De Viaje (Photo credit: Wikipedia) |
Lo que le asustaba eran los 70 reproches por hora a que probablemente se iba a desarrollar el viaje. Desde el mismo punto del inicio, la preparación del viaje, las reservas de hotel, el equipaje, sacar el coche del garaje... empezaban los comentarios de ella, siempre negativos, unas veces gruñidos apenas inteligibles otras verbales pliegos de cargos que no admitían réplica.
La intención desmoralizadora de los mismos era evidente y el efecto que causaban en su deteriorada autoestima incluso ella los percibía pero sólo servían para que ella incrementase su agresividad al culpabilizarle de esas consecuencias exclusivamente.
Estimó que desde su casa al sueño reparador en el hotel unos 500 reproches iban a caer sobre su espíritu. Unas 500 muescas más en sus arterias pensó y fue lo último que pensó pues al salir de la fábrica, en el propio aparcamiento, un infarto súbito dio fin a su existencia. Sus compañeros confundieron su sonrisa de descanso con un rictus de dolor. Uno llamó a la viuda para notificarle su nuevo estado civil y ésta le replicó:
- Este tonto, morirse en vísperas de vacaciones, seguro que ni el seguro lo tendrá bien hecho.
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