Uma vista do Castelo de Edimburgo, num dos parques da cidade. Francisco Miguel Rodrigues (Photo credit: Wikipedia) |
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El pueblo se ha quedado vacío –comenta un tipo
entrando en la sociedad-, han debido
poner vuelos “loucosto” (sic) a Escocia porque se ha ido incluso casi todo
el ayuntamiento y su cuadrilla…
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Pero si el VI Naciones no ha empezado aún –le comento
junto a los fogones-, y esos no han ahorrado como nosotros todo el año para
pagarse el viaje de su bolsillo.
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¡Qué no te enteras “contrateras” (sic)! Que se van a lo del referéndum.
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¡Cualquier excusa es buena para darse una vuelta
por Edimburgo!
Los rugbiers tenemos una parte del corazón muy escocesa. Desde
que en 1925 Murrayfield, antiguo terreno de polo, sustituyó a Inverleith porque
allí no cabían los 60.000 espectadores que el entonces excelente XV del cardo
arrastraba a sus partidos, este estadio se ha convertido en un lugar de
peregrinación sino anual –la economía no lo permite-, al menos, frecuente, con
ocasión de alguno de los partidos del más prestigioso torneo del hemisferio
norte, sobre todo contra alguna de las otras naciones celtas.
Aunque oficialmente caben 62.000 espectadores sentados, se dice
que en 1975 en el partido contra Gales, llegaron a entrar 104.000, quedándose
unos miles más fuera a pesar de tener entrada. Estos excesos no son posibles
ahora, las medidas de seguridad y el doble recinto con sus consiguientes dobles
controles que hay que atravesar lo impiden.
Va a hacer 25 torneos con el próximo que Escocia no realiza un
Gran Chelem, ganar a todas las demás naciones, más bien suele pelear por no
ganar la cuchara de madera, perder con todas las demás naciones, pero en todo
caso merecerá la pena darse una vuelta por Edimburgo antes, durante y, sobre
todo, después de cada uno de los partidos del Torneo de las VI Naciones del
2015.
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