Location of the province of Guipúzcoa, in Spain. (Photo credit: Wikipedia) |
La oferta
de mano de obra cualificada guipuzcoana se va ver sustancialmente incrementada.
Una de las riquezas de esta provincia es su capacidad mecánica, esos miles de
buenos mecánicos que están en fábricas y talleres y cuyos precios-salarios son
los más altos de España porque el ajuste entre su demanda y su oferta ha
conducido a ello. Hoy en día esos trabajadores se encuentran con que la demanda
de sus servicios ha caído, porque muchos industriales demandantes han
desaparecido y están desapareciendo, más devorados por las fieras de las
finanzas, de los verdaderos “másters del universo”, que por los costes
laborales pero es más fácil ajustar vía salarios que vía quienes imponen las
leyes del juego capitalista.
¿Qué van a
hacer los “fagorzailes”? Sus ingresos son hasta ahora incomparablemente altos
con los de sus competidores polacos, checos o incluso alemanes, igualmente
capacitados, igualmente buenos en lo suyo, y no digamos con los de los cuasi
esclavos asiáticos ¿Van a quedarse ofreciéndose a un precio bajo o van a
emigrar en busca de salario, cualquier salario, a dónde queda un mínimo de
demanda o a dónde parece que hay algo de futura demanda de mano de obra
cualificada? Es evidente que su presencia en un mercado guipuzcoano, un
mercadillo, con ya abundante oferta va tener una inevitable repercusión.
Y los
inmuebles e instalaciones que están quedando vacíos en nuestro territorio, esas
inversiones acumuladas durante años, ahora desocupadas ¿Qué utilidad se les
puede dar? Ante una situación económica de postguerra, quizá Gipuzkoa tenga que
adaptarse a aquella oferta de sol y playa con la que se salió a conquista
Europa y toda esa riqueza inmobiliaria e industrial deba adaptarse a una
economía secundaria del sector servicios mientras dentro de unas décadas
podamos, puedan, volver a emplearla en
su destino inicial ¡Cuánto cuesta crear un puesto de trabajo en la industria
siderometalúrgica y qué fácil se pierde esa inversión!
La
liquidación ordenada de los activos de Fagor Electrodomésticos es cada vez más
probable. Además de producir
sustanciosas comisiones para los protagonistas de esa liquidación
inevitablemente, como otras liquidaciones “ordenadas” anteriores han producido
en Gipuzkoa, pero hay un instrumento
jurídico que puede ser útil para mantener esos activos de empresa –el tejido
industrial guipuzcoano tiene muchos y grandes agujeros ya-, y defender una
parte de los puestos de trabajo que, en otro caso, se perderán: la venta de la
empresa en su conjunto o de unidades productivas integrantes de la misma por el
juego combinado de los artículos 43.2, 100 y 149 de la Ley Concursal vigente
que permite que bien la empresa, bien alguna de sus unidades productivas,
puedan ser objeto de venta, prefiriéndose aquellas ofertas de compra que
garanticen la continuidad del negocio y de los puestos de trabajo, así como la
mejor satisfacción de los créditos de los acreedores.
Los
propios cooperativistas pueden optar a “recooperativizarse” en una nueva
aventura empresarial adquiriendo de nuevo los bienes, quizá algunos acreedores
estén interesados en reinventarse clientes o haya terceros dispuestos a hacer
industria siempre que las condiciones climáticas de las finanzas lo permitan.
Pero, en todo caso, esta crisis de Fagor supondrá un nuevo empobrecimiento de
las clases populares guipuzcoana que,
una vez más, están pagando el ansia de enriquecimiento de unos pocos que
confundieron modernizarse con prostituirse y crecer con engordar.
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