El 26 de agosto de 2009 para el Noticias de Gipuzkoa:
De vacaciones en Francia, pueblos fantasmas al final de la tarde, el único establecimiento abierto: la panadería. Y en la puerta de la panadería los anuncios de los acontecimientos próximos: la tradicional venta colectiva de trastos invendibles, el concierto de bombarda y acordeón en la iglesuela repintada al estuco, la fiesta nocturna hasta las doce de la noche en la aldea mortecina .. y la “rentrée” del club de rugby comarcal con sus cursos de iniciación para niños, niñas, adolescentes frustrados, jóvenes con distintas taras mentales y físicas etc. En el rugby todo el mundo tiene un sitio y si no lo tiene se le hace. Y se le hace y se le llama antes de que la nueva temporada se inicie.
“Relaciones públicas” federativos y de nuestros clubes, sin embargo, están esperando que alguien dé el pistoletazo de salida para empezar a llamar a los últimos componentes del primer equipo a ver si quieren empezar a entrenarse un poco. Y a hacer un recuento de efectivos para ver de donde pescar o repescar sacrificados o sacrificadas que se atrevan a ponerse las botas de tacos diez o doce veces este invierno que viene.
Exagero, sé que exagero. Hay quien tiene los deberes hechos, los mismos deberes que el año pasado, y el anterior, y el anterior... para obtener los mismos resultados, las mismas frustraciones.
Y también hay quien, sacando estímulo de su batería inagotable, se ha planteado la nueva temporada como una nueva oportunidad de reunir niños, niñas, chicos, chicas, hombres, mujeres... en torno a un proyecto ilusionante y está convocando, desde antes que ahora hasta que finalice la temporada –para éstos no finaliza nunca-, a quien sea donde sea que se encuentre, en la guardería o en la universidad, en el taller o en la cola del INEM.
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