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Biarritz
es snob más allá de todo límite y tiene ese colorido rojiblanco que bilbainiza
el ambiente pero.. tiene el Olympique de Biarritz sobre todo e, inevitablemente
esta semana previa al encuentro contra el Aviron del próximo sábado, el pulso
rugbístico se ha acelerado en torno a su mercado central. Le Rendez-vous des
Halles o Bar Jean en sus alrededores, la taberna de su interior, los mismos
puestos de venta que proclaman “Aupa BO”… reflejan la inquietud de una afición
que, sin embargo, no duda en que este va a ser el último derby en Top 14 por un
tiempo.
No es
difícil encontrarse, en realidad Biarritz es muy pequeño, con Harinordoquy,
Traille o Taele tomando el aperitivo en familia o haciendo la compra por la
zona y a veces cruzarse con el espíritu de Luis Mariano o de Pablo Sarasate que
se niegan a dejar de veranear todo el año por este decorado de opereta que
parece obra del inefable pintor local Aski y después de la palmadita de
rigor a los vivos y el brindis a la
salud de los muertos, comentar con ellos la buena racha del equipo por fin.
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Esta vez el rendez vous llega en un mal momento para los del interior
–me atrevo a sugerir a un parroquiano, del Rendez-vous des Halles, precisamente, sin tabique nasal y con orejas de hoja de alcachofa que me ha invitado a un
vino blanco al percibir mi interés por el rugby local-, que no pueden
permitirse una derrota que les condenaría al descenso.
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Es la insoportable levedad del ser –filosofa el armario ropero con
piernas-, ya han tenido el privilegio de jugar con nosotros unos años y hora es
de que se vayan de feria por Dax o Mont de Marsan que así volverán con más
ganas.
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