- ¿Qué te ha pasado, chaval? - Pregunta Hiruntchiverry que llega con una botella de dorado Sauternes -.
- Consecuencias de su adicción al rugby - responde el Marqués de Altamira que se encuentra también en la cocina preparando unas anchoas al ajillo -, que, como dice su madre, éste por el rugby se olvida de todo… que es un adicto.
Hiruntchiverry y Galtzagorri miran a ambos sin entender nada, el Barón permanece en silencio pero el Marqués tiene ganas de hablar.
- Pues que el otro día los Maoríes del Duranguesado recibían la visita de un equipo de veteranos francés, Les Cassoulets de Toulouse, y nos llamaron para completar alineación porque les faltaba gente y allí fuimos.
- Y el partido fue viril pero noble, con las típicas castañas de Toulouse ¿No? - Dice Hiruntchiverry, expresando su propia experiencia -. En Toulouse “ même les mémés aiment la castagne “.
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