Estatua de Nimeño II en la explanada de la plaza de toros (Mont de Marsan) |
- Lo único
auténtico en una corrida de toros es el sufrimiento del toro, la
verdad es que me aburre la estética repetida del bovino embistiendo
con lo que le queda de defensas a una capa que con más o menos
habilidad le incordia en su instinto de supervivencia y toda la
rutinaria matanza sangrienta que viene a continuación es que ya me
da nauseas.
- Sin embargo, has
seguido vinculado a ese ambiente hasta ahora mismo.
- Me gusta la
juerga, me gusta beber vino, olvidarme de lo patoso que soy y saltar
con la música de las bandas, jalear a los peores grupos flamencos
del mercado hasta enronquecer, desayunar churros al amanecer y
compartir mi euforia con gentes diversas y eso, por aquí, es la
feria, la feria de Pamplona, la de Mont de Marsan, la de Dax, la de
Bilbao… y no hay feria sin que los pastores sacrifiquen los bueyes
al dios Baco, sin que sangre, vísceras, dolor y lágrimas se mezclen
con los vapores del alcohol, es la hecatombe propiciadora.
- El arte taurino
tiene muchos seguidores aún, sin comparar con el número de los que
tuvo en el pasado.
- Es arte escénico,
es circo y es teatro, es espectáculo, el toro existe para ser
lidiado, no hay toro de lidia en la naturaleza, las vacas que matan a
campesinos en las fincas o a excursionistas en los pirineos son la
competencia desleal de las ganaderías de bravo, los ganaderos crían
toros para venderlos al show-business y resulta que los bovinos
embisten gratis fuera del ruedo ¡Qué desastre!
- Pero el valor de
los toreros que se juegan la vida y, a veces, la pierden por ofrecer
la lidia de esas fieras a los aficionados, a los espectadores, tiene
que ser reconocido.
- ¿Valor? El de los
que participan en los encierros por sentir la adrenalina de ese
instante en que tu vida pende de un tropezón con otro tipo más
borracho que tú, el de los que practican salto base con un
paracaídas fabricado por muertos de hambre en un taller de Asia, el
del que sube al Naranjo de Bulnes con mosquetones de la sección de
deportes de El Corte Inglés… no sé si es valor o es vicio, es
borrachería, es gilipollez o es propio de esta especie de cretinos
que somos. La excusa antes era de que “más cornás da el hambre”
pero también hay quien lo hace porque lo ha mamado en su educación
o se lo pide su vocación profunda. Yo también lo hice, cuando me
creía inmortal, el placer de controlar tu miedo, conducir la
embestida del animal, imitar lo que has admirado, me emociono al
recordarlo y qué tonto era.
- Pues parece que el
negocio de los toros es cada vez menos rentable y que está en
decadencia imparable.
- Sigue ganándose
dinero pero en todo mercado hay quien gana, los menos, y hay quien
pierde, los muchos. La honradez y el mundo del toro son
incompatibles, la honestidad es enemiga del espectáculo taurino,
mientras la larga tradición de mafias taurinas se mantenga, habrá
toros, cuidan sus intereses y se mantendrá el espectáculo, quizá
cada vez más cutre, más tramposo si cabe, aunque sea en los
márgenes de la vida social, como se mantiene la lucha libre
americana o así.
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