martes, 30 de enero de 2024

LOS CAMPESINOS


- Tractores agrícolas por las autopistas, remolques llenos de ruedas viejas que nadie quiere reciclar gratis o de purines que no se pueden emplear como abono… símbolos de la intelectualidad agraria que no da para ir a la Bolsa o al Club de Golf con esas armas y atacar a sus enemigos, los que les atacan desde la altura del poder financiero – dice Imanol Hiruntchiverry, encajándose como puede en el asiento delantero derecho del utilitario -.

- Posiblemente porque tampoco les serviría de nada, así que mendigan ayudas del Estado que son pagadas por ellos mismos y los que sufren los atascos que provocan y que los burócratas, al servicio de los amos de la Bolsa y el Golf, no tienen otro problema para darles que hacer una operación contable en las cuentas públicas.

   Jon Galtzagorri le contesta, saliendo del aparcamiento de fortuna de Santesteban – este año no ha dejado el coche en la carretera de Ituren -, y se dirige hacia Bera.

- En realidad, no hay reivindicaciones claras, hay un cabreo generalizado y más vale que nos fastidien un poco la vida a los demás y no que vayan a ahorcarse a la cuadra de las vacas, después de haberles cambiado el lecho de helechos.

- Lo cierto es que, al final, acabarán ahorcados, es lo que les va… en tu lado, votando a la rubia Le Pen y, en este lado, al equivalente Feijóo que total, como el guapo de Sánchez, hacen lo que les mandan esos amos.

Han llegado a Bera que, como su nombre ya no indica, está a la vera del Bidasoa mismamente y, Galtzagorri deja el coche entre camiones que llevan marcadas las muescas de los accidentes de tráfico que han tenido desde Pamplona a la frontera. El restaurante tiene una explanada en la que quedan escasos huecos.

- Esos amos partidarios del desarrollo, del crecimiento, que les ponen delante la muleta de la ecología para que la embistan.

- El que cree en un crecimiento ilimitado en un mundo limitado es... o un loco o un economista.

- No, lo que tiene es un hándicap muy bajo en golf.




miércoles, 24 de enero de 2024

LA BANALIDAD DE ICIAR


Una actriz vasca ha prestado su imagen al montaje de Azkarraga y sus cuates al servicio del movimiento carlista y etarroide que sigue con su tradicional monopolio de la victimización en este periodo entre guerras carlistas - ¿Vamos por la quinta ? -. Para mi, es evidente que esta ideología totalitaria impregna uno de los poderes de Euskadi y está profundamente enraízado en nuestras cabezas tan vascas.


Lo que me ha llevado a pedirle a la IA más barata una reflexión sobre la banalidad del mal. Y lo que ha plagiado el invento es lo siguiente más o menos – siempre hay que pulir algo -.



La banalidad del mal es un concepto acuñado por la filósofa Hannah Arendt para describir la actitud de indiferencia y obediencia de algunos individuos que participaron en atrocidades como el Holocausto. Según Arendt, estos individuos no eran monstruos ni fanáticos, sino personas normales que no cuestionaban sus acciones ni las consecuencias de las mismas. Arendt se basó en el caso de Adolf Eichmann, un oficial nazi que organizó la deportación de millones de judíos a los campos de exterminio. Arendt asistió a su juicio en Jerusalén y escribió un libro titulado « Eichmann en Jerusalén: un estudio sobre la banalidad del mal ».


La tesis de Arendt es que el mal no siempre surge de una voluntad perversa o de una ideología malévola, sino que puede ser el resultado de la falta de pensamiento, de juicio y de responsabilidad. Arendt sostiene que el pensamiento es una actividad que nos permite reflexionar sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el mundo, y que nos hace conscientes de nuestra condición humana. El pensamiento nos permite distinguir entre el bien y el mal, y nos impide caer en la rutina, la conformidad y la banalidad. Sin embargo, el pensamiento también requiere un esfuerzo, una valentía y una libertad que no todos están dispuestos a ejercer. Por eso, Arendt afirma que la banalidad del mal es el mal de nuestro tiempo, un mal que se manifiesta en la indiferencia, la ignorancia y la complicidad con los poderosos.


La reflexión de Arendt sobre la banalidad del mal nos invita a cuestionar nuestra propia capacidad de pensar, de juzgar y de actuar de manera ética. Nos alerta sobre los peligros de la deshumanización, de la violencia y de la injusticia que pueden derivarse de la obediencia ciega, de la aceptación acrítica y de la renuncia a nuestra dignidad. Nos recuerda que el mal no es algo ajeno o excepcional, sino que puede estar presente en nuestra vida cotidiana, y que depende de nosotros enfrentarlo y resistirlo. Nos propone, en definitiva, una filosofía política que defiende la igualdad, la libertad y la pluralidad como las condiciones esenciales para la convivencia humana.


martes, 23 de enero de 2024

DE LA ÉTICA Y DE LA SOLIDARIDAD

No todas las ideas son respetables, no todos los actos son respetables. Participar en una de las típicas demostraciones de fuerza del movimiento nacional de nuestro pequeño país y sostener su pancarta no es un error, es  una agresión.

En este país, bisagra entre Francia y España, quienes tienen una ideología excluyente y totalitaria han metido en el congelador parte de su catálogo de herramientas de intimidación social, como el tiro en la nuca o la quema de autobuses, pero siguen utilizando otras violencias para oprimir a sus conciudadanos, entre ellas esas periódicas manifestaciones de participación obligatoria en las que se pasa lista. Quienes van y participan activamente en las mismas están de acuerdo con la limpieza lingüística  y con la exclusión social de aquellos vascos   que no comulgan con su utopía idílica, ucronía también, pintada en rojo, verde y blanco, que obstaculiza un presente de convivencia gris, rutinaria, anodina y festiva de todos y entre todos.

Me siento solidario del inmenso número de vascos, víctimas que han sido agredidas por esa manifestación, inmenso sucedáneo de « ongi etorri », de reivindicación de los escasos presos restantes, porque es una ofensa pedir que regresen a sus casas mientras que los muertos, los heridos, los exiliados... no pueden volver (porque no pueden volver, se diga lo que se diga sobre el cese, falso por parcial, de la violencia).

Yo soy responsable de mis actos y de mis silencios, esa señora y sus contratantes también.



Ez naiz solidarizatzen.


Ideia guztiak ez dira errespetagarriak, egintza guztiak ez dira errespetagarriak. Gure herrialde txikiko mugimendu nazionalaren ohiko indar-erakustaldi batean parte hartzea eta pankartari eustea ez da akatsa, bidegabeko erasoa da.


Herrialde horretan, Frantziak eta Espainiak bat egiten dute, eta ideologia baztertzailea eta totalitarioa dutenek izurrite sozialerako tresnen katalogoaren zati bat sartu dute izozkailuan, hala nola garondoan tiro egitea edo autobusak erretzea, baina beste indarkeria batzuk erabiltzen jarraitzen dute beren herrikideak zapaltzeko, besteak beste, nahitaez parte hartu behar duten aldizkako agerpen horietan.


Bertaratzen direnak eta bertan aktiboki parte hartzen dutenak ados daude beren utopia idilikoarekin jaten ez duten euskaldunen hizkuntza-garbitasunarekin eta gizarte-baztertzearekin. Izan ere, utopia hori ere gorriz, berdez eta zuriz margotuta dago, eta guztien arteko bizikidetza gris, errutinazko, anodina eta jaietako orainaldia oztopatzen du.


Solidario sentitzen naiz manifestazio horrek erasotako euskal biktima kopuru handiarekin, «ongi etorri»ren ordezko handiarekin, gainerako preso urrien aldarrikapenarekin, beren etxeetara itzultzeko eskatzen dutelako, hildakoak, zaurituak, erbesteratuak... itzuli ezin diren bitartean (ezin direlako itzuli, indarkeria hein batean faltsua izateari buruz esaten dena esaten delako).


Ni naiz nire ekintzen eta isiluneen arduraduna, emakume hori eta kontratatzaileak ere.


miércoles, 17 de enero de 2024

EL TEATRO EN LA ESCUELA PÚBLICA FRANCESA



Se acerca la tamborrada, se oye en las calles de Donostia, desde los sótanos de las sociedades gastronómicas hasta los patios de los establecimientos de enseñanza esparcidos por alguna de las colinas del término municipal o casi. La repetición en bucle de las mismas melodías, de los mismos ritmos desde hace más de un siglo, bastante más, es invasora, envolvente y, a veces, cansina. Hay holandeses que no andan en bici y hay donostiarras que no golpean el tambor, el barril o la mesa del comedor durante las 24 horas de este mes largo que precede a la eyaculación desparramada por aquellas calles de comparsas de cocineros y de soldadesca napoleónica con desmesurada vocación de que todos participemos por activa o por pasiva en la fiesta, la fiesta del « gudari » de Ostia, al que estéticamente asaetearon, al parecer, sus colegas de ejército, para rematarlo a golpes días más tarde y arrojar su cadáver a los corcones del Tíber, si nos creemos las historias sagradas. 

Hay quien considera que el comer bien es una actividad cultural y, por eso, Donostia-San Sebastián es siempre capital cultural europea sin que sea preciso proclamarlo, incluso se puede devenir doctor universitario en macarrones al gratén en un centro culinario vasco de nombre inglés que ya cuenta con instalaciones en una de las colinas mencionadas pero al que, además, se le va dotar de unas instalaciones, que ni el Guggenheim bilbaíno, aquí al lado, en mi barrio. 

Lógicamente, yo no aspiro a cenar bien la víspera de San Sebastián, me suelo conformar con no morir de gastroenteritis después. Durante mucho tiempo, he sido de los que huyen de Donostia el día 20 de enero, durante unos años para esquiar, cuando aún había nieve en los Pirineos, incluso en los Alpes, aunque inevitablemente, si mi huida era en un grupo de excursionistas, la tamborrada se improvisaba con la debida emoción en donde fuera y la resaca nos acompañaba en los descensos del propio día. La izada de la bandera se une en mis emociones con una muerte, ausencia de la que no quiero escribir aquí. Esta coincidencia del calendario tampoco me ha añadido ganas de festejo desde hace 17 años pero la vida sigue y últimamente vuelvo a compartir el menú de tamborrada, no muy mala relación calidad/precio, el cava ideal para la acidez posterior en el garganchón, los golpeteos cacofónicos y arrítmicos sobre la mesa del restaurante y la posterior vuelta en la borrasca típica del invierno vasco para saludar a unos y otros -es lo mejor que tiene esa noche, los encuentros con los supervivientes de las tamborradas de nuestra juventud -, hasta que alguien tiene la suficiente autoridad para imponer una sensata huida hacia el lecho, donde se seguirán oyendo bandas, barriles y tambores con una frecuencia cada año superior.

¿Qué tiene que ver el teatro en la escuela pública francesa con lo anterior ? Nada. Pero Macron ha dicho algo sensato la otra noche, el martes 16 de enero : cursos de teatro obligatorios desde septiembre de este año en los colegios (De los 11-12 a los 14-15 aproximadamente). Ha omitido de incluir el rugby como deporte preferente pero, al menos, esa pequeña frase me ha dado una alegría más en esta semana previa al menú, al cava, al tamborreo y a la alegría marcada en el calendario de cocina como inevitable.


miércoles, 10 de enero de 2024

HA MUERTO CESARITO



César Alierta, el primo César de Isabel mi mujer era el tío Gilito de la familia pero en buen carácter, al menos conmigo. Creo que nos apreciábamos, yo era su primo comunista -así me presentaba a sus colegas en los saraos y cenas -, el único de la familia que le había llamado para amenazarle con darle un par de hostias si seguía mandando un giro mensual a mi mujer Isabel, me explicó que ayudaba a unos 60 de la familia y que una más no le importaba. Un buen tipo, a pesar de que tenía amistades peligrosas con el Papa, Javier de la Rosa o el cretino de bigote que nos lió con la guerra de Irak… lo de darle palique al Santo Padre me hacía gracia pero lo que más me gustaba era cuando decía que nos envidiaba a mi amigo Javier (Otra ausencia) y a mi cuando nos veía trepando por esos picos de los Pirineos desde su helicóptero – se alquilaba un helicóptero para el veraneo en Villanúa e incluso nos paseó en él a mi hijo mayor, su mujer y mis nietas -.

Supongo que ahora saldrán las necrológicas necrófagas de tantos plumillas que han vivido del dinero con el que César les ha untado, sobre todo cuando tuvo problemas con la justicia – en ningún momento dudé de que iba a ser absuelto -, pero, para mi, se ha muerto un amigo, un amigo más que un primo, alguien que me animó en la muerte de Isabel « Rezaré yo por ella, ya que tú, cacho ateo no lo harás, hein  », alguien que me dio buenos consejos « No inviertas en Bolsa, en Bolsa siempre ganamos los mismos y siempre perdéis los mismos » , alguien que me hizo llorar hablando de Ana su mujer fallecida antes, que me hizo reír con sus desayunos en el Vaticano o con sus cocidas en sanfermines « He comprado que me abran el aeropuerto para despegar cuando se me acabe el buen rollo, hein ¿?».

Un abrazo César y « no, no bebo whisky a estas horas, no insistas »

Te echaré de menos, la muerte, la nada, la inexistencia es lo que tiene.  


sábado, 6 de enero de 2024

MI CIUDAD


 

El clima de enero nos ha devuelto la ciudad.

Los reyes magos compran camisetas y leotardos en los almacenes de Garibay.

Paco Bueno nos presenta su persiana anti aglomeraciones pero la anchoa con oliva negra de Txepetxa es mi favorita.

De regalo boina Elósegui, sin historias por una vez, en Leclerq y en la librería de local enorme me pierdo en un bosque de árboles, quizá arbustos recrecidos como los tamarindos pero tampoco repetidos.

Menú del día en lo que fue casa de Àlava, a pesar del siniestro apellido balance positivo entre calidad y precio, no hay estrellas ni se les espera.

Rosco en Argitan sin mariconadas de chantillyes desbordantes y cuatro cartones de tabaco para franceses en Reina Regente…

Mi primo murió con un bisturí mal clavado pero dejó su sonrisa, mi hermana se ha quedado sin el bombero que apagó el incendio de San Sebastián y Paloma voló alto por encima de Berabera.

Las tres damas de Irutxulo son viudas.

Mi ciudad es mi ciudad en el clima de enero.