jueves, 28 de octubre de 2021

TODOS LOS MÁS O MENOS SANTOS



La rue d’Espagne en Bayona es, sobre todo, una calle comercial y, según el turismo aumenta, se va convirtiendo en una típica calle de tiendas de recuerdos y de establecimientos para que los turistas coman y beban una vez y no vuelvan, debe ser el sino inevitable de estos tiempos de franquicias repetidas en todos los centros urbanos del mundo y, mientras los turistas pasan como antes los bandos de palomas hacia las traidoras redes del collado, los habitantes de los cascos viejos se extinguen porque ya no pueden habitar en sus hogares. Sin embargo, la parte vieja de Bayona puede durar un poco más en su lenta agonía actual – la agonía es lucha y la lucha conserva la esperanza -, y bajo los baluartes o en las calles adyacentes, la resistencia se alimenta por tabernas y asociaciones. En una de estas cocinas, Aristide Labarthe e Imanol Hiruntchiverry están oficiando delante de los fogones y hornos, revestidos de mandiles que tuvieron un fondo blanco, uno adornado con el pottoka gesticulante, otro ostentando el escudo del puerto viejo ballenero.

- ¿La “salade au saumon, crevettes et fromage” que está encima de la mesa es para nosotros? - pregunta Jon Galtzagorri dejando la bolsa con las botellas txakoli encima de una mesa -. Si no conociera el saque que tienen algunos y algunas, esto podría ser plato único.

- Pues el “Gigot d’agneau en croûte de sel, fenouil à la tomate et pommes de terre sautées à la lyonnaise” que huele estupendamente en el horno -dice Coro su mujer que ha entrado hasta la cocina -, no se lo salta la comparsa de Caldereros de Gros.

- Para ese borrego hemos traído este vino del Bierzo, mi chico y yo – proclama la Baronesa de la Florida mostrando el virginal cartón de 6 botellas que su marido transporta -, a fin de facilitar la digestión y que os quedéis tranquilos mientras nosotros vamos a pasear las tarjetas de crédito después de comer.

Efectivamente, se quedan los cinco hombres en el interior del local apurando los restos de un gâteau au chocolat pâtissier que acompañan de algunos aguardientes, al final de la comida, sus santas compañeras tienen la necesidad de tomar café en el exterior donde el sol otoñal calienta aun, en espera de las lluvias que vuelven enseguida. 

- Fin de semana de vacaciones de Todos los Santos, los leones a alimentarse de espaguetis o lo que sea, que ya es hora de que esta selección vuelva por la marcha de la alegría – comenta el Marqués de la Florida cerrando la puerta del lavavajillas repleto -.

- Pottoka a invitarles a chocolate a los de Narbona para que se queden algún buen recuerdo de nuestra visita – Labarthe afirma con sus gafas empañadas por el sudor que le resbalan hasta la punta de la nariz -.

- Y el Olympique a dar la sorpresa en Toulon antes de que Azema se haga con las riendas de la diligencia – concluye Hiruntchiverry el programa de rugby del fin de semana -.

Las sonrisas generales se convierten en carcajada al oír esta última frase,  Imanol Hiruntchiverry se sirve un armagnac de 40 años con su sonrisa aristocrática fijada en su cara.  


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