Por tercera vez la Heineken Cup en Donostia –la ciudad en la que nunca cenó Jack Lemmon lamentablemente-. Un tercer día de cerveza, de sidra, de vino, de fiesta... en torno al más alto representante del rugby vasco en el rugby mundial. Aunque el firmante también recomienda el consumo moderado del alcohol a pesar de los títulos de algunos de sus comentarios, la realidad de las fiestas de nuestra cultura es ciertamente alcohólica. Eso sí, todos con el Olympique pero sin olvidarnos del peligro que tienen los vascos de ahogar su alegría con el Bath. El equipo inglés y sus seguidores gustan de las copas, este tipo de competiciones que se deciden en un solo partido le van en sus 141 años de historia, sobre todo en los últimos 20 años en los que Bath ha ganado más de doce Copas de Inglaterra y una Copa de Europa, aparte de disputar finales domésticas y rozar el descenso de categoría en reciente temporada. Así que su posición modesta en la Liga inglesa no nos debe engañar sobre todo si los expertos nos dicen que superan a los vascos en la conservación del balón con ese avance “a coscorrones” tan típico del juego inglés o australiano que llega a aburrir al adversario privado del balón durante mucho tiempo. Incluso en las salidas de melés y de touches los blanquiazules ingleses tienden retener el balón en el paquete delantero mientras que los biarrotas suelen aprovechar estas jugadas estáticas para imponer la velocidad y habilidad de su alas –como hicieron en el único ensayo frente a los Sharks-, así que confiados también en la excelente defensa de los locales esperemos que el partido se acabe inclinando para los del balneario costero del otro lado de la muga después de un duro encuentro. Los que tienen un duelo peculiar son los irlandeses por su parte. La otra semifinal se juega entre los “patanes” de Münster y los “señoritos” de Leinster, esto es el rugby de campo frente al rugby de ciudad representados por dos selecciones emanadas de los Clubes de su entorno respectivo pero un equipo irlandés tiene así asegurada su plaza en la final de Cardiff. Y Donostia se está colocando para hacerse también con una plaza en la disputa por ser sede de una final, de un Festival de Rugby, para que no se pueda escribir aquello de que la Heineken Cup nunca estuvo aquí.
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