El
resol del mediodía permite tomar el aperitivo en la pequeña terraza
de un bar enfrente del mercado de Biarritz, este miércoles pasado
que no es festivo en Francia. Habiendo prometido escaparse un poco
del trabajo los amigos de Iparralde, ya están en el “rendez vous”
los del otro lado esperándolos, mientras degustan unas ostras.
- La
Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa, que quiere ser
capitana de la tropa “urumesa” -Llega cantando con aire de jota
Madame Hiruntchiverry que tiene raíces familiares en la Jacetania-,
parece que últimamente los hermanos vascos de Baiona se están
comportando un poco mal con la familia del otro lado.
Después
de los interminables besos de llegada, hasta con el patrón del bar y
el camarero, por toda la terraza de los Hiruntchiverry, la
conversación se reanuda.
-
Hay mentalidades en el rugby del norte que siguen con la idea de que
los de más allá de la rivera izquierda del Bidasoa no somos más
que su patio de atrás -Dice el Barón de la Florida que está
especialmente dolido, a pesar de que la “baronesa” le ha comprado
tres o cuatro camisas irresistibles en el paseo matinal por la ciudad
balneario-.
-
Esas mentalidades cada vez son más residuales. Quiero creer que todo
ha sido un mal entendido de la sección “amateur” de l’Aviron
Bayonnais y que la paz de los Pirineos se rehará -Hiruntchiverry
opina precavidamente, por una vez sacando la cara por los lapurtarras
del interior-, como otras veces ha pasado. Estas cosas también pasan
entre clubes de las mismas federaciones y los enfrentamientos entre
dirigentes acaban por perjudicar a los jugadores siempre.
- Lo
que pasa es que esos residuos que dices además tienen la costumbre
de callar y no dar explicaciones -añade Galtzagorri que ha revuelto
toda la “boutique” del Biarritz Olympique sin comprar nada-, es
como si tu hermano mayor te levanta la novia y te manda callar en la
cena familiar.
En
ese momento, desde Baiona llega Aristide Labarthe y mientras se baja
de la moto, quitándose el casco, tiene que oír al Marqués de
Altamira:
-
¡Guerra! Clamó ante el altar el sacerdote con ira ¡Guerra! Repitió
la lira con indómito cantar ¡Guerra! Gritó al despertar el pueblo
que al mundo aterra...
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