Twickenham Rugby Ground. The small South Stand has been demolished and the construction of a replacement stand is now complete. (Photo credit: Wikipedia) |
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Crunch es el sonido que hacen los huesos al
romperse ¿No? –Comenta el Marqués de Altamira, acariciándose el húmero izquierdo
por el punto en que se fracturó en un duro campo de Valencia- ¿Por eso le llamáis
así al partido contra los ingleses?
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No, por eso no, parece que crunch en inglés se utiliza también
para nombrar el momento de la verdad en un partido o en una competición –Imanol
Hiruntchiberry se rasca la ceja que marcó para siempre un taco de un talonador
de Lekuine o Bonloc con aficiones de cirujano de estética-, aunque también en
inglés sea un crujido…
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Al que le van a crujir es al seleccionador de
Francia con esa cara de gorrino degollado que se le ha quedado –El barón de la
Florida se hizo un poco de daño en una clavícula cierta vez cuando en un placaje ofensivo convirtió a un
bajo argentino en contratenor así que no siente los cambios de tiempo como sus
amigos-, como los galos no jueguen algo, ya que no parece que aspiren a ganar.
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¡Por azul! Que dicen éstos para no blasfemar –el
Marqués disfruta con sus traducciones literales del idioma de Moliére-, en eso
sí que tienes razón, es incomprensible que Saint André no haya sido despedido o
haya dimitido a estas alturas.
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En rugby no es costumbre sacrificar al
entrenador por una mala racha –Media el Barón ante el silencio de los
lapurtarras-, hay aceptación de las vicisitudes del deporte.
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Imposible no es francés. Y si se gana en Twickenham,
que se puede ganar, le pondrán en los altares y nos comeremos la Copa del Mundo
por adelantado –Hiruntchiberry quizá quiere transmitir un optimismo que no
existe- ¿Hablamos de otra cosa hasta después del partido?
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¿Has
leído el libro sobre el doping en el rugby? –pregunta alguien, provocando que
un ángel gay pase volando-.
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