¿Cuántas mujeres han muerto a manos de su pareja desde que se aprobó
la Ley sobre Violencia de Género? La cifra se incrementa constantemente y va a seguir subiendo. La reforma legislativa a golpe de titular periodístico es un error pero es un error en el que seguimos incurriendo. Una actitud proactiva en la solución del problema requiere que se vaya aun planteamiento global en todos sus aspectos y facetas. La represión no sólo está siendo insuficiente sino que quizá está teniendo una especie de terrible “efecto llamada”. Esos gorilas machos que en la siniestra niebla judicial reciben
la orden de alejamiento de su mujer, lo sienten como una provocación, como un supremo ultraje de su honor y, por tanto, todavía mucho más merecedor de su venganza que cualquier otro intento de resistencia de su víctima. Y como es imposible que haya una pareja de la guardia civil custodiando a cada una de las denunciantes durante las 24 horas del día y precisamente la situación creada por la orden judicial genera la inactividad necesaria para urdir el plan del “castigo” nos encontramos cada día con un incremento de la estadística. Los mediadores familiares, los jueces, las voces sensatas... proponen alternativas de mediación, de intervención sobre las conductas, de educación, aunque estas alternativas son tan ineficaces muchas veces como las de represión, otras veces pueden llevar a la reflexión sosegada del agresor o a la detección por parte del experto de su potencial peligrosidad y a que sugiera entonces al Fiscal que pida la medida de protección adecuada, incluso la prisión provisional. Mientras, seguiremos desgranando esta cuenta sin límite de muertes.
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