jueves, 11 de febrero de 2016

SICOLOGÍA DEPORTIVA

English: View of Tabakalera building in San Se...
English: View of Tabakalera building in San Sebastian (Photo credit: Wikipedia)

Con diez derrotas, con once derrotas, después de quince partidos jugados, nuestros dos representantes en la máxima categoría del rugby español ocupan lógicamente puestos en la clasificación que encogen el estómago de sus soportadores. Esquivando todas las inmundicias humanas que el mar nos ha devuelto a los paseos estos días pasados en uno de sus merecidos arrebatos de furia ante el trato que recibe de la especie a la que pertenecemos, hay un grupo corriendo, más o menos, para mantener la forma.
- Quizá los jugadores sean los únicos que no creen en sus capacidades -El Marqués de Altamira no oculta sus frustraciones-, al parecer se impone un trabajo sicológico con el grupo.
- El realismo obliga a aceptar los resultados cuando se ha puesto actitud hasta el límite -Reflexiona el Barón de la Florida en voz alta-, y no me parece que ni en Ordizia ni en Hernani los jugadores se pongan límites antes del partido, los límites aparecen cuando se ha acabado. No me acabo de creer lo de la sicología en momentos de zozobra.
- Ni sicología ni farmacología, nada de nada -Galtzagorri con su trotecillo cochinero apenas alcanza a mantenerse el último del cuarteto-, lo que hay dentro de los dos equipos es suficiente para darle la vuelta a la situación, para cerrar las brechas técnicas en la defensa o para aprovechar con fundamento los balones en la otra mitad del campo. Cuando hay problemas, las soluciones requieren su tiempo, su perspectiva, y su paciencia. No se puede gobernar a golpe del dictado de los titulares de la prensa.
- ¿Dónde has visto tú titulares sobre la situación del Ampo o del Hernani? -Murray interviene-. En todo caso, en los corrillos de Internet y entre cuatro fanáticos que siempre son los mismos. Me gusta la idea del trabajo sicológico pero esto también requiere su tiempo y el tiempo se nos pasa ¡Cuidado con esa ola!

Un poco más mojados que antes, el cuarteto se aleja de la primera línea de costa y se dirige, siguiendo a la multitud sedienta de cultura, hacia el funcional edificio de la Tabakalera para cobijarse de las inclemencias del tiempo.         

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