Y EL PUMA SE COMIO EL GALLO
A la tercera inauguración, el puma pampero le dio la fiesta al anfitrión. Debía estar cansado que se le invitase al evento para que el organizador del Mundial tuviera un encuentro difícil pero sin sorpresas. Como preparación del encuentro se habían leído todos los álbumes de Asterix El Galo, además de verse muchos vídeos sobre sus más recientes aventuras, y los Pumas se creyeron capaces de hacer que el cielo se derrumbase sobre la cabeza de Obelix y de Sarkozix y no se arrugaron en la cancha. Todos jugaron como una verdadera empresa familiar y es injusto destacar un nombre sobre otro. Si el juego al pie desconcertó a los más jóvenes de los franceses, los gordos acabaron con el aliento de los más veteranos de los franceses. Ibañez al frente un equipo azul más de disciplinados legionarios que de imaginativos galos lideró ayer a su equipo hasta que se retiró agotado. Ni champagne ni poción mágica, orden en la posición, avances apoyados, el balón como si fuera de oro y a aprovechar de los golpes de castigo fue todo el juego francés. El rugby tiene más poesía que la que Mr. Laporte pretendía en este encuentro y la puso el bloque sudamericano que además se divirtió en su brega. Argentina contaba con un aficionado en sus filas mientras que el resto de los protagonistas eran profesionales –el profesional de un deporte tiene que seguir siendo aficionado si no quiere quemarse como tantos trabajadores en su rutina diaria-, y los argentinos nos hicieron creer en que dentro del rugby profesional laten corazones de amantes de este deporte, así le han hecho un gran favor al rugby ¡Gracias Pumas!
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