Español: Mele en partido de División de Honor de rugby. CRC-Cajasol Ciencias (Photo credit: Wikipedia) |
Solemos decir que lo más difícil
de demostrar en un juicio es lo evidente, lo que se ve. Llevar a que el Juez
vea lo que es obvio para nuestra parte tropieza con todas las dificultades de
la comunicación entre humanos: no hay peor sordo que el que no quiere oír.
Decir que el rugby es un deporte de balón parece que es una cosa innecesaria,
innecesaria porque parece que todo el mundo lo sabe: el rugby se juega con un
balón oval.
Los partidos que se están jugando
en el torneo de las IV Naciones del Hemisferio Sur son partidos en que se “ve”
el balón, esto es que el oval circula de un jugador a otro y que sale
rápidamente al juego cuando queda
atrapado bajo un ruck o se disputa una melé. Sin embargo, hemos visto muchos
partidos la temporada pasada, incluso en nuestra División de Honor A, en los
que el rugby se convierte en un combate entre quince bisontes de un lado frente
a quince bisontes del otro lado que colisionan cuerpo a cuerpo con la excusa de
que uno de ellos lleva agarrado un balón oval que no soltará, si se acuerda de
hacerlo, hasta que no pase por el suelo.
El rugby es un juego de balón y
de contacto, por tanto es lógico que además de verse el balón se vean choques
físicos pero lo que aspiramos los espectadores es que se vean
proporcionadamente –como sucede en esos partidos del Sur-, y que no nos
conviertan este deporte en una especie de “sumo” en grupo que vacía las gradas,
sobre todo nuestro rugby a XV masculino que tiene una salud delicada.
Hay quien habla de establecer
categorías por pesos, como en la sokatira, para que el juego sea más vistoso
pero es de esperar que este deporte evolucione en todo el mundo sin dejar de
ser un deporte de balón… y de contacto.
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