El calendario de competición de la más alta división del rugby español parece haber sido pensado por un enemigo de este juego. Llevar seguidores a los estadios es un objetivo primordial de los dirigentes del rugby. La cifra de espectadores es la cifra de la que se derivan todas las demás de las que depende la economía de cada club. Sin embargo el calendario de competición –también en categorías inferiores-, es uno de los mayores obstáculos para que se pueda obtener esa constante afluencia. Aunque la profesionalización de nuestro rugby sea modesta, el calendario de competición es en cierta forma calendario laboral y calendario empresarial. Es de esperar que la próxima temporada se gestione el calendario con un mayor enfoque hacia quienes queremos que vengan a las canchas. A pesar de las interrupciones y de las limitaciones que como espectáculo tiene el rugby que se ve en nuestros terrenos, los esfuerzos de los responsables de los clubes para mover gente hacia el rugby obtienen a veces buenos resultados como hemos citado alguna vez. Ese calendario llevó a nuestros dos equipos de División de Honor A a enfrentarse con dos clubes de Valladolid obteniendo malos resultados deportivos y precisamente el fenómeno del éxito del rugby en la ciudad castellana podría ser un acicate para el deporte guipuzcoano –Pucela no es París-, si queremos aprender el camino de la mejoría en la competición por obtener el favor del público y ello sin olvidar que, como en Valladolid, en esa pugna están también fútbol y basket.
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