miércoles, 25 de enero de 2023

GIPUZKOA CONFIDENCIAL O ASÍ



Baqueira no existe, es un decorado, fachadas de hoteles, fachadas de pizzerías, fachadas de boutiques, la ventisca apelotona la nieve contra cualquier obstáculo, sobre todo, los coches que se han quedado en las calles muertas a pesar de ser temporada alta. En el amplio hall de un hotel de varias estrellas hay un espacio para cafetería donde algunos veteranos esquiadores sorben chocolate después de una jornada olvidable de ski.

- ¿Y te viniste la víspera de San Sebastián? - pregunta el Marqués de Altamira a Galtzagorri mientras intenta que la masa ardiente de cacao adquiera cierta consistencia removiéndola en la taza – O sea que te perdiste la tamborrada.

- Si hay nieve, me voy a esquiar – Jon Galtzagorri se corta una rebanada de brioche -, hay algo en esa fiesta que nunca me ha gustado, no sé, los uniformes, marchar al paso, obedecer a un tío con más galones que tú, que Franco nunca la prohibiera, la verdad es que no sé... porque aquí en la cena improvisamos una tamborrada.

- Lo mejor de las fiestas de pueblo es la nostalgia – El Barón de la Florida dice y sorbe ruidosamente de su taza -, por cierto he visto “As bestas” la peli de Sorogayen que me recomendasteis… buena, pero le sobra media hora.

- Cuando la vi – Galtzagorri se limpia el morro con un puñado de servilletas de papel -, me acordaba de un asunto que tuve en Obaba, en lo más profundo de Gipúzkoa, mis clientes, unos pipiolos ñoñostiarras, compraron un caserío y se instalaron allí, al poco el mismo “cashero” que les había vendido los terrenos les hizo la vida imposible… no hubo nada que hacer, la “omertá” de los pueblos funcionó y mis clientes tuvieron que abandonar sus sueños para no perecer en el intento.

- Lo peor es el retorno del hijo pródigo – El Barón se echa para atrás en la silla baja y apoya la taza en el prominente abdomen en un equilibrio científico-, uno de Eibain que regresó a su casa después de una carrera profesional por ahí y rehabilitó la casa familiar, sus primos y vecinos le despedazaron vivo con envidias, rumores, calumnias hasta ponerle enfermo.

- Eso también puede pasar en una capital ¿No? - Galtzagorri que ha ido a la barra para pedir unos whiskys regresa – Si un tipo que estuvo fuera regresa triunfador y se mete en círculos cerrados, los que se creen propietarios de toda la vida o los compras y te haces como ellos o, como pretendas repetir lo que te ha salido bien por ahí, te van a devorar como una manada de lobos.

- Algo de eso hay con aquel financiero que hizo dinero en China – comenta el Barón dejando la taza vacía en la mesa y acogiendo el vaso de whisky como un viejo amigo -, y que ingenuamente creyó que como ya sabía todo de dictadura y corrupción podía desembarcar en la Concha y dedicarse a abrir ventanas, sacar cadáveres de sus armarios, decir las certezas de Agamenón, sin ser miembro de una de las familias que “beti eskama kentzen” en nuestro querido Palermo… su cadáver apareció flotando a la altura del Náutico.

- Eso da para una película de zombis – el Marqués quita los cubitos de hielo de su vaso -, y no estamos para esos rollos.

  

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