- Somos personajes sin perro – dice el Barón de la Florida arrojando la pelota hacia el Monpás -, ninguno de la cuadrilla tiene perro por ahora.
- Es que mis cuñados, en realidad mi cuñada, no tenían con quién dejar a Marimba estos quince días de viaje – dice Galtzagorri observando cómo el perro persigue gaviotas por la orilla en vez de coger la pelota que reposa en la arena seca -.
- ¿No hay hoteles para perros? - Pregunta la baronesa que lleva los zapatos en la mano y se ha arremangado los pantalones para mojarse los tobillos durante el paseo -.
- Haberlos, hay los – dice Galtzagorri tirando un cascote hacia donde está la pelota para que el enorme chucho se dé cuenta de cuál es su deber -. Lo que pasa es que Marimba se debió de deprimir la última vez que pasó unos días en un hotel de ésos, según dice mi cuñada, y el sicólogo canino les ha dicho que es mejor que lo dejen en la familia si no se lo pueden llevar.
Ya están cerca de donde el molosoide se revuelca sin interesarse por la vieja pelota de tenis que va desapareciendo bajo las nubes de arena que el bicho provoca en su juego.
- Lo peor es que hay que sacarlo a pasear para que cague, caga como un oso o un tercera línea, hay que limpiar media acera con papeles y tirar el paquete por ahí… además mis hijos no vienen con los nietos a visitarnos porque la casa huele como la casa de los tíos y nunca les ha gustado el olor a perro del piso de los tíos, desde niños.
- Seguro que tu cuñada dice que tus hijos exageran y que el perro no huele – dice la baronesa cogiendo la pelota con la punta de dos dedos y mucho asco, momento que el perro aprovecha para arrancarle la pelota y llenarle la mano de babas - ¡Mierda de can! Casi me quita un dedo Voy a lavarme la mano a una ola.
El perro corre con la pelota en la boca detrás de la baronesa y la deja caer en la ola que se retira de los pies de ella. Los tres contemplan si las olas se llevan la pelota hacia dentro o la devuelven, el perro ha perdido interés y corre hacia el espigón del Urumea como si hubiera visto una hamburguesa cruda en su horizonte.
- El que sufre es mi cuñado, que pinta menos que el perro en su hogar – comenta Galtzagorri recogiendo la pelota que Neptuno ha decidido devolverle del mar -, mi cuñada le da al perro un trato de favor, si hay mucho sol en la playa, la sombrilla es para Marimba y no para Alberto.
El perro regresa trotando hacia el grupo, lleva en la boca un korkón muerto con su acompañamiento de algas.
- Voy a llamarle a Coro, que no le prepare nada para cenar, el perro ha cazado su cena - dice Galtzagorri -.
- Hay una especie de desequilibrio mental que yo llamo canofilia, casi siempre canofilia femenina – dice el Barón de la Florida mientras empuja el cadáver abandonado por el can con un resto de naufragio o similar -, tener novia con chucho es una especie de “ménage à trois” en que estás de sobra siempre.
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