sábado, 22 de junio de 2019

GEOGRAFÍA NAVARRA


- Navarra se sitúa entre dos desiertos, el de las Bardenas y el del Opus Dei – dice Galtzagorri mientras avanza por el GR 65 buscando la sombra, escasa sombra, en las cercanías de Yesa -, y el de las Bardenas al menos tiene algo de vida intelectual pero el otro extingue la más mínima inteligencia.
- ¡Cómo te oigan tus amigos en la Universidad de Navarra! - replica desde más atrás el Barón de la Florida con su figura de sancristobalón rodeada de un aura de transpiración - ¡Con la de luminarias que han salido de sus aulas!
- Los únicos intelectuales que conozco son los que se han escapado de sus aulas y no los que han salido de ellas bendecidos por la mano castradora de esa putrefacta institución.
Galtzagorri se ha detenido para relevarle al Barón en transportar el cesto con la comida sobre el hombro y mientras maniobran con las mochilas y las provisiones prosigue.
- Son los sucesores naturales de los apostólicos feroces de la comunión tradicionalista que mataron a cuanto maestro encontraron en el 36 y a cuanta persona de bien se movía por esta bendita tierra y solo dejaron vivos a los “quietos paraos” para dejar en un páramo el pensamiento navarro, luego con la bendición del vampiro de El Pardo llegó el hipócrita aragonés, marqués de Peralta, y cundió como el grano de mostaza y así nos va.
- ¿Porque tu abuelo fuera de la vieja Iruña te crees navarro? - privado del peso, el Barón avanza por el camino hacia unos chopos que anuncian un buen sitio para comer -.
- ¿Hay algún guipuzcoano que no se sienta un poco navarro siquiera? Yo al menos, sobre todo en otoño con las setas.
- ¿Pues que me dices de los tribunales navarros con sus sentencias estrafalarias? - el Barón se alza para retirar el peso de las botellas de vino del hombro de su amigo- A mí, esos razonamientos que contienen y tus comentarios me hacen pensar en las novelas de la Trilogía del Baztán…
- Es que Pamplona siempre ha sido una plaza difícil para torear con la toga, la ganadería del Opus ha dejado morlacos diabólicos tan solo en los resortes del poder judicial del reino, ya sabemos que es una hiedra que se extiende por las murallas y acaba siendo más fuerte y profunda que las piedras y, al final, la realidad navarra supera a la ficción navarra.


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