- Va a haber un partido de Euskarians contra una selección catalana en el miniestadio de Anoeta – dice el Barón de la Florida entrando en el vestuario que huele a linimento y barro -, el día en que se juega el Aviron – Pau.
- He leído que van a jugar un seven – comenta Imanol Hiruntchiverry que ha llegado el primero y abierto las instalaciones -, como una especie de prólogo.
- Yo creo que van a jugar a XV – replica el Barón que ya se ha desnudado y está buscando en su enorme bolsa de marinero algo que ponerse -, es lo que he entendido de la entrevista al « Francés » en el diario de tinta sobre papel.
- No he visto carteles por ahí ¿Por qué no juegan en la playa ? - Dice Aristide Labarthe que es el convocante de la pachanga de esta semana y que llega con media docena de colegas, deshechos de tienta y defectuosos, que parecen escapados de un centro especializado en la desintoxicación de veganos crónicos -. Así la gente lo vería y tendría cierta repercusión.
- Supongo que pondrán puestos de merchandising de Euskarians en el Boulevard y así sanearán su economía que debe ser prácticamente inexistente - añade el marqués de Altamira que se ha puesto una inmaculada camiseta de Euskarians Rugby debajo del maillot de los Lanpernak, denominación actual del equipo intermitente que conforman estos veteranos-, aunque no sé si han vuelto a hacer merchandising.
- Al menos esta vez se está haciendo cargo del barco un capitán de verdad – añade Galtzagorri que se ha vendado desde las orejas hasta las plantas de los pies como acostumbra y apesta a ungüento de ojo podrido de tigre de bengala como también acostumbra -, y, al menos, procurará no perder el rumbo en los arrecifes y en los cantos de sirena, porque arrecifes y sirenas siempre ha habido en las singladuras de Euskarians.
- ¿Y las chicas? ¿Juegan las chicas? - Manu Majors llega tarde -.
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