jueves, 8 de julio de 2010

PARECE UN EQUIPO DE RUGBY

Ya he oído dos veces decir por espectadores de taberna “parece un equipo de rugby” con referencia al equipo de fútbol que forma la Selección Española. A mí me parece un equipo de fútbol o, justamente, un equipo.

Eso sí me complace esa comparación espontánea de quien ha percibido que un equipo de fútbol que juega en equipo “parece un equipo de rugby” quizá porque en la Selección Española de fútbol se ha construido una visión colectiva compartida por todos sus componentes, se ha marcado unos objetivos ambiciosos, se ha montado una estructura más ágil de equipo, se avanza y se defiende con apoyos totales con balón y sin balón, se mantiene un movimiento permanente, se apuesta por la innovación siempre, todos piensan y se les hace pensar como estrategas, hay una comunicación excelente en todos los sentidos, cada uno puede ser un líder con el balón y sin el balón... como lo que pretendemos desde la escuelita infantil hasta los veteranos más folklóricos en el rugby.

Aunque lo del respeto al árbitro y la reprobación de la simulación sean valores mejorables en ese mundo de negocios y de negociantes que es el del balón redondo. Negocios porque todos, queriendo o sin querer, contribuimos económicamente a que federativos, dirigentes, jugadores, intermediarios y demás se lleven nuestro dinero para sus vicios y virtudes, sin rendir cuentas apenas.

Sin olvidarnos que el deporte debe ser fiesta, libertad, alegría, superación personal, orgullo, amistad, coraje, convivialidad, cultura... y no luto, politiquería, amenaza, racismo, odio etc. Tanto si se gana como si se pierde.

O sea que, pase lo que pase en la final, siga pareciendo un equipo de rugby y que ojala el domingo sea la selección de Holanda la que le haga el pasillo al acabar el partido...

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