lunes, 24 de febrero de 2025

MÁS SOBRE EL SECRETO PROFESIONAL EN LA JUSTICIA


 El acceso publicado a los datos de las comunicaciones del Fiscal General del Estado en España me llena de estupor y me hace reflexionar sobre mis creencias adquiridas mediante el ejercicio profesional  en el deber de secreto profesional como abogado, ya que, al fin y al cabo, los abogados y los fiscales somos agentes de la justicia, actuamos frente a frente en los tribunales muchas veces y otras en el mismo lado.

El secreto profesional del abogado, también conocido como confidencialidad entre abogado y cliente, es fundamental en el Estado de Derecho por varias razones:

Protección de la privacidad del ciudadano: Permite a los ciudadanos comunicarse abiertamente por todos los medios con sus abogados sin temor a que la información confidencial sea revelada a terceros. Las interceptaciones de comunicaciones entre clientes y abogados requieren autorización judicial y solo pueden ser legales en determinados supuestos siempre revisables en el procedimiento y esto incluye los datos de conexiones y las facturas detalladas de los proveedores de  comunicaciones porque no parece lógico que terceros conozcan con quién se ha comunicado un abogado o un fiscal. Esto es crucial para que los abogados y fiscales puedan ofrecer el mejor asesoramiento y defensa posible en sus posturas en el proceso.

Garantía de una defensa (o acusación) eficaz: Un abogado necesita tener toda la información relevante para poder representar adecuadamente a su cliente, como un Fiscal para representar el interés público. Si los ciudadanos no pueden confiar en que sus comunicaciones a un abogado o a un fiscal serán confidenciales, pueden retener información importante, lo que podría perjudicar su defensa o la defensa del interés público. Si las comunicaciones de los abogados y de los fiscales entre ellos son intervenidas por terceros, publicadas sin mesura por terceros, las garantías constitucionales del proceso justo dejan de existir.

Fomento de la honestidad: La confidencialidad permite que los ciudadanos sean honestos y transparentes con sus abogados y con los fiscales, lo que facilita la búsqueda de soluciones legales justas y adecuadas. La confidencialidad en las conversaciones profesionales entre abogados y/o fiscales permite que se digan opiniones necesarias para el desarrollo del procedimiento que no se dirían en público.

Protección de la justicia: La confidencialidad entre abogado y cliente también protege la integridad del sistema judicial. Sin esta protección, los abogados y los fiscales podrían ser obligados a testificar contra sus propios clientes en el primer caso o contra quienes les han confiado elementos necesarios para el ejercicio de su ministerio en el caso de los fiscales, lo que socavaría la confianza en el sistema legal, si en España queda rastro de esa confianza.

Cumplimiento de normas éticas: Los códigos de ética profesional de los abogados requieren que mantengan la confidencialidad de la información de sus clientes. Esto no solo protege a los clientes, sino que también preserva la reputación y la integridad de la profesión. Creo que la Ley Orgánica del Poder Judicial y el Estatuto del Ministerio Fiscal vienen a dar fuerza jurídica a la obligación ética de la confidencialidad de los fiscales, en todo caso.

Por ello, cuantas veces, en más de 50 años de vida profesional de abogado, se ha solicitado mi colaboración por fiscales o abogados sobre asuntos que llevaban entre manos, he colaborado voluntariamente y siempre creyendo que esa colaboración, opinar, se hacía bajo el más estricto secreto profesional. Este letrado no ha revelado jamás el contenido de una conversación profesional y ha considerado siempre esas conversaciones de consulta como conversaciones profesionales. Revelar su contenido, por otra parte, puede ser delito y siempre es una infracción de las normas que rigen el ejercicio de la abogacía en España. En una conversación profesional están incluidas las notas que los participantes puedan tomar en su desarrollo.

El secreto profesional no es un privilegio del abogado, el  secreto profesional es un deber de abogados y de fiscales (A este respecto en el blog “Antxón Massé”, el 9 de febrero de 2019 se puede leer  https://antxonmasse.blogspot.com/2019/02/las-conversaciones-entre-abogados-y-el.html ).

Creo que los jueces, incluyendo  los del Tribunal Supremo, deberían cortar este « apocalipsis » de las comunicaciones del Fiscal General que nos lleva por el peor camino posible a todos los agentes de la justicia.


viernes, 21 de febrero de 2025

LA MENTIRA EN LA JUSTICIA



En mi ejercicio de la abogacía desde el primer momento comprendí que la verdad y la mentira no son términos opuestos, la mentira de una parte es la verdad de la otra y viceversa, suelo decir que « en un juicio no hay mentira, hay diversas verdades ». Pero cuando la mentira sale del juez – y sale frecuentemente -, se hace siempre una fisura en la peana que sostiene la justicia y hace tiempo que la justicia, al menos la española, ha visto desaparecer esa peana, la estatua con su balanza y todos está por tierra, muy fisurada sino destrozada.


Kant escribió sobre la mentira en varios de sus trabajos, más notablemente en su ensayo "Sobre un pretendido derecho a mentir por filantropía" (1797). Según Kant, la mentira es moralmente inaceptable en cualquier circunstancia, mentir es una violación del deber moral de uno mismo y de los demás, ya que socava la base de la confianza y la dignidad humana. Su posición se basa en su principio del imperativo categórico, que establece que uno debe actuar solo según máximas que puedan convertirse en una ley universal. Según este principio, si todos mintieran, se destruiría la confianza y la comunicación efectiva, lo que es esencial para la vida social y moral. 


Cuando uno comprueba que la verdad judicial es mentira, comprueba que la confianza en la justicia está destruida, confianza que es esencial para la vida social, la mentira del juez es siempre prevaricación.


Sin embargo, Jean-Paul Sartre aborda la mentira en el contexto de la autenticidad y el auto engaño. En su obra "El ser y la nada" (1943), Sartre explora cómo las personas pueden mentirse a sí mismas, lo que él denomina "mala fe" (mauvaise foi), para evitar enfrentar verdades incómodas sobre su existencia. Esa "mala fe" es un tipo de auto engaño en el que las personas se convencen a sí mismas de que no tienen libertad y responsabilidad absoluta sobre sus acciones. Al hacerlo, evitan la angustia existencial que proviene de reconocer su total libertad y las implicaciones de sus decisiones. La mentira, en este sentido, se convierte en un mecanismo para escapar de la autenticidad y la responsabilidad de ser auténticamente uno mismo. La autenticidad implica aceptar plenamente nuestra libertad y vivir de acuerdo con nuestras propias elecciones y valores, sin esconderse detrás de excusas o mentiras.


El juez que miente, el tribunal que colectivamente miente, huyen de enfrentarse a la verdad que les incomoda. Prefieren vivir en la mentira que mirarse en el espejo y asustarse de su cara cobarde de prevaricadores.


(Reflexiones después de leer resoluciones judiciales esta mañana).


miércoles, 12 de febrero de 2025

EMILIA PÉREZ



Visto recientemente, ya con toda la polémica en marcha. 

Es un film espectacular, empieza con una explosión y luego va a más, no se me hizo largo -a pesar de que la próstata me suele causar problemas después de 90 minutos -, me entretuvo.

El argumento es una sátira de los modernos westerns de la frontera en que se mezclan todos los tópicos de esos guiones con un humor muy francés, bête et méchant, sin límites en la salsa que los envuelve. No es un documental sobre México y sus dramas nacionales ni tiene mensaje alguno. El envoltorio formal sorprendente con sus números musicales absurdos  nos recuerda que estamos ante un show, un show que se ríe de temas tabúes como los desaparecidos o los transexuales pero los lectores de Charlie Hebdo se han acostumbrado a que no hay límites en el humor. Cinematográficamente el guion es impecable.

No es película para quienes creen que el cine debe ser siempre « bueno » y que buscan el mensaje en todo. 

Tampoco la veo premiada en los Oscars y creo que los premios que ha recibido son equivocados, que se corresponden a la cultura de una cierta bobería de salón de esos niños terribles que van de intelectuales y que nunca se les escapa « maricón » por homosexual.

Le falta el toque Almodóvar de sus películas más locas pero a un Audiard no se le puede pedir aún que supere los pocos límites que se ha puesto en el montaje final.


Récemment vu, avec toute la controverse déjà en cours. C'est un film spectaculaire, il commence par une explosion puis devient plus gros, il ne m'a pas semblé long - malgré le fait que ma prostate me cause généralement des problèmes après 90 minutes - il m'a diverti.

L'intrigue est une satire des westerns frontaliers modernes, mélangeant tous les clichés de ces scénarios avec un humour très français, bête et méchant, sans limites à la sauce qui les enveloppe. Ce n’est pas un documentaire sur le Mexique et ses drames nationaux, et il n’a aucun message. L'emballage formel surprenant avec ses numéros musicaux absurdes nous rappelle que nous assistons à un spectacle, un spectacle qui se moque de sujets tabous comme les personnes disparues ou les transsexuels, mais les lecteurs de Charlie Hebdo se sont habitués au fait qu'il n'y a pas de limites à l'humour. Cinématographiquement, le scénario est impeccable.

Ce n’est pas un film pour ceux qui croient que le cinéma doit toujours être « bon » et qui cherchent le message dans tout.

Je ne le vois pas non plus gagner d'Oscar, et je pense que les récompenses qu'il a reçues sont erronées, qu'elles correspondent à la culture d'une certaine absurdité de salon de ces enfants terribles qui se font passer pour des intellectuels et qui ne laissent jamais échapper "pédé" pour homosexuel.

Il manque la touche almodovarienne de ses films les plus fous, mais on ne peut pas demander à un Audiard d'aller au-delà des quelques limites qu'il s'est fixées dans le montage final.