Llegar temprano al
campo, para coger sitio, permite ver los últimos ejercicios de los
benjamines, unos grupos de niños y niñas que, bajo la lluvia, se
pasan y se disputan los balones en un entorno caótico que un par de
santos apóstoles intentan ordenar. Bajo los paraguas, padres y
madres, conversan.
- En rugby, los
logros del jugador se basan en sus reservas de energía, sus
cualidades físicas como la fuerza, la velocidad y la potencia, así
como en sus cualidades técnicas y tácticas, y todo ello puesto a
disposición de la eficacia colectiva.
- Yo creo que
fundamentalmente los logros se consiguen porque el jugador de rugby
es, valga la perogrullada, jugador de rugby, incluso antes de haber
visto un balón oval en su vida. Cuando el rugby le entra y le
engancha va a buscar la energía, machacarse el físico, colocarse en
el terreno, sacrificarse, apoyar y lo que haga falta.
- Lo que pasa es que
hacemos todo lo posible para que el rugby llega a la vida de los
chavales lo más tarde posible, nuestro sistema hace que niños y
niñas solo mamen fútbol y que repartan su tiempo de deporte que el
fútbol deja libre con todos los demás deportes, así que la técnica
individual y la inteligencia táctica intuitiva no pueden existir en
nuestros jugadores de rugby más que a un bajo nivel.
- A veces tengo la
sensación que estos niños que vienen los domingos con sus padres a
la escuela de rugby y que disfrutan tanto se deben sentir un poco
delincuentes el lunes en clase ¿No? Mi hija me solía contar que una
profesora le decía que no se podía jugar al rugby, que deformaba el
cuerpo y que hiciera gimnasia rítmica.
- Tu hija es una
medio melé excelente gracias a que empezó de pequeña, con ella se
forma siempre una bisagra de fiar. Ya te hubiera gustado a ti haber
alcanzado ese nivel en tus tiempos.
Y uno, también bajo
su paraguas, se queda con frases sueltas que luego intenta
transcribir.
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