Un
poco de tarta de queso al salir del cine puede ser lo que necesita el
cuerpo navideño para desbordarse de empacho pero la vida es un
deporte de riesgo y hay quien puede resistirlo todo menos las
tentaciones, así que, en la conocida taberna vinícola de la calle
31 de agosto donostiarra, unos perfectos conocidos degustan sus
raciones mientras charlan de rugby y otros temas.
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Estas vacaciones sin rugby guipuzcoano se hacen largas -dice el
Marqués de Altamira, repartiendo las raciones a las damas y
caballeros presentes-, pero el retorno a la competición va a ser
duro para los dos clubes.
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Van a tener que sudar los colores nuestros chicos para rascar algún
punto -Murray interviene-, aunque tienen armas para sacar puntos, al
menos en Ordizia frente a los Bisontes porque la visita de los de
Hernani al Quesos, por mucho amor a los colores que se tenga...
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Me gusta cuando los profesionales dicen que sienten los colores del
equipo -el Barón de la Florida ironiza-, son como actores viviendo
el papel para el que se les paga, quizá es lo que son, actores
profesionales como los del film de hoy.
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Los actores, por cierto, están muy bien en la defensa de sus
personajes – subraya Galtzagorri que es quien siempre lleva a la
cuadrilla a ver el cine español-, que son unos personajes de carne y
hueso, que podemos ser nosotros.
- Yo
el móvil de mi mujer prefiero no verlo -dice el Barón de la Florida
con cierta distancia y mirando a los ojos a su esposa que parece no
haberle oído, al haberse dividido en pequeños grupos los
contertulios-, y no me acaban de convencer esos juegos sociales entre
amigos.
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Pues al scrabble no ganas nunca – le dice la Baronesa desde la
distancia-, ni siquiera al más pequeño de la casa.
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Hay juegos de sociedad que son como los negocios entre amigos -añade
el marqués de Altamira-, tienes que elegir entre ganar y la amistad.
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