Los niños y niñas
corren por el campo de rugby, gritan pidiendo el pase a quien lleva
el balón, se agarran como pueden y saben en vez de placar, caen al
suelo y se levantan ayudados por los de su equipo y por los del
contrario, algún padre y algunas madres observan el trabajo de los
entrenadores en organizar los dos equipos y el partido final,
mientras golpean con los pies el suelo en búsqueda inútil de que
los pies no se les congelen del todo y comentan sus cosas.
- La verdad es que
el Torneo de las VI Naciones es el evento deportivo anual que marca
todos los años estas fechas -dice uno de los espectadores, embutido
en un tres cuartos oscuro, con gorro de esquiador y bufanda que se
mueve con el aliento cuando habla -, que marca el fin del invierno y
la llegada de la primavera, es como el Tour que te anuncia que ya
estás en pleno verano y que te esperan las siestas ciclistas delante
de la tele.
- Pero ha perdido
mucha épica con el profesionalismo – replica una dama en anorak
beige con capucha de esquimal rematada en peletería sintética -, a
mí me gustaban aquellas retransmisiones de hace años en las que el
locutor te daba las profesiones de los jugadores, que si tal era
pastor de ovejas, que si el otro era pastor luterano, que si éste
era maestro de escuela y su compañero de línea era carnicero…
- Jugaban juntos
abogados y clientes, aristócratas y plebeyos – otra mujer, la
única que fuma del grupo, con un anorak azul celeste que ha conocido
el trekking del Himalaya pero en tiempos en que los serpas iban en
sandalias y no alquilaban sus casas en airbnb -, eran tiempos en que
no había lucha de clases en el rugby aunque la hubiera en las
calles.
- Después de 136
años de Torneo -vuelve a hablar el primero, detrás de su bufanda -,
después de su crecimiento hasta seis naciones ¿Y por qué no a 10?
No hay indicios de que estemos asistiendo a sus últimos años en
este formato, mientras su retransmisión sea rentable y nadie
encuentre otra fórmula para que las federaciones de rugby ganen más
dinero, el Torneo nos marcará el calendario. Pero si aparece por
ahí, como ha aparecido en la Copa Davis de Tenis, alguien que
“engrase” a unos y a otros, olvídate de leyendas, épica e
historias…
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