Español: Universidad de Deusto, Bilbao, España. (Photo credit: Wikipedia) |
Leontzio Madariagabeitia Wilson estaba deprimido esta mañana
en la sala de profesores y no porque solo quedase el Deia para leer cuando él
llegó sino, como muchos lunes, porque
San Mamés no había echado un capote a su Athletic que había sido corneado una
vez más en la tarde-noche del domingo. Los lunes daba clase en el campus de
Deusto de la jesuítica universidad, la asignatura se llamaba algo así como
“Introducción a las repercusiones futuras de las nuevas tecnologías” y contaba
en la carrera de Dirección de Empresa con los créditos universitarios
equivalentes a los créditos económicos que Kutxabank concede a los
emprendedores, prácticamente ninguno. Por cierto en Kutxabank, o BBK a todos
los efectos, se ganaba principalmente las alubias Leontzio pero la entidad
financiera le dejaba compatibilizar, compensado las horas con su esfuerzo, la
actividad universitaria con su dedicación laboral, lo que incluso le permitía
ir semanalmente a Donostia donde también impartía lecciones desde que La
Universidad de Deusto absorbió definitiva y efectivamente su todavía más
pequeña sucursal guipuzcoana.
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Los goles de ese “petit diable” valen más que su
peso en saldos de cuentas bancarias en la Isla de Man ¿No? –le soltó Manu
Majors, profesor de derecho, a guisa de saludo aquel aciago lunes, mientras le
mandaba el Deia con el dorso de la mano hacia la esquina de la mesa donde
Leontzio se había sentado-.
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No me digas, no me digas… ¿Por qué no se habrá
ido al Olympique de Lyon o dónde sea, que era lo suyo? Y ha tenido que acabar
por casualidad en ese gang de españoleros…
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Causalidad, no casualidad. En Francia hay algo
de control sobre las finanzas del fútbol –comenta Majors que sigue
monopolizando El País-, y eso impide que hagan muchos fichajes de jugadores de
los clubes españoles. Me voy a clase, te dejo con Simeone que tiene cara de
buena persona.
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¿Cuándo te jubilas tú?
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