- Había entendido que unas estudiantes venían a comer con nosotros a la sociedad – dice Manu Majors al ver en la cocina el trajín con las cabezas de becada, las carcasas, las tripas, los higadillos… - pero veo que en realidad son unas pájaras a degustar.
- Deja el oporto en su sitio, que luego lo necesito – protesta el Barón de la Florida, al ver que el abogado bilbaíno ha agarrado la botella y un vaso -, puedes servirte un poco de ese bierzo que está demasiado fresco aún.
La mesa más cercana ya está ocupada por Galtzagorri, el Marqués de Altamira, Hiruntchiverry y Labarthe que se han repartido las amarillas hojas de la prensa especializada en rugby.
- Una pena lo de la muerte de nuestro buen Axio – comenta el Marqués -, tiene ya una estatua en cada corazón rugbier del Goiherri, lo que le debemos es inmenso…
- Efectivamente, lo inevitable es lo que tiene, me queda un gusto amargo de no haberle sido más agradecido en vida – dice Galtzagorri y vacía la copa -.
- Pasemos a las becadas ya que las becarias no vienen – Hiruntchiverry interviene para abrir una botella de Valdeorras -.
- Isto ainda vai longe !! – protesta el Barón desde los fuegos del infierno en que ha convertido la cocina y reclamando con gestos que se le sirva bebida -.
- ¿Eso es galego ? Pues parece portugués – interviene Aristide Labarthe y le provee de una fresca parte generosa de la botella – ¿De dónde habrás sacado tus conocimientos?
- En los tiempos de la universidad, el Barón se gastaba la paga mensual que le mandaba su madre en profesoras brasileñas de portugués que entonces abundaban por la noche bilbaína – precisa Manu Majors que se ha comido todos los curruscos de pan de la mesa -.
- Sabes bien, que yo, a diferencia de otros, que ahora van de justicieros de víctimas de esos tráficos, jamás he ido de izas, rabizas y colipoterras para aplacar mis ansias fornicadoras propias de la lejana adolescencia – finge enfado el Barón mientras llena las fuentes de becadas -.
- ¡Por San Patricio, cómo huelen estas becarias ! – Hiruntchiverry distribuye las aves, vaciando las fuentes -.
- ¡Profesoras ! – dice el de Bilbao -.
- Becadas, becadas, becadas… - Insiste el Barón de la Florida -.
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