- Se
acaba esta larga cena de sociedad gastronómica acompañada de un
maldito “otxote” que interrumpe las conversaciones de los
comensales ¿Ha sido algo más la capitalidad cultural europea? La
factura, la desmedida factura que no se justifica con un poco de
ballet, una cucharada de música, teatro para unos pocos, estafillas
de perfomances absurdas y poco más, si algo…
Galtzagorri
me comenta en la terraza de la cafetería que se levanta donde estuvo
el campo de Atocha, cafetería que reúne a los industriales de la
Justicia en los largos tiempos muertos que el Derecho permite o
provoca.
-
Tuvimos la Gran Tamborrada y la Clásica Ciclista también como
formidables eventos culturales y además se ha podido comprobar para
qué sirve y para qué no sirve el edificio del tabaco y del eco
vacío que tenemos que costear hasta que se convierta en un centro
gastronómico de referencia mundial, porque se acabará convirtiendo en
una inmensa taberna de tabernas, como todo en esta ciudad…
No
sé por qué he sacado el tema, si con matices, yo comparto su visión
ácida de lo que ha sido este año de pitorreo cultural y despilfarro
extremo.
-
Una mierda, ha sido una mierda pero hay que ser ingenuo para decir
que “el nagusi está desnudo” en el batzoki. Al fin y al cabo esta
capitalidad cultural ha reflejado fielmente lo que es la cultura
donostiarra -aparte de las citas monumentales que se han fijado en el
calendario con esfuerzo de cine, jazz, música clásica, danza… -, y
es “merluza a la koxkera”
-
¿Qué evento teatral u operístico de este donostiarra 2016 ha
tenido repercusión europea? ¿Qué perfomance de arte visual? ¿Los
ha habido?
-
Ahora saldrá la versión oficial y nos maquillarán lo que hemos
constatado, al fin y al cabo tienen que cuidar su futuro mamando de
la ubre de la cultura con K de kilo, cuando no sirven ni para fregar
los platos en un bar de Gros.
-
¡Menos mal que Martín Berasategui y la Guía Michelín nos han
salvado de este vacío mundial de reconocimientos de nuestros
esfuerzos culturales!
Y
Galtzagorri vuelve a subir las escaleras del Palacio de Justicia,
tatareando un conocido aire de Bizet.
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