En lo más crudo del invierno el
azaroso santoral católico colocó el día dedicado a aquel legendario centurión
romano que, peste medieval mediante, acabó por dar el doble nombre a esta
ciudad, Donostia-San Sebastián. Así que es muy normal que el clima imponga su
ley por estas fechas y que, con ayuda de la desproporcionada ingesta de
alimentos para el cuerpo y el espíritu que las católicas celebraciones
conllevan, los cuerpos de los donostiarras presentes en la ciudad por estas
fechas padezcan después secuelas incapacitantes para el trabajo de forma temporal.
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¿Y el Bera Bera juega el domingo 22 a las 12? ¿Y
recibe al Coruña? –Murray pregunta retóricamente a Galtzagorri-, ¿Y que los
chicos solo van a beber unos zumitos y cuidarse durante la fiesta para estar
bien para el partido? ¡No me hagas reír!
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No son profesionales pero tampoco unos tontos de
capirote –Galtzagorri continúa impertérrito preparando el menú de la noche en
la cocina de la Sociedad, algunos tambores y barriles se acumulan contra la
pared del fondo, el diagrama con los nombres y posiciones de los integrantes de
la tamborrada oculta el escudo en la pared de enfrente-, estos chavales saben
más que nosotros, no se creen unos “supermanes” que pueden con todo lo que les
echen, el ascenso se basa en ganar en
casa, no se van a pasar demasiado en la
fiesta de hoy…
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Lo que más me gusta de este día de hoy es que se
acaban los ensayos para la tamborrada – Dice Murray recogiendo la fregona y el
cubo con el que ha limpiado el comedor-, creo que la ikastola de al lado de mi
casa tiene comisión por los paracetamoles que vende la farmacia del barrio.
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Al Coruña se le ganó fácil allí pero no podemos
confiarnos, el equipo estará bien el domingo, seguro.
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