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| Coat of arms of the town of Ustaritz (Pyrénées-Atlantiques, France) and of the province of Labourd (France) (Photo credit: Wikipedia) |
Los atascos en todas las carreteras y los dos muros interminables de camiones en la autopista impiden contemplar el verde campo de golf que es Lapurdi durante este agosto turístico que se acaba mientras empieza el Top 14 para el Aviron Bayonnais y el Olympique de Biarritz.
Este sábado empieza la competición en serio para los dos equipos vascos tan cercanos en lo físico y tan alejados en la química. Y, mientras en Bayona vuelven a soñar con puestos europeos para los blanquicelestes gracias a una buena combinación de figuras experimentadas, jóvenes canteranos y los refuerzos que el óptico ha pagado, en Biarritz se preparan para sufrir un año más con lo que queda de glorias pasadas, algunas francamente tocadas, sostenidas por canteranos entusiastas y los fichajes que las cuentas cuadradas a martillazos han podido permitir gracias a que otros equipos, descendidos, no podían retenerlos.
Quedan pocas entradas para los dos partidos inaugurales que coinciden en casa este sábado a horarios distintos, lo que permitiría teóricamente ir a ver los dos, estando ambos estadios separados por sólo siete kilómetros, si el tapón de coches no lo impidiera. Y esas pocas entradas desaparecerán en la pasión efervescente que ya se vive en las tabernas rugbísticas que rodean los renovados viejos mercados de ambas poblaciones labortanas.
Clermont-Ferrand buscará arrancar de Biarritz sus primeros puntos en su persistente carrera por ganar algún título de nuevo y los rojiblancos necesitarán la ciega resistencia de Jerónimo, como su mascota, y sus apaches para no perder ya toda la cabellera.
El recién ascendido Oyonnax va a conocer cómo las gastan los de la primera ciudad taurina de Francia, donde hasta los Pottokas embisten para pastar en la zona de ensayo contraria, aunque esperemos que, además de coces y cornadas, haya juego.
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