lunes, 4 de febrero de 2008

EXTRAÑOS REBOTES (2006)

El balón oval bota y rebota de modo peculiar por su forma evidentemente. A veces es difícil predecir su trayectoria y que su rebote no sorprenda al que quiere recogerlo. Es mejor siempre cogerlo al vuelo sin que golpee en el suelo. Estos breves que estoy escribiendo cada semana también me producen extraños rebotes. Algunos gratos y otros no tanto, hay que tomárselo con deportividad. Pero si escribo de vez en cuando sobre otros deportes es porque el rugby, cuyo profesionalismo es bien reciente, tiene que aprender de otros deportes que ya han recorrido un largo camino por la senda del profesionalismo y del espectáculo de masas, aprender significa recoger lo bueno y huir de lo malo. También el rugby puede servir de ejemplo para otros deportes, incluso para el llamado rey de los deportes, el fútbol. Uno de los aspectos que más me llama la atención al acercarme a ambos deportes es el del comportamiento de los espectadores. Las cámaras y micrófonos de las retransmisiones de estos fines de semana nos acercan a los seguidores de las selecciones enfrentadas en el Torneo de las VI naciones y estos espectadores forman parte de una masa fraternal, llena de humor, de respeto al adversario... se oyen cánticos de ánimo, himnos nacionales. No se ven peleas, no se ven intervenciones policiales, no se oyen insultos racistas, no se ven símbolos políticos... aunque ya se oyen demasiados silbidos para desconcentrar al que va a tirar a palos. El rugby no es impermeable a la sociedad y las enfermedades sociales le van contagiando, los espectadores de rugby mientras conserven el espíritu del juego seguirán yendo al estadio como a una fiesta en la que el enfrentamiento se reduce a los límites de la cancha y entre los equipos que se disputan la posesión del huevo de cuero para correr a depositarlo a los pies de la H, letra mayúscula que quizá simbolice la hermandad humana, mientras que los espectadores deseamos que nuestro equipo gane con nosotros y con los otros porque así es el rugby. El rugby y sus espectadores van a evolucionar porque la evolución es una exigencia de nuestra condición pero es responsabilidad de todos que esa evolución sea lo más positiva posible y que cuando al final del encuentro el equipo perdedor realice el pasillo al equipo ganador también los seguidores de ambos equipos siempre los imiten. Pero para empezar si podemos evitar los silbidos al pateador contrario en todos los campos algo iremos haciendo.

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