jueves, 10 de agosto de 2023

LAS PERSEIDAS VEINTE AÑOS MÁS TARDE



La mochila de ataque con los crampones, piolet, saco de dormir, ropa por si acaso, botiquín… objetivamente pesa menos porque la comida ha sido consumida pero después de los 18 kilómetros de paseo, los 1889 metros de desnivel y las 14 horas transcurridas desde que abandonaron el vivac hasta que ahora llegan de vuelta, Galtzagorri está sintiendo todos y cada uno de sus kilos sobre su espalda. Coro ha ido  haciendo ramos de flores y hojas que cuelgan también de su mochila y camina ligera cuesta abajo pero procurando no distanciar a Jon fatigado y temeroso desde hace unas horas de que les coja la tormenta.

- Se oyen truenos hacia el Monte Perdido o Pineta, me parece – Jon se ha parado una vez más para mear en un lado del sendero -, espero que esta noche nos libremos de tenerla encima.

- No ha sido un trueno, para mi ha sido una avalancha de rocas en el pedregal ahí atrás por Eriste o así – Coro es una optimista meteoróloga en la montaña que confunde una granizada dolorosa con un ligero sirimiri -, cada vez hay más desprendimientos…

- No hay engrudo natural que sujete los cantos, ha desaparecido y es muy fácil que se echen a rodar pero eso ha sido un segundo trueno y me parece más cercano – Jon Galtzagorri pasa delante y acelera el paso durante unos metros -.

- No corras que es peor y ya casi hemos llegado al campamento…

- Como estalle, recogemos los bártulos y bajamos al refugio y, si no hay sitio, hasta el coche…

- ¡Vaya himalayista estás hecho, muchacho! - Coro ha llegado a donde dejaron la tienda y las mochilas y se ha desnudado por completo antes de que Jon haya podido descansar sus hombros de la mochila -.

- ¿Qué haces? ¡Te van a acribillar los tábanos!

Coro baila una especie de danza africana mientras se rocía con un pulverizador por todo el cuerpo, el espectáculo se realiza para un solo espectador humano, 14 marmotas y  2 sarrios.

- El aire de la montaña me vivifica – dice Coro enrollándose un pareo balinés rojo por debajo de los pechos que quedan así subrayados -, y espero que este circuito por el Posets no te impida hacerme ver las Perseidas de nuevo, esta noche.

Jon Galtzagorri se sienta en una piedra y se pregunta por qué no habrá metido las pastillas azules en el botiquín, al fin y al cabo, no se iba a notar su peso.

 

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