Ordizia y Donostia están separadas los domingos por 46 minutos de recorrido según la Renfe. Sin embargo el duelo entre el Spyro Bera Bera y el Kitmar Ordizia unirá a las aficiones de ambas poblaciones en una fiesta de rugby, a pesar de los nubarrones que a veces se empeñan en perturbar las relaciones entre ambos equipos. No podemos siquiera soñar en que el ambiente de las gradas se parezca al de los encuentros lapurtarras, cuando las aficiones de Bayona y Biarritz acuden a apoyar a sus respectivos representantes pero todo largo camino empieza con un paso como es bien sabido y ya es la segunda temporada en que se nos presenta la oportunidad de dar ese paso. Nuestro pequeño territorio cuenta con estos dos equipos en la máxima división del rugby español lo que es envidiable y envidiado por muchos, así que podemos incrementar esa envidia dando ejemplo de los valores del rugby tanto dentro como fuera de la cancha. Se llega a esta jornada con ambos equipos necesitados de victorias –más el local posiblemente-, y sin que los pronósticos señalen a uno u otro como favorito, así que los técnicos pueden caer en la tentación de no correr riesgos y, por consiguiente, de limitar la creatividad de jugadores decisivos -que los hay en ambas alineaciones-. A veces, repasando jornadas anteriores en la mente, también yo puedo caer en la tentación de escribir algo tan obvio como que el rugby se juega a quince. Lógicamente si queremos atraer espectadores al rugby y con ellos a los patrocinadores que nos permitan crecer en el futuro, necesitamos ofrecerles la belleza de este juego, como Spyro Bera Bera y Kitmar Ordizia pueden hacerlo.
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