La bajada a Pasaia desde Jaizkibel por el GR 121 tiene algo de alpina, bajo el sol de mayo, con esos quita-miedos adosados a la polimorfa arenisca que no impiden que el Marqués de Altamira se caiga sobre el culo al resbalarle los talones desgastados.
- Esto pasa por ir mirando ahí abajo, al fiordo. - dice el Barón de la Florida que está un poco más abajo del sendero y que aprovecha el alto para vaciar la cantimplora y la vejiga en un ejercicio simultáneo indescriptible -. Ya os he dicho que es más fácil matarse en Jaizkibel que en el Annapurna pero vais como adolescentes y ya no sois adolescentes ¡Que tenéis 50 kilos más y en mal sitio!
- ¿Has reservado mesa para el almuerzo? - Vocea Galtzagorri que está observando un grupo de buitres que vuelan por encima de las gaviotas y para ello se ha metido en una brecha entre dos rocas con los catalejos -. ¿No nos llevarás a un batzoki de nuevo? Que no me suena que se coma en el de Pasajes.
- He reservado mesa en un txoko muy majo con vistas al puerto y a menú fijo, te va a encantar hasta el precio…
- Lo que yo decía antes – Galtzagorri retoma el hilo de una conversación anterior cuando el grupo emprende de nuevo la marcha descendente en fila india -, es que los precios han subido y las prestaciones han bajado en muchos sitios, que la gente ha visto que los turistas están volviendo y quiere aprovecharse a corto plazo sin pensar en la calidad que hay que mantener, en la competencia que existe, en que los clientes satisfechos son la mejor publicidad, que Euskadi no es el centro del mundo para nada…
- Pareces un informe de esos expertos vinculados al mundo de la empresa que le han amargado el café al lehendakari – dice el Marqués de Altamira aliviado de llegar al radiofaro de donde una pista de cemento desciende hasta el borde del agua -.
- Es que nuestros dirigentes son muy vascos y muy iguales a los demás vascos y a todos nos gusta que nos digan lo txikarrones que somos, lo estupendos que somos, que como en casa en ningún sitio y demás bobadas.
Tras una parada breve para hacer fotos, el hambre impulsa al grupo hacia Donibane, peregrinos y “randonneurs” les adelantan apresurándose a coger el bote que salva el obstáculo en su camino. Galtzagorri sigue hablando.
- A la puerta del batzoki solo medran las palmeras y los palmeros, las personas que dicen lo que el poder quiere oír, no las que dicen lo que ven, que el rey está desnudo y que lo que tiene en la cara no es un gracioso lunar sino un cáncer de piel, ésas son los michelines que siempre les sobran.
- Hablando de michelines, ya hemos llegado al restaurante.
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