luchadores in a lucha libre tag team wrestling match. (Photo credit: Wikipedia) |
El lunes se le hizo muy duro al Barón de La Florida. La
euforia de la salvación del Hernani hacía de aquel lunes todavía más duro de lo
que es habitual cualquier lunes. Pero el sentido del deber se impuso y su
cuerpo, con una parte apreciable de su espíritu, estaba en su puesto de trabajo
e incluso estaba trabajando cuando Jon Galtzagorri se asomó a saludarle.
-Al final, estamos como hace un año. Cada vez las temporadas
corren más pero esta última nos ha dejado a todos los guipuzcoanos donde
estábamos.
- ¡Y menos mal! –Atareado en sus labores, el Barón replica-
¡Que no estamos para más emociones!
Galtzagorri parece que no se quiere ir sin soltar algún
profundo pensamiento.
- Estuve viendo la final de la Champions Cup por la tele. Me
empieza a cansar ese espectáculo de quince luchadores de “wrestling” disputando
un balón oval con otros quince y todos hinchados de “gominolas”, para ver tres
o cuatro jugadas de rugby en todo el partido. A este paso, solo voy a ver
partidos de aficionados o de rugby femenino, aunque la final entre Toulon y
Clermont no estuvo mal para lo que se estila en el profesionalismo.
- ¡Pero eso de la tele es rugby de otra galaxia! En el mundo
del rugby profesional no se puede decir que todos tienen un puesto ¿Cómo le
dices al chaval del barrio sea gordo, canijo o como sea que puede jugar al
rugby con esos tipos de ejemplo?
- Por eso tiene más mérito lo que hacen los apóstoles de
Landare o de Bera Bera o de Ordizia o del profundo sur guipuzcoano –Galtzagorri
se deja equipos por razones de espacio-, para sacar equipos con los chicos y
chicas del barrio.
Y con una sonrisa en los labios y cierto dolor de cabeza el
Barón de La Florida se quedó trabajando.
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