Association crest (Photo credit: Wikipedia) |
Hay encuentros embarrados en que a veces el balón desaparece
bajo una melé espontánea de jugadores con maillots irreconocibles e incluso los
que lo están disputando tienen dificultades para leer la continuidad de la
jugada. La Federación Española
de Rugby es actualmente como ese balón resbaladizo que hay que jugar como sea pero
en esta fase del partido no hay más árbitro que las urnas. Y a la vez la Federación es una
empresa, no una empresa mercantil cuyo objetivo es el lucro, pero sí una
empresa como entidad organizada de personas y bienes con un objetivo, en este
caso social, el desarrollo del rugby en España. Y como toda empresa necesita un
líder ¿Se puede elegir al líder?
Las empresas normalmente no eligen democráticamente a sus
dirigentes pero nuestra sociedad para gran parte del resto de las actividades
se dota de una apariencia democrática y, aunque el sistema corporativista de
las federaciones está alejado de la democracia pura y dura, se acaba acudiendo
a una elección entre candidatos mediante votación. Y así vamos a tener ese
Presidente próximamente que recoja el balón que el anterior condujo hasta el
charco en la peor esquina del terreno donde quien lo recoja debe empezar a
hacer juego.
En rugby quien lleva el balón es “el capitán” en ese
momento, es quien decide lo que hay que hacer y, por tanto, el responsable de
la continuidad del juego: avanzar, patear, pasar… opciones varias pero tiene
que tener claro que el balón no es suyo,
que el balón es de todos los que están jugando con él en el mismo equipo, con
el mismo objetivo.
Esperemos que el nuevo presidente de la FER lea bien la jugada y que,
cuando pase el balón oval a su sucesor, el rugby español esté más cerca de la línea
de la victoria.
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