martes, 1 de septiembre de 2020

MASCARILLA BLUES

Salir de casa, mierda la mascarilla, volver a casa, salir con la mascarilla, la rutina diaria marca la jornada del Baron de la Florida, hoy toca feria del vino en Lidl y volverà con el coche lleno de botellas exoticas pero eso serà a la noche, con la fresca.

Hernani està en un alto que no es precisamente el Kangchenjunga pero hay momentos en que subir de la Florida a la plaza del ayuntamiento se hace duro, sobre todo cuando el sol de las 3 de la tarde derrite la sesera un dia de agosto y el recorrido se alarga por la bùsqueda de la sombra.

Este verano de pandemia y caos, cuando cada autoridad médica y cada autoridad politica dice su verdad y cada verdad contradice la anterior y la simultànea, el Baron de la Florida se ha quedado de vacaciones en Hernani, el suegro encuadrado en grupo de riesgo, corriendo en su silla de ruedas hacia el centenario, no podia ser abandonado en manos de ninguno de los hermanos o hermanas de su mujer por un par de semanas, « hubiera sido matarle » penso en su interior, asi que, cuidadores experimentados a la fuerza, la santa esposa y él formaban equipo de cuidados intensivos y extensivos del « viejo », esto también lo penso porque decirlo, no lo decia nunca.


La compra urgente de una de las 36 medicinas que toma al dia su suegro le habia expulsado del aire acondicionado interior a la atmosfera exterior, plancha ardiente de asfalto y horno de fachadas de ladrillo reflectantes.

Tiene amigos que le dicen « ¿A Hernani ? Ni para heredar » pero el Baron de la Florida es de Hernani y le gusta vivir en Hernani aunque no haga « vida de Hernani », esa vida de taberna en taberna hasta que el alcohol anega las neuronas supervivientes que hacia su suegro en su tiempo y que le ha conservado inmortal hasta hoy para asombro de la medicina, de la homeopatia y del difunto amigo cura al que su suegro enterro sin làgrimas al inicio del confinamiento.

Como no corre el viento, las mascarillas abandonadas por el suelo de la calle Mayor se quedan pegadas donde han caido hasta la misma puerta de entrada de la farmacia. Como no caben los dos a la vez en la entrada en la farmacia, el Baron se aparta hasta la calle para dejar pasar en distancia de seguridad a un hombre enmascarado de su misma corpulencia que le saluda jovialmente.

- Pero Tarzàn ¿Es que no tenéis boticas en Donostia que tienes que venir a Hernani con las recetas ?

Y el Baron de la Florida contuvo detras de su mascarilla las ganas de volver a partirle el pescuezo a aquel tipo.

(Escrito con teclado francés, hay acentos y signos que no he podido corregir)




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