- La justicia española es la mejor justicia de España – Galtzagorri observaba la línea de horizonte, Peñas de Aya, Jaizkibel, quizá Matxitxako al fondo, por los altavoces sonaba “Ara nun diran” en una versión de un coro de Saint Jean de Luz, la terraza del golf de Ilbarritz estaba casi vacía al aproximarse la hora del cierre -, porque no hay alternativa o, si la hay, tampoco es justicia.
- Después de oír al ciudadano que se ha marchado, creía que ibas a soltar lo que decía Bertolt Brecht que "muchos jueces son absolutamente incorruptibles; nadie puede inducirles a hacer justicia", pero no esa obviedad – Manu Majors sigue la nostálgica música de Iparraguirre con la mano que el vaso de whisky le deja libre -, desde aquí España está especialmente bella a la luz del atardecer, así que no me apetece seguir amargándome la velada, hablando de jueces y juezas.
- Tienes razón, además ni tú ni yo creemos en la justicia de dios así que tampoco vamos a ponernos a creer en la justicia de los primates evolucionados y evolucionadas, o como se diga correctamente.
El encargado de la terraza ha recogido ya el resto de las mesas y no oculta su impaciencia para que los dos abogados le permitan terminar la jornada, alguien corta el tenue hilo musical al finalizar la canción, los dos últimos clientes se ponen de pie.
- Esa historia que nos ha contado este buen hombre, que puede ser un perfecto hijodeputa ya que no le conozco de nada más que de los titulares de prensa, me suena a conocida, sentencia de primera instancia absolutamente parcial por razones extraprocesales, confirmada en apelación por quien debió de abstenerse dada su evidente vinculación a uno de los abogados de parte y luego el señorito portero del supremo que despeja el recurso contundentemente… ya lo hemos visto ¿No, Manu?
- Si los prevaricadores fueran pichones – Majors señala una bandada posada sobre en una de las plataformas de la enorme zona de prácticas -, no habría hierba en todo Ilbarritz, se hubieran comido hasta la última semilla.
Los dos abogados empujan sus carros con los sacos de palos de golf por la cuesta de salida hacia el aparcamiento.
- Ese prevaricador tan simpático del que el tipo hablaba – comenta Galtzagorri mientras abre el cofre del coche -, me reprochó que le hubiera denunciado en la inspección de tribunales por una jugada sucia que le había hecho a uno de mi familia.
- ¿Cómo supo que habías sido tú?
- No, yo no había sido, ni siquiera sabía lo de la denuncia, supongo que debió deducirlo, de todas maneras, todo quedó en nada, como es habitual, en nada – Majors también mete carro y saco en el cofre del coche contiguo -, Un juez enemistado con un abogado puede acabar con su carrera profesional tranquilamente, sin temor a las consecuencias, no las va a haber para él. Yo pensé en irme a vivir a Madrid y todo… pero lo arreglé.
Los abogados se cambian los zapatos de jugar por los de calle y siguen hablando en voz alta, cada uno desde un coche.
- ¿Lo arreglaste?
- Como se arreglan esas cosas ¡Ahora hasta se puede decir que somos amigos!
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