Como « abuelo Batallitas » puedo contar que « in illo tempore » los periodistas de investigación de la Villa y Corte pagaban 100 pesetas por fotocopia de folio de sumario que les vendía el agente judicial de un Juzgado Central de Instrucción, este complemento salarial le permitía al honrado caballero vestirse con la hortera elegancia madrileña de un típico pijo y poseer el coche deportivo de James Bond que aparcaba ostensiblemente en el aparcamiento subterráneo Villa de París junto a los más modestos de sus superiores.
Treinta años más tarde, la moneda es el euro, los expedientes judiciales no son solo papel, los sábados a la mañana los juzgados están cerrados pero siempre hay funcionarios celosos de su trabajo que hacen jornadas extraordinarias, los periodistas reciben las notificaciones antes que los procuradores obsoletos y se publica lo que se quiere publicar… el abuelo tiene la sensación de que la vida judicial, en Madrid y en provincias, sigue igual, que el mercado de filtraciones es telemático pero se sigue pareciendo mucho al Rastro.
Hace tiempo que no voy a Madrid – me gustaba mucho ir por allí pero familia y amigos se han ido yendo de la vida cortesana para no volver -, mi intención es hacer un viaje turístico de pareja este año, compraremos un recuerdo imantado para pegar en la puerta del frigo, quizá pase a saludar a algunos conocidos que subsisten por allí, como palomas urbanas que comen cualquier cosa y cagan en las estatuas de personajes ilustres del pasado imperial, para que me respondan a la pregunta ¿A cuánto se cotiza la copia de folio judicial ?
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