martes, 1 de octubre de 2019

DE COMPÁS


 Este folletín por entregas irregulares comienza en


Es un edificio de oficinas próximo a la Plaza Jado, una zona de calles paralelas cortadas por las calles radiales que salen de la Plaza Moyúa, un buen edifico. La oficina de Pedro Apoita e Iñigo Arriluze se encuentra en una de las primeras plantas junto con las de algún notario, de otros auditores, de arquitectos, de empresas publicitarias y de innumerables asesorías que asesoran o no pero que tienen ingresos para pagarse unos despachos de prestigio. En un par de plantas superiores se extienden las impresionantes instalaciones de Figueruelas y asociados, el despacho de abogados de referencia estos últimos años en los ámbitos empresariales de la villa.
Por cierto, el testamento ha sido abierto y Manu Majors se ha encontrado convertido en el comisario de la herencia, lo que corrobora a ojos de los interesados en la sucesión la confianza del fallecido financiero en el veterano abogado.
- Te prefiero a ti para ejecutar correctamente la voluntad de Iñigo que la de cualquier otro que parecía haber entrado en su intimidad -la mirada de Apoita hacia el falso techo indica claramente a quien se refiere -, el despacho de Iñigo está como lo dejó hace apenas unas semanas, antes de irse de vacaciones. No me gustaba nada que se fuera en plena temporada de juntas generales y de impuestos de sociedades, pero él dejaba todo organizado, se iba con los deberes hechos y me daba plenos poderes para representarle si hacía falta, aunque ya sabes que en este tipo de sociedades las actas se predatan o se postdatan a conveniencia de los fulanos concurrentes.
El despacho tenía paredes de madera con láminas de casas-torres vizcáinas enmarcadas en metal dorado, una biblioteca y alguna estantería rodeaban la mesa de trabajo, en un rincón una mesa y un par de sofás, uno más grande de dos plazas formaban un ambiente de confidencias. Banderines del Athlétic en mástiles como clavos, una escuadra con su compás ambos de bronce, fotos de familia, un par de columnitas salomónicas, algunos diplomas… todo distribuido por los diversos planos pero dejando el centro de la mesa libre.
- La caja fuerte está detrás de la acuarela grande, la de la casa de Arrigorriaga – el auditor les precisa a Majors y a Galtzagorri -, está abierta desde el robo.
- ¿Qué robo?
- En Semana Santa pasada alguien entró por una ventana del patio, según nos explicó la Ertzaina, abrió la caja – mientras habla ha apartado el cuadro lo que permite ver el cofre reventado en la cerradura -, y se llevó unos pocos euros, unos 12.000 o así y un vasito ibérico de oro, una antigüedad que Iñigo apreciaba mucho, aparte de unas escrituras viejas no había nada más, el ladrón dejó todo desordenado pero solo le interesaba lo que había de valor. Debía de ser un profesional porque se tuvo que descolgar desde no sé dónde, desmontar la ventana sin hacer sonar la alarma, cortar la chapa y salir por el mismo sitio y la policía no encontró ni huellas ni nada de nada…
Majors empezó a mirar las pilas de documentos de los lados de la mesa y a abrir cajones para ir sacando otros. Galtzagorri se sentó en uno de los sofás con alguna de las escrituras que Majors le había pasado. Apoita les dejó solos.
- ¿Robo en Semana Santa? Nadie lo ha comentado – Majos pensó en voz alta -, no me gusta la orina de la enferma, pero nada de nada.
Alegorizar intentaba encender la lámpara de la esquina con tozudez, la lámpara no tenía bombilla, Alegorizar la desenchufó de la pared y golpeó el enchufe y alrededor con los nudillos, luego sacó los banderines de los pedestales y examinó las puntas de los pequeños mástiles, miró detrás de todas y cada una de las láminas, de las fotos, de los diplomas… hasta que separó el compás de la escuadra y lo abrió, luego se agachó junto al enchufe e introdujo el extremo del compás en una de las hembrillas y lo giró como una llave, lo que era, pues el enchufe se abrió dejando a la vista un hueco en el muro, introdujo la mano y sacó unos folios grapados y unas llaves usb.
- ¿Profesional? Pues quizá se dejó lo que andaba buscando.
Los dos leyeron el informe, se trataba de un informe impreso sobre una sociedad inmobiliaria, una entidad no muy grande pero que había obtenido algunos contratos públicos en los últimos años Canobeias Group, había un apartado con los socios, entre los que estaba Iñigo Arriluze, con los administradores y apoderados, los auditores y los abogados tanto de la sociedad como de las personas que aparecían identificadas con apellidos bien conocidos del Señorío, una relación de cifras de negocio y de resultados de tres ejercicios, nada que llamase la atención, en un postit adherido una nota a mano “Para el 31/12 nada”.
- Habrá que examinar los Usbss pero no aquí -Majors introdujo el informe dentro de una de las escrituras que había separado de las examinadas y con los dispositivos informáticos la colocó en el portafolios que había traído -. Cierra el enchufe y vamos a mi despacho.
- ¿No subimos a visitar la oficina de Canobeias Group, ya que estamos? - La pregunta irónica de Galtzagorri quedó sin respuesta -.
Apoitiales dio una copia de la denuncia por el robo y el estado de situación al día del fallecimiento de todas las sociedades de Iñigo Arriluze Saint Lon les Mines,
En el portal ambos examinaron la placa que informaba de las ubicaciones de los usuarios del edificio, la sede social de la inmobiliaria en cuestión y otras dos sociedades estaba en una sola oficina de la planta última, junto a la oficina de una empresa de transportes en containers.
El despacho de Majors no se encontraba lejos. Los archivos contenidos en los usbs estaban protegidos por una clave que desconocían.
- Tú prepara el cuaderno particional de los Arriluze y el viaje a Mallorca -le dijo Galtzagorri, guardando las llaves -, yo me encargo de esto, te he dejado una copia en tu ordenador por si se pierde ¿No tienes tú escuadra y compás en el despacho?
- ¡No me toques las narices, Jon! Esos mercadillos de favores e intereses bajo capa de ritos infantiles son lo mismo que los de los vaticanillos y batzokis, una gilipollez. Entre el golf, el rugby y las cenas del txoko ya tengo bastante para saber los chismes de unos y otros y a quién pedir qué y cómo, si hace falta. Además el creyente eres tú.
- Ya sabes que yo creo en dios porque me gusta la ciencia-ficción y las aventuras de Conan el bárbaro ¿Quieres que te lo explique de nuevo?
- Déjalo, que no estoy para brasas.

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