English Frenchmen attending Rugby World Cup Opening Ceremony (Photo credit: Wikipedia) |
El anciano
iba los sábados a leer el periódico a su casa. En realidad el veterano rugbier suponía
que venía a verle, a ver a los niños también. Pero llegaba a una hora en la que
todos estaban dormidos, incluyendo los
niños. Él se levantaba, sin despertarse del todo, para abrirle la puerta y su papá entraba con
la prensa que el repartidor había dejado en la entrada, se acomodaba en la sala
esperando que alguno se levantara definitivamente y ojeaba el diario local:
esquelas y fútbol.
Normalmente
su hijo volvía al tálamo conyugal y dejaba que su mujer se levantase y
preparase un café para su suegro –al fin y al cabo él tenía muy poco que hablar
con aquel personaje alejado voluntariamente del desarrollo de sus emociones
desde su nacimiento y que sólo había vuelto a su mundo empujado por las olas de
la resaca final de su vida-.
Una
mañana de sábado, sin embargo fue el hijo quien preparó el café matutino,
dejando al cónyuge en la cama, y desde la cocina oía a su padre suspirar ante
el periódico. Extrañado llevó las dos tazas al sofá, cogió un Rugby World del
montón de debajo y echó una mirada a lo que leía: las páginas de esquelas. Esos
recuadros tópicos con una pequeña y pésima foto del difunto, la lista de
familiares condolientes y demás rutinarias notas que los ritos sociales obligan
a poner para dar aviso de una defunción. El lector suspiró de nuevo y dijo:
-Uno se
da cuenta de lo viejo que es cuando las chicas con las que ha estado se van
muriendo.
Bueno,
no dijo eso literalmente. Sino que empleó un verbo más descriptivo y grosero
sobre cómo se había relacionado con aquellas chicas que a su hijo le recordó la
ancestral sangre francesa de la familia. Aún tardó unos 10 años en morirse,
cuando iba a cumplir los 90.
El
rugbier no suele leer las esquelas. Pero sin embargo se va dando cuenta de lo
viejas que se están haciendo las chicas con las que ha estado. Sobre todo cuando se entera de las cosas que
alguna hace ahora por esos terrenos ideológicos situados a la derecha según se
sale de la civilización.
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