domingo, 30 de septiembre de 2018

LAS TRES DAMAS DE GAVIRIA

Imanol Hiruntchiverry tenía que ir el pasado miércoles a Ormaiztegi, una gestión de export-import o así en una fábrica metalúrgica, así que, como hacía buen tiempo, cogió la moto, unas bolsas de compra y a su actual mujer para ir a la villa guipuzcoana desde Biarritz, lo que hizo en un tiempo adecuado, disfrutando de los límites de velocidad, las obras más o menos señalizadas y los abundantes camiones de maniobras asesinas a escondidas de la Ertzaintza.
Después del trabajo se acercó, a una hora ya tardía, al mercado de Ordizia para justificar las bolsas traídas y conocer, no estaba programado, a las tres damas de Gaviria. Situadas por separado bajo el cubierto de la plaza, las tres señoras venden hermosos productos de sus caseríos respectivos, más hijas de Hermes que de Mari, - la cual solo nos ha dejado sus dos hijos entre nosotros -, consiguieron colocar higos, manzanas, tomates, pimientos y alguna otra delicia a la pareja visitante, ganando el partido del mercado por un tanteo holgado.
- Guapas señoras las tres pero con más brujería que las de Zugarramurdi -comentó en francés Margot mientras cargaba la moto de futuras mermeladas y “legumes farcis” -.
Un menú del día en el Martínez, que rozó las tres estrellas de los michelines y que su precio irrisorio hacía más sublime todavía, completó la parada en Ordizia, dado que los Marqueses de Altamira se encontraban en los abonados ausentes por un día.
Y el café en Donostia, tras parada en Tolosa y su zona industrial para recoger algunas delicias de chocolate con la que completar la dieta otoñal en las fechas que se avecinan, con Galtzagorri que les esperaba en una terraza de Santa Catalina acompañado de una señora, elegante como una bocarta rebozada, que recogió sus escasos kilos y se despidió seca y rápidamente de los recién presentados para atender alguna ocupación inaplazable.
- ¿A tu amiga no le pagan por sonreír precisamente? - Inquirió Hirontchiverry-.
- Es que el peso de toda la justicia abruma mucho su ánimo – Galtzagorri comentó, mirando hacia el puente por el que, impulsada quizá por el viento sur, se alejaba la cometa humana-, y no es mi amiga para nada, solo un encuentro fortuito e inevitable fuera de la sala.
Después de pasar las entradas para el derby al donostiarra y de contar las anécdotas del turismo en Goiherri, al montarse en la moto, Margot, que no había hablado mucho, dijo en francés, refiriéndose indudablemente a la otra mujer.
- Tenía una boca para no quedarse nunca embarazada.
- Esas cosas no se dicen nunca en este lado del Bidasoa ¿Cómo te lo tengo que explicar? - Hiruntchiverry le recriminó-.
 

viernes, 21 de septiembre de 2018

ADICTO

El Barón de la Florida anda renqueante por la cocina de la sociedad mientras prepara un « feuilleté » de espinacas con queso de cabra, apenas se puede agachar para abrir el horno y, cuando se vuelve hacia el comedor, presenta un rostro tumefacto.
- ¿Qué te ha pasado, chaval? - Pregunta Hiruntchiverry  que llega con una botella de dorado Sauternes -.
- Consecuencias de su adicción al rugby - responde el Marqués de Altamira que se encuentra también en la cocina preparando unas anchoas al ajillo -, que, como dice su madre, éste por el rugby se olvida de todo… que es un adicto.
Hiruntchiverry y Galtzagorri miran a ambos sin entender nada, el Barón permanece en silencio pero el Marqués tiene ganas de hablar.
- Pues que el otro día los Maoríes del Duranguesado recibían la visita de un equipo de veteranos francés, Les Cassoulets de Toulouse, y nos llamaron para completar alineación porque les faltaba gente y allí fuimos.
- Y el partido fue viril pero noble, con las típicas castañas de Toulouse ¿No? - Dice Hiruntchiverry, expresando su propia experiencia -. En Toulouse “ même les mémés aiment la castagne “.
-¡Qué va! El encuentro fue normal pero es que coincidió con el nosécuántos aniversario de la boda de los padres de éste y su amá había organizado una misa de celebración con un un cura de alta graduación en la jerarquía pederástica y todo, además del condumio familiar, y, después del partido, sin tercer tiempo ni nada, llegamos un poco tarde al evento religioso, cuando las bendiciones finales y tal. Y alguien le pasó una zapatilla a la madre de éste y allí anduvo, sacudiéndole desde el altar hasta el atrio de la entrada ¡Y tuvo suerte que era una ermita! Si llega a ser una catedral, acabamos en urgencias.


martes, 4 de septiembre de 2018

REBANADAS DE VERANO : TRIBULACIONES DE UN CHINO EN DONOSTIA

Galtzagorri se encontró no hace mucho con un antiguo compañero de colegio, un chico de cara tristona siempre, con ojeras de las que no le libraba el mejor cirujano esteticista del pequeño país, con un color ictérico desde su infancia y que le había valido que se le pegase a la piel el cariñoso apodo de “chino”. El Chino Valiñadares pasaba camino del estadio de fútbol junto con otros elementos de la avifauna donostiarra, esos pájaros sin alas que anidan en los árboles que dan mejor sombra por nuestras calles, cuando se tropezó con Galtzagorri sin poder evitarlo.
- ¡No has cambiado nada, chino! - le mintió Galtzagorri con la educación recibida por ambos en un colegio religioso -, Al menos en lo exterior, porque yo no conocía que fueras aficionado al fútbol ni a ningún otro deporte ¿Sabes si el balón el redondo o es oval?
- Tú tampoco has cambiado, sigues teniendo la misma gracia que hace 40 años, 7 meses, 2 semanas y 4 días que no nos habíamos visto – le espetó con la misma educación pero con nula cordialidad el antiguo compañero de pupitre-, por cierto que me debes 5 pesetas que te dejé a la salida del último examen para que cogieras el tren y 5 pesetas al interés legal del dinero que es el aplicable, al día de la fecha, alcanza a la bonita suma de 315 euros con 76 céntimos de euro, salvo error u omisión…
- A otro le preguntaría si está de broma pero contigo ya sé la respuesta – se rió Galtzagorri mientras repasaba mentalmente el dinero que llevaba en la cartera -, así que no te preocupes y tómalo como una inversión, cuando llegue a 500€ la cifra, me avisas y te la ingreso en la cuenta que me indiques para tener un recibo.
- No esperaba menos de un caballero como tú… pero sí es cierto que últimamente voy al fútbol, por motivos profesionales lógicamente, mis clientes no podrían entender que yo no fuera al palco con ellos…
- Pero supongo que llevarás algo para entretenerte durante el partido, camarada, que creo que te conozco y dejar un domingo a la tarde de leer un libro de esos tan interesantes que solo tú solías localizar…
El Chino se abrió la chaqueta y le mostró una tableta con auriculares que llevaba en el bolsillo interior.
- Efectivamente, mientras éstos miran en sus teléfonos otros partidos y mandan mamonadas de comentarios a foros para cretinos, yo me traigo para leer algún libro que he descargado y un poco de buena música para aislarme de estos voceríos.
- ¿Cómo qué?
- “Luchas por el poder en la corte sueca durante el siglo XVI” que está recién traducido y es de una joven profesora de la Universidad de Uppsala, totalmente desconocida incluso en Suecia. Y además me he descargado también unas grabaciones de la Orquesta Barroca de Friburgo con unas versiones exquisitas de Mozart y Gluck que puedo escuchar simultáneamente.
- Maestro, te quiero por lo bien que te explicas.