El pase es uno de los elementos fundamentales del rugby. Transmitir el balón al compañero para que el juego siga vivo es una de las cualidades que el jugador de rugby debe aprender desde el inicio y mejorar siempre. La calidad del pase es tan importante para el rugby como la calidad del semen para la reproducción humana. Y aunque parece que de ambas calidades los vascos tenemos algunas carencias últimamente, me voy a referir a otra transmisión.
El calendario del rugby del más alto nivel en España tiene aparentemente el claro objetivo de alejar a espectadores y patrocinadores del mismo, tan corto como intermitente. La aparición de la Súper Ibérica en tal calendario es un punto de inflexión que yo he esperado desde su anuncio que supusiera la suma de los esfuerzos de los seguidores de este culto minoritario para aprovechar las oportunidades que esta nueva competición ofrece pero es evidente que no ha sido así.
La Federación Española de Rugby no transmite el balón sino que lo retiene más allá de lo razonable y, salvo error u omisión por mi parte, lo está haciendo para soltarlo mal colocado y sin apoyar a quien lo vaya a jugar, a pesar de que las circunstancias no le permiten estar lejos de está jugada tan importante para el desarrollo de nuestro deporte.
El optimismo sobre la SIR es difícil en estos momentos pero los derrotistas son el único tipo de personas que no tienen sitio en este juego y hace un tiempo que el árbitro ha pitado el inicio.
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