lunes, 2 de agosto de 2021

LA VOCACIÓN DE SER JUEZ


- La vocación es el impulso, la voz, que una persona siente en su interior, procedente de sí mismo o de otros, que le lleva a dedicarse a una determinada forma de vida o a un determinado trabajo. A veces, los creyentes creen que esa voz interior es la voz de dios y en vez de ir al siquiatra a hacérselo mirar, se van a un seminario y allí descubren que lo que le gusta como forma de vida es el abuso sexual de menores y así siguen una santa vida ejemplar en el seno de la correspondiente iglesia, mezquita, pagoda o sinagoga o lo que sea…

Galtzagorri se ha sentado en la terraza del bar Zabaleta con la excusa de merendar una tortilla de patatas, en realidad porque los whiskys de la sobremesa de la comida en la sociedad le están pesando en el cerebro, su pesada charla también lo hace en los oídos de sus compañeros de mesa pero le dejan seguir sin interrupciones, las tortillas están sobresalientes y el rioja que las acompaña marida perfectamente con sus cualidades. La terraza está animada a pesar de la amenaza de lluvia, la gente charla y ríe, un travelo de una fealdad ofensiva se arregla el maquillaje mirando más hacia la barra que al espejuelo que maneja…

- Entre las vocaciones más merecedoras de un estudio siquiátrico profundo, de una tesis doctoral becada por la Unión Europea, es la vocación judicial, esa llamada en el interior de una joven estudiosa, cabezota y solitaria, que le lleva a aprenderse de memoria códigos, leyes y reglamentos hasta colmar su cerebro de esa pésima literatura jurídica, en la que todos hemos patinado como en una pista de hielo para descolgar el título que nos permite pagarnos estas meriendas generosas y bien regadas.

El Barón de la Florida pide otra ronda en lenguaje universal de signos, las gentes de la terraza han ido envejeciendo, el travelo sin que nadie le hiciera caso se ha ido a llamar la atención a otra terraza calle arriba…

- Y así con la cabeza sin sitio para el razonamiento lógico, la emoción humana o el sentimiento altruista, esa joven juez o ese joven juez, porque a veces, como algunas otras especies animales citadas en National Geographic, el opositor judicial cambia de sexo en su biografía, el caso es que, como decía, esa joven se incorpora al aparato judicial para realizar su vocación. “¿Cuál era mi vocación?”  se pregunta un día, después de una jornada aburrida de escuchar a ciudadanos y ciudadanas que no han tenido mejor idea que pedirle una resolución justa para sus conflictos. Y no hay respuesta, no oye nada, la voz interior se ha muerto bajo toneladas de preceptos impresos en papel del BOE. Así que se responde a sí misma, a sí mismo “Cobra a fin de mes, trabaja lo menos posible y asciende en la escalera del poder hasta que ganes más que los demás jueces, trabajes menos que los demás jueces y tengas la mayor cuota de poder posible en el poder judicial, que es el poder más poderoso, para que te permita no soltarlo hasta que, al borde de la muerte, te salga de los huevos”

- ¿Huevos de gallo o de gallina? - Le dice el Marqués de Altamira a la vez que la eficaz camarera le entrega la cuenta -.

- Huevos de gallinas corredoras por los prados verdes de Euskalherria – Responde la empleada, creyendo que la pregunta se refiere a las tortillas -.

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