SONRISAS, CERVEZAS Y LÁGRIMAS (2006)

El Kitmar Ordizia tuvo un buen fin de semana, gracias a su victoria se ha mantenido el tipo en su primera temporada en División de Honor A y la última jornada de la Liga sólo es un mero trámite para este equipo. Spyro Bera Bera también tuvo un buen fin de semana ya que su carpa junto al estadio de Anoeta le supuso un nuevo triunfo y además permanece en la misma División suprema de nuestro rugby, aunque sus objetivos eran superiores y ahora debe pelear por la Copa. El partido internacional fue aburrido hasta agotar los adjetivos como ya se ha dicho en estas páginas sobradamente pero el ambiente lo compensó, ese ambiente particular, cordial e infantil que permite a toda la familia ir al partido sin riesgos. Y que permitió a los seguidores y a los jugadores de ambos equipos mezclarse y celebrar el resultado por la noche biarrota y donostiarra –hubo quien estuvo en las dos-, sin incidentes reseñables. Después de diez años de profesionalismo en el rugby hay, sin embargo, un motivo para una pequeña lágrima nostálgica en el comportamiento del público: los silbidos y gritos al pateador contrario cuando va a lanzar un golpe a palos. En Anoeta el domingo pasado se produjo ciertamente aunque luego se pudo compensar con aplausos si el adversario lograba su objetivo pero creo que es preferible que se intente conservar un silencio británico durante ese tiempo de concentración para el jugador. El apoyo más ruidoso a un equipo siempre se ha conjugado en nuestro deporte con el respeto al contrario y dejar que poco a poco invadan costumbres nocivas de otros deportes es malo para el futuro del rugby. Siempre hemos mantenido que el rugby debe evolucionar y coger de otros deportes lo bueno –y en el fútbol hay muchas cosas buenas-, pero el demencial comportamiento en los estadios de la Liga Española de Fútbol que nos han ofrecido repetidamente por las televisiones estamos a tiempo para impedir que llegue al rugby profesional. El próximo días 22 de abril con la visita del Bath tendremos una oportunidad de mejorar los resultados que está obteniendo nuestra ciudad en su competición por hacerse un hueco en el rugby mundial, sería bueno que entre todos, incluyendo al excelente locutor que anima el partido, consigamos ese respeto al contrario que forma parte esencial del espíritu de este juego. Y a ver si los bañeros blanquiazules bailan mejor que los tiburones “Paquito el chocolatero”