En aquel patio de la escuela de Rugby (Reino Unido) hace casi dos siglos, el joven William atrapó el balón con la mano, salió corriendo hacia el campo contrario y lo depositó en la zona adversaria detrás del último defensor. El director incorporó aquel gesto al reglamento de los juegos del recreo y, según la leyenda, nació este deporte.
El gesto de William Webb Ellis a sus 17 años fue infantil posiblemente –muy infantil en la sociedad inglesa de 1823, impropio de una edad en la que con esa edad se moría y mataba en las guerras imperiales-, y así impregnado de las cualidades de la infancia ha ido evolucionado este deporte hasta ahora.
Creo que Peter Pan y su banda pueden ser habitantes de Ovalia perfectamente, pero a los demás nos pasan los años y al rugby guipuzcoano también: cincuenta años. Se cumple en 2009 el cincuentenario del nacimiento del equipo de rugby del Vasconia, que precedió en diez años al primer equipo vizcaíno y los veteranos, presentes en la cancha de la vida, están preparando su celebración y recuperando recuerdos.
El agradecimiento a aquellos pioneros puede ser ocasión para que en el pequeño mundo del rugby guipuzcoano hagamos un esfuerzo y superemos definitivamente las rencillas que se incrustaron en su infancia y que aun perviven por desgracia para todos. Esto es, una cosa es divertirse como niños con el rugby –es un juego-, y otra cosa es abordar infantilmente el complejo mundo de un deporte mayoritariamente aficionado con una parte importante para su futuro profesional.
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