río Urumea, una noche prácticamente veraniega el Ilustre Colegio de la Abogacía de Gipuzkoa había convocado a los colegiados a una fiesta en la que se entregaban las placas de recuerdo por los 25 años de colegiación a aquellos abogados que habían sobrevivido ese tiempo de ejercicio, fueran machos o hembras porque la abogacía es ejercida por ambos sexos en proporciones bastante igualitarias.

Eran las 22 horas, en la  sala de banquetes del hotel, los convocados y los homenajeados junto a la junta directiva y las autoridades judiciales que son siempre invitadas a estos actos – la carrera judicial da mucha sed como se suele comprobar cuando se sirven bebidas gratis a sus miembros -, vienen a ocupar 20 mesas redondas de 6 y 8 comensales, esto es, unas 150 personas. Los asistentes que no han sido invitados a cuenta del presupuesto por la junta directiva del colegio deben pagar por estar allí, así que muchos no han traído a su pareja de hecho, de derecho o de desecho, los abogados suelen ser virtuosos de la avaricia y además asistir solos a esas cenas propicia que se hagan nuevas amistades o se consoliden otras con la ayuda del abundante alcohol y, aunque el precio de la habitación en el mismo hotel es prohibitivo, siempre se puede ir zigzagueando hasta otro lugar propicio para el fornicio festivo.

Los trajes de ellos, negros, los trajes de ellas “de noche”, esto es,  todos vestidos de gala y con menos olor a naftalina que cuando estos actos se celebran en estaciones frías. En una mesa cuadrangular que se encuentra cerca de la mesa que ocupa la decana, el presidente de la Audiencia Provincial, el Fiscal Jefe y el Decano del Colegio de Bayona – la amistad con los abogados de Iparralde hay que cuidarla -, hay placas plateadas, unas bandejas pequeñas, dispuestas para ser entregadas. La decana, una mujer que ya ha cumplido los 50 y ha adquirido las redondeadas formas de una dama con sobrepeso, vestida con el traje de noche de su prima la anoréxica lo cual es una proeza de la física aplicada – más tarde en la noche acabará en urgencias hospitalarias por una crisis de ansiedad -, se dirige a los asistentes con un micrófono en su mano izquierda y una de las placas en la mano derecha.

- Y para cerrar este acto conmemorativo, el Colegio de la Abogacía, después de entregar a los abogados con 50 años de ejercicio una placa de recuerdo y agradecimiento, quiere también reconocer a los abogados con 25 años de ejercicio con una placa que recoja este hito importante en su vida profesional…. ¡Aitor Madariaga! ¿Quieres acercarte?

Aitor  está sentado en una de las mesas más lejanas junto a Miren, se levanta, se acerca entre aplausos de los asistentes, saludando a unos y a otros, llega hasta la Decana, le da dos besos, recoge la placa y habla por el micrófono como han hecho todos los que le han precedido.

- Muchas gracias al colegio por este obsequio que además de bonito es muy útil para que los clips de los documentos no se pierdan por la mesa del despacho. Os juro que también pondré bombones de licor frescos de vez en cuando para ofreceros a todas las que me vengáis a visitar, al resto ya os dejaré que me quitéis algún clip. 

Dicho lo cual, devuelve el micrófono y regresa a la mesa, mientras la asistencia ríe y aplaude, incluso los que no han oído o no han entendido, el sonido es muy malo y lleno de interferencias, mientras la Decana sigue llamando a otros al fondo y la ceremonia prosigue durante un buen rato. Aitor se sienta, sonriendo y saludando a todos los lados, pasa la bandeja a Miren, vestida para la ocasión con el vestido que usó en la boda de su hermana pequeña en Bali hace un lustro. Miren intenta leer la inscripción grabada pero las letras se le hacen confusas así que cuando uno de los otros comensales se la pide, la pasa. En la mesa hay una abogada y tres abogados, todos más jóvenes que Aitor y que han venido sin pareja alguna con la remota esperanza de cazar pieza esa noche -dada la heterosexualidad dominante entre los asistentes y que la proporción de sola a solos es prácticamente la misma en el conjunto de la concurrencia que en la mesa, la frustración de la libido acabará siendo absolutamente mayoritaria, incluso para las que consigan copular dado que el alcohol pasará factura a todos -. Los jóvenes abogados tienen una cordial relación con Aitor y se nota en el apelativo de “Maestro” que le dirigen al expresar su admiración por la bandeja plateada, alpaca pulida de la tienda de trofeos deportivos local.

- Gracias, gracias – Aitor responde en general y musita al oído de Miren -. Otra cosita más, para recordarme que me voy haciendo viejo.

- ¡Vaya mierda! De puta alpaca ¿Y tú?... – Miren le responde al oído pero su voz es lo suficientemente alta para que se oiga hasta en alguna mesa de al lado - ¿No puedes parar de hacer el ridículo? ¡Que darás bombones de licor a las que te visiten! ¿Te creerás gracioso? Y todas las momias riéndose ¿A cuántas les has bajado las bragas?

- Te están oyendo los demás, cariño, no me llames idiota en público, solo hazme una seña y lo entenderé enseguida.

El volumen de voz de Aitor, tono grave, hace que sus palabras suenen amenazantes, incluso para Miren que vuelve a hablar en su volumen audible para el entorno.

- Estás muy guapo con esa corbata de seda italiana, no me extraña que a más de una se le esté cayendo la babilla... del coñete ¡Guapito!

- Creo que te estás pasando otra vez, mejor nos vamos de aquí.

El resto de la mesa ya no disimula que está incómodo oyendo el diálogo que siguen sin perder un matiz.

- Vayámonos, tienes razón, que tus amigos son unos sosos y ésta de aquí al lado solo sabe hablar de juicios y sentencias… ¡Qué horror de cena me están dando!

Como si nadie hubiera oído, el veterano abogado sonríe.

- Bueno, chicos. Los abuelos nos tenemos que retirar, que mañana tenemos que madrugar…

- Te tendrás que retirar tú, carcamal, que yo me quedo al baile de después, que toca la Oreja de Van Gogh y a mi me molan… 

Esto lo dice Miren como saliendo de una burbuja que hubiera envuelto a los dos durante el intercambio anterior.

- No os podéis ir ¿Has oído a tu mujer? Bueno, a tu novia ¡Quedaros! Si tú siempre has empalmado hasta el amanecer. Predica con el ejemplo, gudari – dice el más grandullón de los jóvenes - ¿Quién es el ganador del tercer tiempo, tarzán? 

Arqueando una ceja y con una expresión jovial Aitor coge la botella de cava del centro de la mesa y la vacía en una ronda por todas las copas, acabando la botella en la de Miren que era la única vacía del todo.

- Perdonad esta interrupción, ha sido una interferencia, claro que nos quedamos.

Cuando se sienta, haciendo seña a un camarero para que acerque otra botella, Miren le dice en voz baja pero alta.

- A ver si te aclaras ¿Nos vamos o nos quedamos?

- Esta noche nos quedamos, mañana... los dioses dirán.

Y más tarde en la noche se hizo una pista de baile entre las mesas, algunas desaparecieron, otras se pusieron contra los muros, un conjunto de músicos se instaló a un lado de la sala, parte de los asistentes fueron desapareciendo pero aparecieron otros y, sobre todo, otras que no habían estado en la cena pero que, evidentemente, eran también abogados, quizá asustados por el precio de la invitación.

Hay gente bailando, menos de la mitad de los que están por la sala, el resto está sentado formando círculos o de pie entorno a la pista con aire escrutador y equilibrio oscilante, Aitor y Miren bailan desaforadamente, Aitor haciendo el payaso con saltos y piruetas, baila francamente mal, no tiene sentido del ritmo, Miren le sigue el juego hasta que se aparta un poco y se sienta en una silla junto a una de las mesas, donde está sentada la misma abogada que estaba durante la cena con ellos. Miren coge una copa vacía y le pide por señas que le sirva con la botella que la joven letrada tiene a su lado, ésta sirve hasta los dos tercios del recipiente. Miren se levanta y coge la botella de cava para llenarse hasta el mismo borde y un poco más, bastante más porque el mantel se encharca mientras habla.

- La copa hay que llenarla hasta el borde, niña, la copa es la vida, hay que llenarla hasta el borde…siempre hay una última gota demás y entonces todo se desborda… porque la copa no es tan grande como es necesario…

Bebe toda la copa y se dirige como puede de nuevo hacia la pista de baile, consigue llegar sin caerse hasta abrazarse a Aitor.


(La lectura sigue aquí )

jueves, 23 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 30

Imagen generada a la tercera por IA
Este texto forma parte de un relato basado en unguion que no ha sido rodado.
La historia comienza AQUÍ


Miren es cliente del salón de peluquería de Paulina, un pequeño negocio que da trabajo a la empresaria y a una empleada. Bien situado en el centro de Hernani, las instalaciones modernas y funcionales atraen a una clientela local que prefiere la comodidad de la cercanía, una calidad reconocida y unos precios competitivos frente a los de los salones de Donostia, en los que el coste del inmovilizado repercute sobre los precios de forma inevitable.

Un anochecer lluvioso, el “sirimiri” que oscurece la escasa luz de la villa, Miren está en el salón de peluquería “Paulina”, el rótulo comercial es “Pauline’s” pero nunca ha sido reconocido por el público, siendo atendida por la propia titular mientras la otra peluquera está lavando a una cliente, la empleada es Amaia, más joven, apenas 20 años.

- Te queda genial el pelo así, Miren. Muy bien, no necesitas un color más claro – habla en alto Amaia, desde la zona de lavado al fondo del local -.

- Ya veremos si le gusta al otro o, al menos, si se entera – Miren pide la complicidad femenina -, que a veces ni se da cuenta si me he teñido o no, que él va a lo suyo y nada…

- Mi novio es peor, me compro un vestido en las rebajas, una monada, me lo pongo el sábado para - salir, le pregunto si le gusta y solo me dice ¡Para lo que te va a durar encima!

Las otras 3 se ríen con el relato de Amaia, mientras Paulina pone un espejo de mano por detrás para que Miren se vea completa la cabeza en el gran espejo y le comenta:

- Creo que ya he acabado ¿Qué te parece?

- Bien, muy bien... mañana voy a primera hora a una agencia inmobiliaria para ver un local…

- ¿Aquí en Hernani o en Donostia? - Paulina pregunta a Miren -.

- Aquí, en mi barrio

- ¿Qué negocio quieres poner?

La peluquera pregunta, Miren se ajusta el impermeable y busca el paraguas que está oculto, es un pequeño plegable, entre los otros. 

- No sé, no lo tengo pensado pero algo tengo que hacer…

Busca en el bolso el billetero saca el precio justo sin preguntarlo y lo deja en el pequeño mostrador donde hay una caja registradora y una bandeja, luego introduce monedas en un una hucha, un pequeño cerdo de barro pintado de rojo. Mira hacia la calle, la lluvia desanima para salir fuera pero tiene que hacerlo y no confía que el paraguas sirva de mucha protección para su peinado. 

- Pues no pongas ni un bar ni una peluquería, guapi, que ya tenemos todos las que caben en este pueblo – Amaia vocea por encima del ruido del secador -.

- ¿Para qué tienes que hacer algo? - Paulina ha terminado de barrer el suelo y limpiar el sillón y la superficie de trabajo que ha empleado con Miren-. ¡Con lo que te sacaste en el divorcio y con un novio rico! ¡Qué culo inquieto el tuyo!

- Ni es rico ni nada y ni quiero ser una mantenida. Vamos a tomar algo y te cuento.

Paulina coge su impermeable, se retoca con laca su pelo, mete el dinero en la caja registradora y le dice a su empleada:

- Cierras tú, que yo no vuelvo y mañana estás sola todo el día…

- Es verdad, que te toca desconexión.

Miren ha oído el intercambio y pregunta:

- ¿Desconexión?

Es Amaia la que responde, ya ha terminado con la cliente y está cobrando.

- Esta golfa, cada 10 ó 15 días desaparece un día entero… que necesita una jornada de desconexión y se va por ahí ¡Vete a saber dónde se mete! Con el querido, que ahora a eso se llama desconexión…

- Ya me gustaría poder hacerlo cada dos semanas, si me voy una vez al mes, ya es suficiente ¡Coño! Y además, lo que tú disfrutas de jefa aquí y haciéndole a ese gorila que tienes de novio cortes de pelo de macarra de Lasarte… ¡Adios y que te den!

No muy lejos, bajando un poco la cuesta de la calle hay una cafetería, un poco pastelería, limpia, de muebles claros, que no huele a vino avinagrado sino a café y a dulces. Miren y Paulina no tienen sitio en las mesas, todas ocupadas pero la barra está vacía, detrás de la barra una mujerona navarra con un piercing que le atraviesa la nariz y vestida de seguidora de Iron Maiden atiende muy bien a la clientela exclusivamente femenina que ha dejado a los niños al otro lado de la cristalera bajo la lluvia.

Paulina pide un café con leche y Miren un vino crianza de Rioja, la cafetería solo tiene una botella de tinto y es un Marqués de Cáceres.

- Ya me contarás qué es eso de la desconexión, que yo no sabía.

- Ni tú ni nadie, pero ésta es una bocazas, coño. Ya sabes cómo es este pueblo, entre el monte – Paulina se pone la palma de una mano delante de los ojos a la altura de la nariz -, y la txapela - se pone la otra mano en visera en la frente -, aquí no hay horizontes y yo me he dado cuenta que necesito horas para mi sola y ver el horizonte. Me voy unas veces a Bilbao, otras a Biarritz, otras simplemente a Donostia, me dedico unos cuidados, que si unas compritas tontas, que si una sesión de spa… y así, o al cine, a ver una película de romanticismo… desconexión, desconexión… es el yoga que me permite vivir en este puto rincón.

La voz de Paulina va cambiando del tono de enfado con el que ha iniciado la explicación al tono jocoso y alegre in crescendo hasta la vuelta repentina al agrio “puto rincón” que provoca un silencio momentáneo, una pausa valorativa, en Miren

- ¿Y Bernat? ¿Qué dice?

- Lo comprende y le parece bien porque no le doy explicaciones, ninguna, además le traigo un regalito de vez en cuando, que si un libro de cocina, que si una especia africana, que si una camisa…

- ¿Y el querido? - La ironía es patente en la pregunta de Miren -.

- ¡Vete a hacer puñetas tú también! Esto de la desconexión es un secreto y si deja de ser un secreto se me va a llenar el coche de gente y voy a tener que fletar un autobús para llevar a todas las desconectadas... o sea que no se lo digas ni a Maddi ni a Aitor ni a nadie.

 SIGUIENTE CAPÏTULO

lunes, 20 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 29

Imagen generada por IA
Esto es parte del argumento literario de un guion que no ha sido rodado.
La historia comienza PRINCIPIO DEL CUENTO


Bayona es una ciudad agradable, ese cruce de ríos y caminos, de Gascuña y Euskalherria, de Francia republicana y de folclore español, tan cerca del ñoñostiarrismo afrancesado que le visita en rebajas y tan lejos de la moda parisina que se asoma en Galleries Lafayette, antes “Aux Dames de France” pero Aitor no puede hoy apreciar Bayona, una vez más se dirige las oficinas de las Finances Publiques, justo a las 12 del mediodía  “¡Esta mujer no come!” en el despacho de la Inspectora de Impuestos que no ha cambiado, la foto del presidente de la República Francesa en la pared “¿Se parece un poco a la Inspectora? ¿Serán de la familia? Como las francesas pierden sus apellidos al casarse, nunca se sabe”, estanterías con libros y un par de expedientes, mesa con un expediente… los papeles parece que están disminuyendo en la decoración,  detrás de la mesa una silla de director con Emma sentada, vestida de traje, blusa abierta, collar de perlas, pendientes llamativos, peinado nuevo, delante de la mesa Aitor está vestido de traje y corbata sentado en silla de visita y otro, su colega el abogado francés, sentado también pero sin ninguna comodidad, es evidente que este último está deseando salir del sitio.

- Je crois qu’en l'état des éléments que nous avons dans le dossier,  le dossier est  terminé, mais vos investigations se poursuivent sans repos…  - cuando Aitor habla en francés, se le pone voz de colegio de  jesuitas, el acento español no suena mal pero se percibe que tiene algo de niño que recita la lección en clase francés -.

- Je ne pense pas, le dossier n'est pas terminé. Il y a encore des éléments dans ce dossier. Je ne souhaite pas forcément rentrer dans le détail, mais effectivement, peut-être…  - Tajante, como si el abogado español hubiera entrado sin permiso en sus dominios, la inspectora habla -. En tout cas, il y a des actes importants qui seront faits et qui je l'espère, permettront d'avancer vers la vérité. Du calme, maître, du calme…

El abogado francés teme que su colega español no conoce el poder y la eficacia del Servicio Francés de Impuestos y además, para eso cobra también, tiene que intervenir.

- Mais la vérité est que il n’y a pas d’abus de droit fiscal, qu’il y a une bonne foi sans tache et que les chiffres en question sont de plus en plus réduites, même ridicules. 

- C’est à moi de juger et je n’arrive pas à être satisfaite par les justifications données.

La Inspectora quiere meter presión a la defensa del contribuyente, aunque es consciente de que el Fisco tiene más interés en obtener un pago asumible por la empresa que en establecer una cuantía defraudada que no sea asumible y que pueda llevar a que detenga su actividad en Francia con pérdida de futuros ingresos fiscales y perjuicios al reducido tejido industrial de la región, donde el turismo de masas y la especulación inmobiliaria están ganando su batalla contra las iniciativas locales de establecer una estructura económica que retenga a la población en el país.

- La satisfaction est toujours très subjective.

La voz de Aitor tiene un matiz de ingenuidad que deja evidente una cierta ironía. Emma se pasa a hablar en español, español de la buena Educación Pública francesa, de las clases que recibía de la Señorita Martínez en la escuela municipal con citas de Lorca, diapositivas de Picasso e invitaciones a conocer Murcia... y después en el Liceo, con el Señor Santiago y sus explicaciones apasionadas y teatrales, el profesor había nacido en París, sobre la tauromaquia, el campo charro, Unamuno y la Salamanca que sus padres le habían metido en el corazón. 

- No me gusta nada ese comentario y retírelo.

- Habla Ud. muy bien el español y no había segundas intenciones en mi comentario.

- Muchas gracias, estudié español en el liceo y no me atrevo a practicarlo mucho…

- Eso se puede remediar inmediatamente ¿Viene Ud. a comer con nosotros? - Aitor estaba esperando la ocasión, tenía ganas de conocer la persona que había dentro de la coraza de funcionaria jacobina que parecía armada de bayoneta en cada encuentro -.

- Non, merci. On verra si,  après la conclusion du dossier de vôtre client, vous aurez envie de m’inviter à ce repas.

La vuelta al francés cerró la pausa de relajo.

- On verra bien, je suis sûr…

Y Aitor con su colega se dirigió a la puerta inmediatamente.

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viernes, 17 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 28

Imagen generada por IA
Esta cena forma parte del desarrollo literario del argumento de un guion que no ha sido rodado.
Esta crónica de Hernani comienza Principio


Debe ser viernes porque está lloviendo lo que no ha llovido en toda la semana, Aitor está en una sociedad gastronómica, gran cocina abierta sobre una sala en la que hay mesas alargadas con bancos corridos, la mesa más próxima a la cocina tiene 8 vasos puestos y una panera con pan cortado.  Bernat, con un delantal, cocina en una de las esquinas de la estufa, ésta es como la de un restaurante con 16 fuegos y 4 hornos, Aitor, vestido de vaqueros y camisa a cuadros, va y viene de la cocina a la mesa, sacando cubiertos, platos, servilletas etc. , también trae botellas de vino de una bodega situada en un lado más lejano del comedor, como un pinche obediente del maestro cocinero, mientras habla. 

- Iba borracho como un jugador de rugby, me dijo el imbécil, por el decano de la facultad y me molestó. Esa es la imagen que tenemos del rugby desde dentro y desde fuera. Que el rugby está muy vinculado a disfrutar del alcohol.

Bernat no se vuelve de los fuegos para contestar.

- En el rugby se habla de lo que se bebe, se escribe sobre el tema y se discute en busca de soluciones...a diferencia de lo que sucede en otros deportes en que sus practicantes beben tanto o más que los del rugby.

Aitor está descorchando una botella de vino tras otra, hasta cuatro, que va poniendo en la mesa.

- Bebemos demasiado, bebemos demasiado, somos lo que somos, alcohólicos sociales, es inevitable en nuestras costumbres, beber…

- Más vale ser borracho célebre que alcohólico anónimo.

- Cada vez soporto menos las borracheras y las borracheras de los amigos.

- Yo bebo hasta un cierto punto, nunca me paso. Yo controlo. El vino hay que degustarlo.

Llegan mojados los dos primeros comensales Lánder y otro, Dunixi, de aproximadamente la misma edad, Aitor siempre es el más viejo del grupo por unos diez años. Mientras se quitan los impermeables y sacuden los paraguas, Lánder saluda.

- Kaixo!  ¿Qué tenemos hoy para degustar? ¿Qué nos ha preparado el michelín estrellado nuestro?

- Unas sardinas en aceite de la mejor calidad con ensalada templada de espinacas,pimientos, garbanzos y queso feta. Tostas con salmón ahumado aderezado con eneldo y un plato principal de  salteado de setas y gambas con patata cocida. Tabla de quesos y, de postre, solo unos pastelitos financieros. Como sabía que se te iba a olvidar el jabugo…

Lánder se golpea la frente ante el acertado comentario de su amigo.

- Yo estoy abriendo unas botellas de un tinto navarro ligero para acompañar – dice Aitor -.

Dunixi comenta a los otros que el el menú es un menú de alimentos ricos en calcio: sardinas, espinacas, quesos… y Bernat explica.

- Es que mi mujer me dice que me falta mucho calcio y que a vosotros también.

Llegan los otros 4 comensales, igualmente sacudiendo agua, Javier, Tominejo, Rigor y Mariel se van sentando, empiezan a picar sardinas y a beber vino, en la mesa Bernat queda el que más cerca de la cocina y Aitor enfrente de él, se oye hablar de la Real Sociedad y de fútbol. También llegan más cuadrillas que saludan, preparan su cena en la cocina y ocupan otras mesas. En la mesa de Aitor, éste se ha quedado al lado de Lánder en una esquina apenas interviene aunque escucha lo que le dice Lánder.

- Poeta, últimamente te veo con una sonrisa triste, creo que te voy a llamar el Marqués de la Sonrisa Triste. Bebe un poco ¡Que Ud. No me bebe nada y se me va a poner enfermo

Como respuesta, Aitor bebe de un trago su vaso y se sirve otro, lo que atrae la atención de Bernat que estaba discutiendo sobre el juego d ella Real Sociedad, sentado enfrente de Aitor, los dos cocineros están en el extremo de la mesa más cercano a la cocina.

- Déjale, déjale, que está preocupado por lo que bebemos en este pueblo. No sabe apreciar la suerte que tenemos aquí que las mujeres beben tanto o más que los hombres, así que no se cabrean como en Donostia si llegas un poco mamado a casa, porque ella está tanto o más que tú.

- Es que a mi me gusta el vino, me gusta apreciar lo que bebo... y pasear calle arriba, calle abajo, de bar en bar y tal, es algo absurdo, ya sé que no se bebe por beber, sino por estar con los amigos y tal, pero, al final, acabamos a cuatro patas un día tras otro.

Bernat reacciona un poco mosqueado a este comentario de Aitor

- Eso no lo dirás por mi ni por mi mujer. Paulina y yo no vamos a casa a 4 patas, quizá el morro un poco caliente, tú, si tienes un problema en tu casa, lo arreglas en tu casa, como hacemos los demás.

Lánder reacciona a este comentario, diciendo.

- No seas borde, tú también. Aitor tiene su razón y expone un problema sin remedio, somos alcohólicos sociales, no sabemos estar juntos sin beber y ya es tarde para hacer otra cosa, no somos musulmanes ¿Has visto en Marruecos como están? Sentaditos con su té delante, de charleta, dándole una calada de vez en cuando al narguilé o al porro…

- Y al final tan pedos como nosotros – corta Bernat -, y con la mujer en casa esperando para pasarle la factura por haberla dejado sola…

- Cuando éramos jóvenes, matábamos por follarla y ahora matamos porque ella no quiera follar esta noche – Ironiza Lánder -.

- No te entiendo, a mi la mía, me gusta – dice Aitor-.

- A mí también me gusta, hombre – asiente Lánder -.

- Maddi es una gran mujer.

Aitor lo dice y provoca una sonrisa de Lánder y una palmada cariñosa en la espalda.

- El que no entiende eres tú, a mi me gusta la tuya, Miren.

El tercero en la conversación, Bernat, también se ríe y señalando con un movimiento de barbilla a Lánder dice:

- Este es un masoquista, la verdad es que lo tuyo Aitor tiene mérito, porque tendrá sus cosas buenas, que las tiene pero… ¡Aguantar lo que tú le aguantas!

Lánder que se ha bebido mientras un par de vasos de vino llenos hasta el borde baja la voz para relatar:

- Lo que aguantamos todos, yo, cuando me casé con Maddi bajo aquel pino del Adarra, porque yo me casé bajo un pino del Adarra, la primera vez que hicimos el amor bajo aquel pino del Adarra, y yo estaba allí, por fin, poseyéndola y, a la vez, pensando que me estaba equivocando, que aquello era el mayor error de mi vida, que me estaba metiendo en una etapa de la que no sabía ni el recorrido ni la meta…

- Y nueve meses después, el niño, el cabezón ése. Y luego dos más… menuda etapa la tuya – con alegría comenta Bernat -.

- Y la quiero, y la sigo queriendo, pero cuando paso junto a aquel pino – Lánder sentencia -,, siempre pienso, aquí me ahorqué y aquí me colgaré un día.

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lunes, 13 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 27

Imagen generada por IA
Este texto es parte de la trasformación de un guion que  no ha sido rodado.
La historia que se relata comienza AQUI


Después de comer, Aitor ha salido corriendo a coger el tren de cercanías para ir a trabajar, Miren se sienta en el canapé, delante de la televisión, busca un programa que le acompañe en la siesta, hay series pensadas para ello, cuando se siente más deportiva pone algún torneo de tenis. 

Cuando acaban los anuncios, el volumen del sonido parece bajar y la aburrida música que identifica la serie comienza. En ese momento, sucedió. Una suave luz azul que convirtió el frío, la lluvia y la oscuridad del exterior en nada llenó toda la habitación. No fue como un relámpago, sino un silencio sepulcral que descendió del cielo. Miren vio la gran figura alada que se alzaba en medio de la luz. 

Se oyó una voz, profunda y melodiosa, pero sin juicio alguno. Era el arcángel Gabriel, y llamó a Miren.

- Miren. Josheren alaba. Paulinarekin duzun harremana amaitzeko unea iritsi da. Zure arima bi zati berdinetan zatitu duzun aukera da hau, eta gure Jaunak badaki bi etxe ezin direla fundazio batean eraiki."

- ¿Qué dice señor ? - susurró Miren, sin querer arrodillarse en el suelo-. Amo a Paulina, pero Aitor... él es mi vida. No se está usted liando con el euskera.

El arcángel Gabriel no cambió su mirada, pero el tono de su voz transmitía una orden, tan fuerte como la ley del cielo.

- Miren, zure familiaren aginduz etorri naiz. Aitor zure bikotekidea duzu, eta harekin duzu konpromisoa. Hemendik aurrera, emazte on baten moduan portatu behar zara, zure konpainiaren goxotasuna eta zure leialtasunaren indarra eskainiz -.

- No entiendo nada, hace unas semanas me decías de volver con Albert y ahora que debo follar más con Aitor porque se va a ir con esa zorra de Paulina… Será humor judío lo tuyo. Creo que no controlas el euskera, mira que yo que llevo aquí toda la vida, la cago con el « nork, nori, nor » muy a menudo.

Gabriel se acercó un poco más, y sus palabras resonaron en los oídos de Miren, no como una condena, sino como una responsabilidad ineludible.

- Baina entzun ondo: zure bekatua ez da ezkontza-gelatik kanpoko pasioa bakarrik. Zure bikotekide Aitor alde batera utzi duzu. Harekin hasi zenuen bizitzara itzuli behar zara, eta harekin zoriontasun osoa berreskuratzen ahalegindu. Zure gorputza haren senarra da, eta Aitorrek eskatzen dituen nahiak eta beharrak asetu behar dituzu, zuen lotura berriro sendotzeko. Bihurtu berriro haren emaztea, osotasunean, Paulinarekin duzun harremana eten eta gero.

Las palabras del arcángel fueron precisas, seculares y esotéricas a la vez. Miren se puso de pie; la luz era tan intensa que no podía ver nada, pero lo veía todo.

- Mira, Gabriel de los cojines, yo no estoy liada con Paulina, las tías no me van aunque me chupen la almeja y Paulina puede que le esté soplando la poya a Aitor, lo que es una pérdida de tiempo porque es un inútil en la búsqueda del punto G con la lengua o sea que nunca le va dar la recíproca. Y lo que hagamos los tres es cosa nuestra y no de las alucinaciones de la siesta… no debía de haber preparado el revuelto de setas a prisa y corriendo… quizá alguna de las shishas no era tal.

- Hablo en euskera, el idioma local, para que captes bien el mensaje divino y no entiendes nada, ya lo decía mi madre, los arcángeles también tenemos madre judía, que el vascuence es la lengua del diablo y solo sirve para hacer aquelarres desde tiempos de los neandertales o así. Bueno, que lo sepas que Paulina y Aitor te están poniendo los cuernos.

- ¡Que te den, mamón ! Y no digo nada más porque no soy antisemita ni con la apariciones.

La luz, tan rápida como había llegado, desapareció aún más rápido. La sala volvió a quedar a oscuras, fuera la lluvia arreciaba y no dejaba pasar apenas luz, solo se oía el sonido del aparato de televisión, y en el suelo no había señales de que hubiera sucedido nada. 

Miren no siguió con la siesta. Respiró hondo, y en sus ojos, en lugar de duda, había un destello de determinación sombría y triste. Sabía lo que tenía que hacer, aunque fuera la decisión más difícil del mundo.

- Tengo que ir a la peluquería, tengo los pelos que parezco una hiena del Sinaí, si en el Sinaí hay hienas.

Y cogió el teléfono para pedir hora en la peluquería de Paulina.


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sábado, 11 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 26

Imagen generada por IA
Este texto forma parte de una novelización de un guion de largomentraje que no ha sido rodado por ahora.
La novela comienza PRIMERA SECUENCIA



Al día siguiente Aitor, después de la comida en el restaurante Zuberoa al que se desplazó en el coche del funcionario de la Diputación de Gipuzkoa, cogió el tren de cercanías para regresar a Hernani, Aitor se sentó una vez más en el lado de la ventanilla, leyendo un libro electrónico, sonriendo de vez en cuando. A su lado está sentada la misma joven de unos 20 años de edad con la que ya había coincidido y que habla con la otra joven de su misma edad, sentada enfrente. Mientras hablan, inclinándose ambas hacia delante, las dos escriben en sus móviles sin parar.

- Tengo una cosa secreta para contarte pero júrame que no se lo vas a decir a nadie.

- Ya estás con tus cosas. Que todo lo que me cuentas, no se lo digo a nadie. Te juro que me lo guardo para mi.

- Mi prima Yolanda tiene novio de nuevo y en la empresa le han puesto de secretaria del gerente.

- ¿Se ha liado con el director o qué?

- No, el novio es su profesor de baile, se ha enrollado con el cubano ése tan guapo que da las clases de salsa.

- ¡Vaya con Yolandita! Le van los morenos ¿De éste tienes foto?

- No, de éste tengo un vídeo… - Le muestra el móvil -, le pone la salsa en la cara… y además ella se la traga.

- ¿De dónde sacas tanto porno? - dice riéndose -.

- Del grupo en whatsapp de madres de la ikastola. que mi madre me reenvía a veces los que le hacen gracia, pero lo de Yolanda y el salsero es verdad, pero secreto secreto, no se lo digas a nadie, que en el pueblo no lo sabe nadie.

- Callada y punto en boca

Aitor, que ha oido todo inevitablemente, les pide paso, ambas le dejan pasar pero cuando el tren se detiene y abre las puertas en el apeadero de Hernani,  ellas se levantan apresuradas una vez más y también descienden con él.


.../CONTINUACIÓN Aquí

jueves, 9 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 25

Este texto es parte de un guion que nunca fue rodado y la historia tiene su comienzo AQUÍ

 Bayona podría ser una ciudad más bonita de lo que es, pero los arquitectos franceses tuvieron una época creativa en la segunda mitad del siglo XX en la que recurrieron al hormigón blanco en bruto para las fachadas, sobre todo en los edificios institucionales, entonces parecían feos pero el respeto a Le Corbousier hacía que no lo dijéramos en voz alta, hoy son feos y deteriorados pero los arquitectos franceses continúan imitando a aquel profeta del cemento y de la fealdad.
(Imagen generada por IA, no se parece mucho a Baiona pero sí al paisaje urbano de muchos rincones franceses que fuero bellos)

Las oficinas de la Hacienda francesa están en un edificio que tiene la suerte de estar escondido entre otros, detrás de la Poste, un edificio entre funcional e industrial. El despacho de la inspectora tiene foto del presidente de la República Francesa en la pared, estanterías con libros que nadie lee y expedientes que acumulan polvo, la mesa con muchos menos expedientes que la vez anterior, detrás de la mesa está sentada Emma, vestida de traje, blusa abierta, collar de perlas, delante de la mesa Aitor vestido de traje y corbata sentado en silla de visita y otro, abogado francés, vestido con un traje de Eden Park y sin corbata sobre la camisa rosa está sentado en otra silla que cojea y que mete un chasquido cada vez que éste se mueve y se mueve muchas veces. Los dos abogados atienden a la funcionaria que se dirige a Aitor principalmente.

- Selon vous, il s'agit des insuffisances, omissions ou inexactitudes dans les déclarations  ou la liquidation de l’impôt qui se traduisent pure et simplement par un supplément d'impôt mis à la charge de votre ami.

- Vous savez ? C’est comme un brouillard tombé, total et opaque, qui peut changer le cours des vies. Mon client se réveille après un long sommeil d’amour pour une comptable et ne découvre ce problème qu'à son réveil.

El abogado francés se revuelve en su silla ante la salida poética, ha sido un recitativo de Aitor en plan catedrático reconocido de derecho fiscal.

- Le réveil c’est moi et c’est un peu trop tard pour s’excuser et essayer de régler la manque de volonté de s’acquitter aux impôts… 

Emma está impasible y toma una notas en un cuaderno, Alain interviene.

- Il a payé une chiffre forfaitaire, même avant de comprendre qu’est ce qu’il arrivé. Et on est en train de collaborer avec vous pour établir la quantité à satisfaire - Emma y Aitor se miran y sonríen mutuamente - ...je vous disais en fait que quoi que vous fassiez dans votre vie, il y aura toujours des gens qui ne seront pas d’accord avec vous. C’est comme ça et il faut l’accepter. Par exemple, ça peut être lié à la gestion de l’entreprise et son expansion… 

Aitor se apoya en esta intervención

- Je vous en prie de bien vouloir regarder les explications comme un histoire et pas uniquement comme des justifications tardives à un tort commis… 

La inspectora cierra su cuaderno y cierra el expediente.

- Je ne vous promets rien, mais il faudra que j’étudie profondément cette nouvelle exposition des faits. Aujourd’hui c’est fini, je vous appellerai avec mes conclusions.

Después de despedirse, los dos abogados salen a la calle, a Alain le gusta hablar en español y aprovecha que Aitor está pensando en sus cosas para cambiar a esta lengua.

- Ha insistido en que tú vinieras conmigo. He notado un cambio. Me parece que su ascenso le ha sentado bien -  Aparte de las erres que pronuncia a la francés, el acento francés de Alain no es muy marcado -.

- ¿Qué ascenso?

- La han promovido a París, a un puesto en la Dirección General… supongo que eso será bueno para su carrera pero vivir en París no se lo deseo a nadie.

- Pasar de cabeza de ratón a cola de león – Aitor intenta encontrar el dicho equivalente en francés ante la extrañeza de su colega -, Pasar de ser el cura del pueblo a un obispo más en Roma o algo así... Bueno, parece una tía ambiciosa y que sabe lo que quiere. Ahora lo importante es que se convenza de que no se ha defraudado y de que se ha pagado mal por error simplemente, que se pagó en Gipuzkoa lo que se debió de pagar aquí.

- ¿Tu amigo de la hacienda de Donostia le habrá llamado para explicarle?

- Supongo que sí porque me ha hecho invitarle a una comida en el Zuberoa para explicarme las gestiones que ha hecho ¿Cuándo se irá ésta a París?

 -Sospecho que en cuanto cierre nuestro expediente, debe ser de los últimos que le quedan. 


.../continúa SIGUIENTE SECUENCIA/...


martes, 7 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 24

Imagen creada por la IA

Este texto es parte del relato que es el argumento de un guion nunca rodado.

Todo tiene un comienzo y el capítulo primero es AQUI MISMO
 

El hotel es grande, detrás del Palacio de Miramar, no es un edificio atractivo pero tiene habitaciones confortables. Aitor llama desde su despacho y reserva una habitación con cama de matrimonio a nombre del despacho, llega con su bolsa de deporte, la gruesa cartera de abogado y el ordenador en bandolera hacia las 10 de la mañana, como ha avisado por teléfono y en recepción le dan la llave, paga inmediatamente la factura expedida a la firma y desde la cama manda el mensaje con el número a Paulina, mientras ésta llega, trabaja sobre alguno de los asuntos que le ocupan. Cuando Paulina empuja la puerta, entra y la cierra, Aitor pone el teléfono en modo avión, ella lo ha hecho en el ascensor. Luego se desnudan mutua y alternativamente y se exploran con todos los sentidos, a veces ni siquiera deshacen la cama para el primer asalto pero hoy son las 12 y las sábanas y el edredón, que habían formado un refugio para sus juegos durante un momento, están por el suelo, la peluca que traía Paulina puesta a la llegada está sobre los expedientes abiertos de la mesa, Aitor mira el techo y acaricia la espalda de Paulina, ésta, recostada contra él, está jugando con los pelos del pecho de él mientras habla.

- ¿Por qué no la dejas? Es insoportable.

- ¿Y tú? ¿Por qué no dejas a tu marido?

- ¿Dejarle? Yo le quiero, yo le quiero a Bernat.

- Pues va a ser que yo también le quiero a Miren.

- Pero Bernat no me está todo el día insultando, maltratando, además tiene un buen vino y cuando bebe mucho se queda dormido y como total le gusta más la cocina que la cama…

- ¿Y estos cuernos? - Aitor hace un círculo con la mano como abarcando sus cuerpos desnudos y la habitación -.

- Los cuernos es cuestión de calcio y no debe tener mucho porque no le han salido ni a mi tampoco. Pero la tuya... ¡Qué aliviado se quedó Albert cuando se fue contigo! Mira, yo soy su mejor amiga y no sé cómo la aguanto, y tú le ríes las gracias, las pocas gracias que tiene, e intentas que no beba, misión imposible, verdaderamente imposible en nuestro pueblo.

Claramente no es la primera vez que Aitor oye estos comentarios o parecidos y guarda silencio, Paulina también calla y cuando va a decir algo, es Aitor quien la interrumpe antes de que mueva los labios:

- Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.

- Tú me gustas, pero es distinto, no te quiero. Estás bien para un kiki de vez en cuando, para que no me salgan telarañas en el túnel del amor, somos amigos, nos encontramos bajo las sábanas porque nos buscamos bajo las sábanas pero no es lo mismo, tú no sé qué haces en esa relación que no te lleva a ninguna parte  y que es un calvario.

- Es que sé que dentro de ella, está “ella”, aquella chica que conocí hace tantos años, y me empeño en sacarla de nuevo a la superficie y quiero creer que la sacaré un día…

- Va a tener ella razón y eres tonto, muy tonto, eres como un bombón.

- ¿Un bombón?

- Sí, un bombón. Y más vale un bombón entre dos que una mierda para una sola ¿Otro kiki antes de dejarlo por hoy?

Paulina se monta encima de Aitor y empieza el frote de genitales.

Del hotel salen por separado, primero Aitor que es despedido con un “hasta la vista” por el recepcionista e inmediatamente después Paulina que mira fijamente hacia la puerta de salida y que el empleado opta por no ver. Paulina arranca su coche en el aparcamiento exterior y pasa delante de Aitor que está manipulando su teléfono móvil con una mano, la cartera en el suelo junto a sus pies, parado junto a la puerta principal, ella prosigue hacia la salida mientras se quita la peluca. Aitor habla al teléfono. 

- No he oído la llamada. Cuando estoy en sala lo pongo en modo avión. Vale, no, no me olvidaré de comprar el pan. Un beso.

- Je n’ai pas entendu l’appel, je l’avais en mode avion… mais on avait dit que tu irais tout seul, ...qu’elle veut entendre mes explications? ...Droit espagnol? … Je serais, sans problème. Adishatz!!

Continúa: SIGUIENTE EPISODIO

domingo, 5 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 23

Imagen generada por IA.
Este cuento es parte de la novelización de un guion jamás rodado.
La peli comienza AQUÍ EL INICIO

El aire en la casa de Miren estaba perpetuamente cargado de un suave olor a perfume caro, quizá del que utilizaba Miren, Chanel nº 5, quizá de alguno de esos aromatizadores de calidad que recuerdan a buenas marcas de perfumería francesa pero, en todo caso, olía bien. Miren tenía, a veces, una especie de hastío, el leve aburrimiento de una vida demasiado cómoda. Cuando Aitor se iba por las mañanas se sentaba junto al balcón abierto de la cocina con vistas a la plaza del barrio, escasas vistas porque la plaza era pequeña,. Además hacía la comida, hoy iba a hacer pimientos rellenos de bacalao, había dejado los ingredientes sobre la mesa y fumaba un cigarrillo, fumaba poco y bueno. Pensó en beberse una copa de vino para darse ánimos de afrontar la tarea, tarea que le pateaba el hígado porque tenía ganas de tener un negocio propio y que alguien cocinara por ella. No había vino en la cocina, se había acabado, abrió el frigorífico y quedaban unas pocas cervezas, de las que  Aitor bebía a veces como aperitivo, como su esposo Albert también solía hacer y le vino la imagen de ambos bebiendo, cada uno en diferentes tiempos y lugares, pero, al final los dos terminaban por parecerse.

Todos los hombres son iguales. Había dejado a su esposo, Albert, un comerciante de cervezas y whiskies decente y trabajador, por Aitor, un abogado de negocios, negocios ruinosos porque nunca andaba boyante de dinero. También había dejado a Albert Jr, su hijo, que solo tenía diecisiete años cuando ella partió y al que veía regularmente, unas veces yendo a Madrid, otras cuando éste venía a Hernani para fiestas y vacaciones.

Mientras se preparaba para bajar a la taberna del barrio a echarse un vino o dos antes de cocinar los pimientos y comprobaba que el teléfono móvil y las llaves estaban en el bolso, una luminiscencia que no era ni sol ni lámpara llenó la cocina. No tenía origen; simplemente era. Era del color de la leche fresca y la perla pulida, y todo en un silencio profundo y repentino.

En el centro de la luz se alzaba una figura. Alta, alada y vestida de blanco, resplandeciente con inimaginables complejidades, el ser no era aterrador, sino más bien abrumador en su perfecta pureza. Miren cayó de rodillas, ocultando el rostro con sus manos temblorosas. Reconoció aquella aparición, le vinieron recuerdos de su educación religiosa preescolar en el colegio de las monjitas y de las sesiones parroquiales de los domingos a las que acudió « hasta que le salieron un par de buenas tetas », como ella decía. 

Una voz, baja y resonante, como agua profunda que fluye sobre piedra lisa, habló. No contenía ninguna acusación, era un relato de predicador de las cuaresmas de hace mucho tiempo pero no era en castellano.

- Miren, daughter of José. I am Gabriel. You know the choice you have made, and you know the price paid in the quiet of your heart.

Miren anteriormente hablaba, a veces, en inglés con su marido y, cuando su hijo era pequeño, ambos le hablaban en inglés para que el chaval se fuera empapando de una herramienta necesaria en el mundo actual. La resaca de la noche anterior se despertó repentinamente en su cabeza poniéndole dolor de cabeza.

- ¿Por qué narices me hablas en inglés ? ¿Estaba la puerta del piso abierta ?

- Shame is a shadow, Miren, but it is not destiny. I have come to tell you that the man who bore your name still guards your hearth. His soul is heavy with sorrow, but his door is not barred to you. And the boy, Albert, whose eyes hold the light of your spirit, wakes in the night and asks his father when the morning star will bring his mother home.

- ¿Que por qué me hablas en inglés, hostias ? ¿Eres el fontanero ?

- The time for living under a false comfort has ended,-  Gabriel, o quien fuera, continuaba perorando en los oídos de Miren - . The covenant you made was sacred, and the child you bore is sacred. Do not sacrifice the peace of your soul for the vanity of the world. Rise, and go to your family. Seek forgiveness with a humble heart, and God will restore the house that you broke. Go, and sin no more, for this day the path is clear.

Las palabras impactaron a Miren como un golpe físico. El dolor de cabeza le hacía sentir que su sonido le taladraba los tímpanos y con la voz desagradable de sus momentos de mayor enfado, exclamó.

- ¡¡Habla en español de una puta vez !!

- El inglés es el idioma universal y además tú lo hablas perfectamente, que lo aprendiste con el diccionario en la cama - le respondió el aparecido -. 

Y la luz se intensificó por un instante cegador y luego se desvaneció, dejando la cocina silenciosa, oscura y con un ligero olor a piedra lavada por la lluvia.

Miren permaneció en el suelo un buen rato, aún a su alrededor el peso de la presencia invisible. Cuando por fin se levantó, ya había tomado una decisión. Se dirigió al frigorífico y cogió una cerveza, luego, dirigiéndose hacia la puerta de la cocina, exclamó.

- ¡¡Tengo que dejar de beber!!

Y abrió la cerveza rápidamente y, directamente de la botella, se acabó la cerveza de un trago.


Continúa en el CAPÍTULO SIGUIENTE

viernes, 3 de octubre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 22

Imagen generada por IA

Esta secuencia forma parte de la novelización de un guion jamás rodado.

La "peli" comienza AQUÍ

El edificio donde se encuentran las finanzas públicas francesas está en el centro de Bayona, cerca del edificio de Correos, en ese edificio Aitor y Alain Aguerre estaban sentados en un despacho, foto del presidente de la República Francesa en la pared, estanterías con libros y expedientes, mesa con expedientes, detrás de la mesa una silla de director con una mujer sentada, sobriamente vestida, traje y col roulé oscuro, unos 30 años, es Emma, inspectora fiscal, eran las 10 de la mañana aproximadamente de un día moderadamente lluvioso, se veÍa la lluvia por la ventana mal lavada y la representante del Tesoro no estaba nada contenta.

- Voyons, voyons! Un établissement stable en TVA doit présenter degré suffisant de permanence, comme celui de vôtre client, et avoir une structure apte, du point de vue de l'équipement humain et technique pour donner des services, comme c’est le cas de vôtre représenté. Je ne vois pas quels justificatifs vous pouvez produire… 

- Mais Madame, mon collègue de Saint Sébastien et moi, nous sommes en une très bonne disposition pour vous faire venir a une position plus compréhensive de ce qui est arrivé et qui n’est pas en absolu un fraude.

 A la vez que Alain habla, Aitor saca un dossier grueso, lleno de documentos,  que pasa a Alain y éste pone encima de la mesa delante de la funcionaria.

- Il y a des documents  sur tous les revenus déclarés dans l’autre côté et toutes les dépenses faites et aussi déclarées… - el acento español de Aitor, "debe tener el mismo profesor de francés que Victoria Abril" piensa Emma, no impide que sus palabras sean comprensibles pero ésta le corta -. 

- Mais, quand même, votre client comme contribuable de bonne foi, qui vous essayez de prouver, aurait pu interroger l'administration fiscale françaies à partir d'une présentation écrite, précise, complète et sincère de la situation de fait, afin que celle-ci apporte l'assurance qu'il ne dispose pas en France d'un établissement stable ou d'une base fixe au sens de la convention fiscale liant la France à l'Espagne, cette possibilité est réservée toujours au contribuable résident au Pays Basque espagnol qui est aussi lié par les conventions fiscales internationales. En tout cas, laissez moi tout ça et je vous répondrai si tôt que possible.

La funcionaria que, a primera vista, puede parecer una simpática amante de la buena comida y de la buena bebida como su cuerpo proclama, tiene un tono de autoridad inflexible en su hablar.

- Mais… 

- Et c’est fini pour aujourd’hui, au revoir messieurs et vous aurez mes nouvelles sans faute. Bonne journée! 

Alain coge del brazo a Aitor y le hace salir del despacho, después de desearle  también un buen día a la inspectora. Aitor no dice nada en ese momento.

Ya en la calle, dirigiéndose a un bar cercano, Aitor se expresa.

- ¡Será borde la tía! Quel sergent! De quelle caserne est elle sortie? Ou est la politesse française? Mierda.

- Je t’avais dit, pas d’arguments, on vient pleurer et on pleure. La prochaine fois je viendrais tout seul parce qu’avec toi au lieu d’un million d'euros ton copain va payer le double.

Pues contnúa en la siguiente SECUENCIA POSTERIOR

lunes, 29 de septiembre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 21

Imagen generada por IA
Parte de un guion nunca rodado, más o menos adaptado.
Esta crónica del Urumea se inicia AQUÍ 


En Hernani, el domingo por la mañana, después de cumplir con el débito conyugal, se va al rugby, si hay  partido de rugby en Landare Toki, el campo de rugby de Hernani está junto al río Urumea que, a veces, se desborda y lo inunda, el terreno es de lodo negro, pocas veces seco, con hierba desgastada por la temporada y que milagrosamente consigue cubrir poco más de la mitad de la superficie de juego. 

Era un domingo de llovizna, de shirimiri, en las  jugadas finales con su poco de gresca entre ambos equipos, el equipo visitante es vizcaíno, se juega una melé a favor del Hernani, el balón es pateado fuera por un jugador del Hernani y el árbitro señala el fin del partido, el equipo perdedor hace el pasillo al equipo ganador que es el Hernani, el público rodea a los jugadores celebrando la victoria, el equipo local apenas puede hacer el pasillo al otro equipo a su vez, los jugadores que se habían enzarzado se ríen juntos y se van amistosamente a los vestuarios pasando junto al chiringuito que hace de bar, donde algunos espectadores hacen el aperitivo  mientras la mayoría, son las 2 de la tarde pasadas, abandona el recinto. 

Miren con paraguas y Aitor con boina están con los habituales de Hernani, Bernat, Paulina, Maddi, Lánder… estos llevan merchandising del club local, bufandas o maillots, todos beben en vasos de plástico, los vasos no se vacían nunca, siempre hay alguien del grupo o de los demás que están junto al chiringuito que rellena. Se escuchan gritos de “campeones” “txapeldunak” y se aleja la música de la charanga que estaba en las gradas y que se dirige tocando hacia el pueblo, situado en lo alto. Hay niños que chapotean dentro de la cancha con un balón oval pequeño.

- ¡A cabezazos, estos partidos, se ganan a cabezazos, los delanteros, los gordos somos los que ganamos los partidos decisivos! - dice Bernat con su vaso de cerveza en la mano -.

- No scrum, no win… - murmura Lánder desde su nube antes de concluir el contenido de vino blanco de su vaso -.

- Lo que tú digas, pero los de atrás podían haberse quedado en casa, que hoy hubiéramos ganado sin ellos – Bernat tiene la euforia exagerada de los forofos -.

- El rugby a quince se juega a veintitrés – interviene Aitor con su cerveza que recibe gotas de lluvia del paraguas de Miren -, los cambios que ha hecho el entrenador han sido decisivos  y además los chicos han estado más disciplinados que de costumbre, todos los veintitrés han jugado un buen rugby, se nota que llevan toda la vida jugando juntos, desde niños.

- !A cabezazos, estos partidos, se ganan a cabezazos, los delanteros, los gordos somos los que ganamos los partidos decisivos! - insiste Bernat -.

- ¡Qué pelma es este tío! Si cuando tú jugabas al rugby, lo único que hacías era vomitar en la banda de la borrachera que te habías cogido la víspera del partido, siempre igual, - Miren con un vaso de tinto y un cigarrillo en una mano y cimbrando el paraguas con la otra -, erais unos gordos borrachuzos, que venían los señoritos de la capital y os daban por el culo.

- Este Landare era una fortaleza inexpugnable – Bernat continúa exaltado -, los capitalinos se iban bien calentitos a Donostia.

- Pero con los puntos de la victoria en el autobús – replica Aitor impasible -.

- Tú no, tú nunca, a ti no te he visto jugar aquí nunca – Miren cambia de objetivo de sus frases -, eras tan malo que solo te dejaban llevar el agua y, como mucho, hacer de linier en la banda y ni eso hacías bien…

- Pues el ensayo de la final de la copa de Gipuzkoa que os birlamos en el descuento – Aitor parece molestarse por una vez - ¿Quién lo marcó? ¿Quién?

- Sebas Gauthier, el vikingo – responde Lánder -, que entró conmigo placándole en la zona de ensayo y tú que llegabas detrás, tarde y mal, pusiste la mano encima del balón porque te tropezaste con mi pierna pero como te hizo tanta ilusión, el buenazo de Sebas te felicitó como si tú lo hubieras marcado y en el tumulto nadie se dio cuenta, menos yo, que estaba debajo de Sebas...

Bernat, Aitor y algunos otros que están cerca se ríen y comentan sus recuerdos en voz alta.

- Y ahora no empecéis con vuestras putas batallitas de cuando eráis jóvenes y guapos – hay quien no se ríe, Miren interviene -, que tenemos que ir a comer antes de que nos quiten la mesa, que con lo que me ha costado reservarla, porque ninguno os habéis tomado la molestia de llamar, solo falta que lleguemos tarde por vuestras chorradas.

Todos van concluyendo sus consumiciones, incluso Aitor y encajan los vasos en el de Bernat para que éste los acerque a la barra. Se acerca una mujer de en su treintena y saluda a las mujeres con un gesto pero besa efusivamente a los hombres, especialmente a Aitor al que se agarra con camaradería.

- ¿Quién es el que va a entrenar a mis niños la próxima temporada? ¿Cuál de estos guapos mozos se va a ocupar?

- Ya me gustaría a mi – le dice Aitor poniendo una mueca de pena -, pero va a ser Lánder el que fundamentalmente se ocupe.

- Sí, voy a ser yo dice el aludido -, pero éstos me ayudarán de vez en cuando.

Miren que le había sonreído al llegar, cambia su expresión cuando e dirige a ella.

- Ahora ya lo sabes, así que fuera de aquí, que ya nos has llenado las narices con tu perfume de tómbola y métete las manos en los bolsillos que estás tocando lo que no te pertenece

Miren separa a Aitor con la mano que le ha quedado libre e interpone la otra mano con el paraguas contra el brazo de la espontánea.

- ¡Vale, chica, vale! ¡Que no te lo voy a desgastar, que yo ya tengo mi hombre sin necesidad de abandonar mi nido y mis polluelos!

- O te callas y te vas o te llevas una hostia bien dada por bocazas – Aitor rápidamente la aleja pero Miren se resbala y no cae al suelo porque Aitor la sujeta -, y  tú desgraciado te vas a llevar otra que todo es por tu culpa, que eres un tonto, que se cree un ligón porque una calientapollas se le pone encima.

El Presidente del Club, que lleva una chaqueta con el escudo se interpone en ese momento.

- Tengamos la fiesta en paz, Lánder llévate a tu cuadrilla por ahí y Lola vete donde tu chico al coche que lleva media hora tocando el claxon para que vayas.

Las dos mujeres se dirigen miradas asesinas pero cada uno se separa. Maddi coge del brazo a Miren y Paulina coge del brazo a Bernat y a Aitor para sostenerse en el barro que les separa de las escaleras, Lánder cierra la marcha abriendo los brazos como para mantener el equilibrio sobre una plancha de surf


ContinuaciónAQUÍ

viernes, 26 de septiembre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 20

Imagen generada por IA

Este texto forma parte de la novelización de un guion de largometraje que nunca ha sido rodado.

La historia tiene un principio AQUÍ
 

A Aitor le llamaba la atención la discreción de Paulina en aquella cuadrilla de Hernani, era guapa, delgada, la más alta de las mujeres y de la misma altura que los hombres, vestía elegantemente sin ostentación, correctamente arreglada como corresponde a la mejor peluquera del pueblo, un pueblo en el que hay tantas peluquerías como tabernas, muchas. Paulina hablaba poco y con ello mandaba mucho, su marido hablaba mucho y no mandaba nada. A veces le comentaba a Aitor, delante de los demás, alguna incidencia legal de su negocio, casi siempre relacionada con las ordenanzas municipales de aparcamiento que afectaban al entorno de su establecimiento.

Una mañana que Aitor estaba en su despacho buscando alguna sentencia que iluminase un asunto que se le había atragantado, la secretaria le pasó una llamada de Paulina al teléfono fijo. Paulina le explicó que estaba haciendo unas gestiones de compra de tintes cerca de su despacho y que tenía ganas de ver sus instalaciones. Paulina subió al piso de oficinas, una serie de despachos de abogados en los que éstos compartían gastos y retretes en común con una pequeña secretaría en la que una madura recepcionista atendía visitas, teléfono fijo, fotocopiadoras, contabilidades y escritos de los abogados que no dominaban las teclas. El despacho de Aitor era espartano en mobiliario, abundante en libros y expedientes, un ordenador pasado de moda ocupaba espacio y un laptop que cerrado hacía de tablero para abrir los papeles de los clientes en el momento de las consultas y que abierto, como durante la visita de Paulina, era la herramienta de trabajo habitual del abogado. Paulina aprovechó la visita para enseñar a Aitor una reclamación que había hecho a un proveedor por una factura exagerada y para usar el baño, que estaba bastante limpio. Aquel día tomaron el aperitivo y Paulina le llevó a Hernani en su coche después. No hizo falta que lo acordaran expresamente pero ninguno de los dos comentó aquel encuentro a sus respectivas parejas. La conversación delante de las croquetas y el vermú derivó a confidencias de Paulina que siguieron en el trayecto sin prisa de vuelta a Hernani. La costumbre de cogerse un día de labor de asueto en la peluquería entre semana para hacer sus cosas por Donostia principalmente pero también por Bilbao o Biarritz con frecuencia llevó a que Aitor se ofreciese, siempre que su agenda lo permitiera, a invitarle al aperitivo o al café, dado que su céntrico despacho lo facilitaba. Prácticamente todas las semanas siguientes Paulina avisaba a Aitor con un breve mensaje la hora y el lugar en que estaba, rara vez Aitor no pudo disponer de tiempo para estar con ella, después de borrar cuidadosamente el intercambio de mensajes, más adelante Paulina le confesó que ella hacía lo mismo. Esta historia estaba escrita desde el principio pero los dos hablaban de sus respectivos convivientes con afecto y las protestas y comentarios por algunos de los incidentes de los que una y otro habían sido testigos eran infantiles, sin aflorar una necesidad de completar sus relaciones afectivas con una más, hasta que fueron a comer a Igeldo.

 Aquella semana Miren estaba de viaje por Madrid o Barcelona, era muy habitual que saltase de una capital a otra por motivos que nunca estuvieron muy claros. Y Aitor le propuso a Paulina ir a comer a un caserío, una especie de merendero por el observatorio meteorológico de Igeldo entre verdes prados por un lado y el horizonte del Cantábrico por el otro. Al entrar al comedor Paulina se empapó del paisaje y de la brisa yodada un rato dejando que Aitor discutiese con la patrona por la mesa, que no estando reservada, era muy difícil que pudieran acomodarse pero Aitor, que anteriormente había sido un cliente habitual de la casa, consiguió que les pusieran una mesa y junto a una ventana. Paulina se confiaba sobre sus gustos literarios ya lejanos, la peluquería y el hogar le impedían seguir leyendo con continuidad, su preferencia por las novelas románticas… Aitor no le interrumpía apenas. Estaban ya tomando el café, cuando Paulina con la taza llena en la mano, oscureció su voz para decirle:

- Y tú y yo ¿Cuándo nos acostamos?

- En cuanto acabes el café – la taza de Paulina derramó parte de su contenido sobre el platillo -, me han dado la habitación 11, no tiene vistas al mar pero espero  que no te importe.

Aquella primera vez, Paulina se durmió después de su primer orgasmo en mucho tiempo, que además le pilló de pie y contra el espejo del armario ropero que presidía la habitación, lo que le permitió ver la sonrisa de satisfacción de Aitor por un momento. A partir de entonces, aunque no se veían tantas veces como lo intentaban, a veces los dioses se empeñan en fastidiar los planes de los adúlteros, quedaban directamente en un hotel, pensión, hostal… que Aitor reservaba a su nombre desde el despacho y pagaba con una tarjeta de crédito de sus gastos profesionales y podía ser en Azpeitia, Zumárraga, Bilbao, Pamplona… donde la conjunción de circunstancias lo permitía, - el apartamento de Aitor estaba alquilado a estudiantes de surf y cocina, especie juvenil que abunda en Gros -. La confianza entre ellos iba creciendo y la convivencia con sus parejas no se resentía, seguía igual en todos sus aspectos, la descarga matinal de los domingos y festivos incluida.

Continúa AQUÍ

Gracias por las sugestiones y correcciones.

martes, 23 de septiembre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 19

Gracias por las aportaciones y sugerencias recibidas.

Imagen generada por IA

Este borrador y crónica se basa en un guion que jamás fue rodado y empieza en PRIMER CAPÍTULO
 


En el tren se coloca, como de costumbre junto a la ventana y enciende su libro, las dos jóvenes que se sentaron a su lado otro día, hoy se sientan a su espalda, es inevitable que le llegue su charla.

- Te voy a contar un secreto pero júrame que no se lo vas a decir a nadie.

- Que sí, que te lo juro, ¡Anda! Dime.

- Yolanda mi prima ha abortado.

- ¡No jodas! ¿Del novio senegalés?

- Sí, claro, ya no es su novio, tuvieron una contrariedad y le ha dejado.

- ¿La embarazó contra su voluntad?

- No, contra la pared del portal, pero ella se dio cuenta enseguida porque se le retrasó la regla y ella es muy regular y fue al médico sin tardar nada.

- ¿Y todo fue bien?

- Sí, en un pis-plas, aunque el médico dijo que no había visto antes nada semejante.

- ¿En la intervención?

- Sí, una patera llena de negritos, conguitos como éstos.

- Si éstos son los negros del whatsapp

- Que la foto es de broma, pero lo del aborto de Yolanda es verdad, pero secreto secreto, no se lo digas a nadie, que en el pueblo no lo sabe nadie.

-  Callada y punto en boca

Cuando el tren está en el apeadero de Hernani, Aitor desciende, las dos chicas se dan cuenta de que es la estación y corren a bajar. 


Continúa en OTRA SECUENCIA


lunes, 22 de septiembre de 2025

BORRADOR DE HISTORIA 18

Basado e una secuencia de un guion de un largometraje que jamás fue rodado.
La historia comienza AQUÍ

 Correr bajo la lluvia hasta la estación, buscar el abono en el billetero aceleradamente en el andén, las vías vacías, unos pocos pasajeros sin prisas, junto al torno de lectura de billetes hay un tipo detenido que mira hacia el fondo de las vías en el sentido hacia Madrid y cruza su mirada con la de Aitor.

- ¡Julián! ¿Qué tal estás? Siempre te veo por la estación y como suelo andar con prisa no me paro a hablar contigo…

En realidad, Aitor ha procurado evitarle desde que le vio la primera vez, Julián era raro en la adolescencia cuando coincidieron en el colegio.

- Sí, ya veo que sueles llegar en el cercanías de Brínkola a Irún que llega a las 8,37 de la mañana y te sueles ir en el cercanías de las 19,28 de Irún a Brínkola pero hoy estás aquí a las 19,32.

- Pero para coger el tren de las 19,44 hasta Hernani, al mediodía cojo el de las 13,31 para ir a Hernani y llegó aquí en el de las 15,45 hora de llegada… para que tengas la información completa.

- Pues hoy te toca la máquina 1202 que es un automotor eléctrico 432, fabricado en Beasain por Caf el año 1998

- ¡Hostias, tú! Yo creía que trabajabas en el Aquarium de toda la vida, no sabía que estabas en Renfe.

- Soy biólogo marino y sigo trabajando en el Aquarium pero me gustan los trenes y siempre que tengo un rato libre vengo a la estación a ver los trenes, los conozco, y conozco a los maquinistas. A veces monto en la cabina, hace poco vine desde Alsasua a Donostia en la cabina del Talgo 7, aún me tiemblan las piernas de la emoción.

- ¡Toma, tú! ¡Qué afición! Pues la biología marina también me parece apasionante…

- Apasionante

- Parece que estás harto de los peces ¿Qué haces en el Aquarium?

- Ahora estoy poniendo nombre en euskera a todas las especies que puedan existir en el mundo marino y que no tengan nombre en euskera.

- ¿Y eso por qué?

- Porque una fundación de ésas nos ha dado una subvención por hacerlo.

- A mí siempre me ha intrigado que haya peces de agua dulce, peces de agua salada, peces que viven un tiempo en agua dulce y otro tiempo en agua salada… esas cosas, eso me parecía que era la biología marina.

- Puede, pero no es lo que yo hago.

- Ya voy a cruzar al andén que va a llegar mi tren... una cosa que siempre me ha intrigado desde niño ¿Qué le pasa a un pez de agua salada, un panchito del puerto, si lo meto en una pecera de agua dulce?

- Que agoniza y muere.


Aitor se despide afectuosamente de Julián tomando la decisión de seguir evitando hablar con él en lo sucesivo.


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Continuará