Osgoode Hall rugby football team: champions of Canada 1891 (Photo credit: Law Society of Upper Canada Archives) |
El Bera Bera donostiarra está luchando en la División de Honor B, en
uno de sus tres grupos, por retornar a la máxima categoría del rugby masculino
español. El mismo grupo en que están Zarautz y Eibar luchando con las mismas
ganas por conocer el actual Top 12. Actualmente los equipos vizcaínos encabezan
y cierran la clasificación mediante el representante de Uribealdea, tras la
fusión de los equipos de Mungia y Plentzia, indiscutible líder con algún
partido más que el Bera Bera; mientras que Durango y Universitario de Bilbao,
el más antiguo de los equipos existentes en el Señorío, no han conseguido aún
siquiera un punto. Un equipo asturiano, Oviedo, y otro gallego, Universitario
de A Coruña, completan el cuadro del Grupo Norte, el grupo del barro.
Nuestro rugby siempre ha sido rugby en el barro, sobre todo
en estas fechas y para estos equipos de un escalón inferior, aunque alguno
cuente con césped artificial desde hace tiempo, y en esos partidos húmedos y
feroces, sin apenas espectadores hasta que vuelva la primavera, se vive un
rugby incomparable en el que los veteranos forjan a los jóvenes con la
contundencia esencial de nuestro deporte.
Hay quien dice que estos partidos no suelen ser “aptos para
madres o padres”. Creo que, por el contrario, deberían ser de obligada visión
materna y paterna: quienes superan estas pruebas cada fin de semana están
construyendo su futuro como personas para tranquilidad de sus progenitores. Y
así siquiera habría unas docenas de espectadores animando a los ateridos
agonistas que chapotean por esos barros del norte.
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