Por
el amplio patio del edificio de Tabakalera resuenan los gritos de los
niños que corren jugando y dando, por fin, un sentido a la inversión
y al gasto mensual que los dineros públicos han soportado, soportan
y, suponemos, seguirán soportando. Algunas pocas figuras paternas y
muchas más ancestrales se encargan de controlar la algarabía
incontrolable, mientras comentan sus cosas, dos o tres hombretones
que están más o menos acomodados en unas banquetas, quizá
diseñadas para sentarse, charlan de rugby y derivados.
-
Los niños de hoy en día carecen, por desgracia, de unos padres más
disponibles a sus emociones -dice Galtzagorri, señalando con la
barbilla, a un grupo de personas que absortos teclean incansables en
sus teléfonos planos-, los padres entre el trabajo y la
hiperconexión no sé dónde estamos.
-
Así son los críos los que fijan sus propios límites porque no hay
nadie que les diga “no”, con lo bueno que es un “no” a
tiempo- añade Murray recogiendo del suelo el envoltorio de un bollo
que la corriente de aire ha traído hasta sus pies-, y la educación
se da en casa, en la escuela solo la enseñanza.
-
Tendríamos que desarrollar una “aplicación” de rugby para
padres – Galtzagorri sugiere-, ya que el rugby es un deporte de
equipo y al aire libre, aunque quizá aquí también se podría jugar
a cubierto con un poco más de dinero puesto, así los niños van a
desarrollar más rápidamente sus habilidades motrices, la rapidez,
la resistencia, la coordinación, la concentración… Pero si el
rugby no está en la red, no existe para éstos.
-
Jugar al rugby implica disciplina y la necesidad de seguir normas
-Murray está recogiendo las tazas de las consumiciones para despejar
la mesa-, de esta forma se aprende desde pequeño a responsabilizarse
de sus acciones y a calibrar las consecuencias de sus actos.
- La
convivialidad del rugby, la amistad, el compañerismo y la
cooperación – Galtzagorri, con cierta sonrisa triste, señala con
la mano a los niños que se han ido sentando con sus aparatos en las
manos, algunos pasados por sus tutores que no se han resistido
mucho-, pero si algo importante se aprende jugando es el respeto.
Parece que sigue lloviendo.
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